sábado, 31 de octubre de 2009

Espacio público y vivienda

Hace unas semanas hemos terminado un trabajo de investigación para el Ministerio de Vivienda titulado Los nuevos espacios públicos y la vivienda en el siglo XXI. El trabajo formaba parte de una subvención compartida con la realización de unas Jornadas Internacionales de Arquitectura y Urbanismo desde la perspectiva de las arquitectas. En estas jornadas, cuya dirección corrió a cargo de María A. Leboreiro, se pretendía dar voz a un colectivo, el de las arquitectas, con una presencia creciente en las labores profesionales. Hasta hace pocos años su ausencia (con honrosas e importantes excepciones) se traducía en una visión de la arquitectura y del urbanismo probablemente demasiado sesgada debido la abrumadora presencia de hombres. En la actualidad, y dado que una parte significativa del conjunto de la profesión está formada por mujeres, parece necesario un análisis del significado de estos cambios. Sobre todo ante los retos planteados por el nuevo siglo. Probablemente algunos de ellos, como el cambio climático o la justicia interterritorial e intergeneracional, de los más graves que ha tenido que afrontar la Humanidad.


En las Jornadas intervinieron cerca de cuarenta ponentes a lo largo de tres días. Aquellos que estéis interesados podéis visitar su página web donde se puede descargar el libro de las Jornadas en formato .pdf o las intervenciones de las siete mesas que recorrían todo el espectro profesional, desde la función pública hasta la enseñanza, pasando por la profesión liberal o el trabajo en la empresa. En esa misma página también os podéis descargar de forma gratuita el libro sobre los Espacios Públicos, resultado del trabajo de investigación correspondiente a la segunda parte de la subvención. Aunque aparentemente pueda parecer que ambos aspectos guardan escasa relación lo cierto es que en una de las cuestiones más problemáticas del uso de estos espacios, como es la seguridad, las mujeres han sido pioneras en los estudios que relacionan delincuencia ocasional y diseño urbano. Sus aportaciones han sido (y todavía lo son) muy importantes, y es un ejemplo bastante claro de cómo la presencia profesional de la mujer puede enriquecer manifiestamente la profesión.

Señalar en la imagen para ampliarla

El libro, resultado de la investigación, pretendía un acercamiento al tema a partir de distintas visiones del mismo. Este entendimiento multidisciplinar, con la necesaria puesta en común y discusión consiguiente, intentaba evitar los enfoques parciales. De forma que en el trabajo intervinieron: Julio Alguacil, Profesor Titular de Sociología en la Universidad Carlos III de Madrid; José Antonio Corraliza, Catedrático de Psicología Ambiental y Social de la Universidad Autónoma de Madrid; Esther Lorenzo, gestora de proyectos de investigación de la misma universidad; María A. Leboreiro y Agustín Hernández, Profesores Titulares de la Universidad Politécnica de Madrid; Carlos Expósito, arquitecto dedicado a la profesión liberal, especialista en diseño bioclimático; y yo mismo que con María A. Leboreiro, coordinamos el grupo de investigación.

El pseudo espacio público del centro comercial

En este blog ya le he dedicado varios artículos al tema del espacio público: Zygmunt Bauman, “Modernidad Líquida”; Espacios urbanos seguros; Manual de diseño urbano seguro; Réquiem por el espacio público; Spaccanapoli, uso total de la calle; El City Lounge de Pipilotti Rist y Carlos Martínez; Ciudades para las mujeres, ciudades para todos; Espacios malditos, Madrid, plaza de Castilla; Parques de proximidad en el siglo XXI; e Identidad y espacios del anonimato. ¡Qué barbaridad! Hasta ahora, que he visto escritos los artículos así, uno detrás de otro, no me había dado cuenta de la importancia que le concedo al tema. Supongo que esta explicitación de algo que tenía implícito en la cabeza ayuda a explicar el por qué de mi intervención en el trabajo y el que mi aportación se titulase: “Las nuevas agrupaciones de viviendas y la pérdida de funciones del espacio público. Complejidad y seguridad”. Dado que el libro tiene 160 páginas en formato DIN-A4 y para aquellos que nunca tienen tiempo de nada voy a intentar a continuación hacer un resumen de las conclusiones más importantes. En realidad las conclusiones aparecen más bien como temas ya que, en algunos casos, incluyen también determinadas reflexiones a modo de recomendación. Estos temas fueron nueve. En los resúmenes se incluyen, a veces, aportaciones literales de los investigadores sin comillas e incluso sin citarlos pero las reflexiones finales son de consenso y las supongo propiedad de todos.

Niño socializándose en un barrio cerrado (La Nación)

1 Sociedad privada frente a sociedad colectiva
Los cambios más importantes que se refieren a la pérdida de uso de los espacios públicos se derivan de cambios básicos en las pautas sociales que se manifiestan en la nueva organización territorial de la ciudad. Aunque ya se venía notando hace algunos decenios (Simmel, Sennett), primero Lipovetsky y luego Augé y Bauman, entre otros, han analizado este proceso. La privatización de los elementos más importantes de la vida ciudadana es el elemento básico que está detrás de la pérdida de funciones del espacio público tradicional y, por extensión, de cambios muy importantes en el funcionamiento de la ciudad tradicional. Julio Alguacil contrapone esta ciudad tradicional (la ciudad histórica) que resume en la idea de convivencia y coexistencia de sujetos y de actividades frente a la ciudad metropolitana de la que afirma: “Ese proceso que denominaríamos metropolitanización se produce por el desbordamiento de la urbanización en donde el concepto de ciudad pierde su propiedad más genuina para expresar una realidad territorial y demográfica difusa, que constituye nebulosas multinucleares caracterizadas por la discontinuidad del modelo de ocupación del territorio”.

No-lugares, aeropuerto de Barajas (Cosas de Madrid)

2 La cuestión de la seguridad
Pero ¿cuál es el elemento que sirve, en parte, de justificación o de coartada para la proliferación de estos comportamientos individuales frente a los colectivos? Probablemente sea la seguridad. Por todas partes se habla de la necesidad de que nuestras calles, de que nuestros parques o de que nuestras plazas sean seguras. Y sin embargo, si se trata de profundizar algo en el análisis pronto se llega a la conclusión de que, lo que en realidad pasa, es que el individuo sin educación para la civilidad (que se producía antes de forma natural y espontánea) no tiene instrumentos individuales ni sociales para enfrentarse con “el otro”. Sobre todo si ese otro es algo diferente en cultura, valores o forma de pensar. De forma que la solución es expulsar “al otro” de sus espacios de convivencia. Y la forma más sencilla de hacerlo es recluyéndose en ámbitos cerrados privados donde los extraños no puedan acceder. Y convertir los espacios públicos en no-lugares donde esta confrontación no se produzca.

La seguridad como disculpa (Bifurcaciones)
  Señalar en la imagen para ampliarla
 
3 Ciudad metropolitana y ciudad de proximidad
Julio Alguacil sigue diciendo: “La recuperación de la ciudad debe afrontar la resolución del extrañamiento del ciudadano de su entorno desarrollando las formas de participación y de corresponsabilidad en los procesos que tornan a los residentes en ciudadanos. Es necesaria una nueva cultura política para poder recuperar la complejidad, la mezcla de usos y funciones, la solidaridad y el redimensionamiento del hecho urbano en una escala humana que permita, a su vez, acceder a los sujetos a las habilidades participativas y a la conciencia de la corresponsabilidad social y ambiental”. Propone un nuevo redimensionamiento de la ciudad en unidades urbanas con capacidad de contener la complejidad y variedad propias del hecho urbano que concreta en la idea de Barrio-ciudad . El Barrio-ciudad define la máxima complejidad accesible y permite el acceso a lo diferente y a la responsabilidad social, teniendo capacidad para generar recursos propios, con actividades económicas compatibles con la residencia, elementos de ocio, empleos, variedad de tipologías de vivienda y de régimen de tenencia, y gran autonomía política.

Madrid, barrio de las Letras (Destino España)

4 Pérdida de funciones del espacio público
Esta deriva que está tomando, tanto la sociedad urbana como la propia ciudad influye inevitablemente en el funcionamiento de sus elementos. El espacio público de representación probablemente se vea poco afectado ya que sus funciones no son las de relación ni las de “encuentro entre desiguales” sino las de confrontación, manifestación o celebración. Sin embargo, los espacios públicos de otras dimensiones, y en particular los de proximidad, se ven notablemente afectados perdiendo parte de sus funciones, sobre todo las referentes a relaciones entre ciudadanos. Se pudo constatar que algunas actividades que se desarrollaban cotidianamente en los espacios públicos se están retirando de ellos para desarrollarse en entornos privados: las plazas son desocupadas por los usuarios, quienes prefieren los patios cerrados en el interior de las manzanas de los bloques de vivienda. La variedad de usos está disminuyendo permaneciendo constante sólo un grupo de ellos que se repiten comúnmente en la mayoría de los espacios públicos y se relacionan directamente con la infraestructura con que cuenta cada lugar, es decir, jugar y conversar en una plaza con asientos y juegos, como tránsito de coches en una calle con amplias calzadas, y otro análogos. Hay que recuperar las actividades perdidas o sustituirlas por otras nuevas que no podían ser consideradas hace muy poco tiempo (acceso wifi gratuito, actividades conducidas por animadores profesionales, ejercicios para mayores o circuitos deportivos).

WiFi en el parque de La Pobla de Vallbona, Valencia (La Pobla)

5 Necesidad de introducir la naturaleza
La necesidad de introducir elementos naturales, sobre en los espacios de proximidad, se argumenta de forma muy exhaustiva en el ensayo de Corraliza y Lorenzo. Así dicen estos autores que existen evidencias empíricas que subrayan el importante papel que los espacios verdes tienen en la “restauración” y recuperación del equilibrio psicológico. La definición de entornos restauradores procede de un trabajo de Kaplan en el que describe la existencia de entornos que por sus características físico-espaciales y no espaciales contribuyen a favorecer la recuperación del equilibrio psicológico y la vuelta a una situación de congruencia entre la persona y el ambiente. Ha sido después de este trabajo cuando se ha desarrollado un corpus de investigación empírica relacionado con los recursos ambientales molares y moleculares que facilitan la restauración. Dentro de los espacios que, en sí mismos, constituyen entornos restauradores se encuentran los espacios verdes urbanos.

Jardines en lugares inesperados, Manhattan, New York (Alykat)

6 Activación de las nuevas funciones
Si pretendemos recuperar o crear nuevas actividades a realizar en parques o en otros espacios públicos parece interesante su activación. Sin embargo es imposible “activar” un espacio de estas características ante la inexistencia de “activadores”. Esta relación entre usuarios, diseñadores y gestores (o “activadores”) parece imprescindible para devolverle a estos espacios públicos el papel que les corresponde en la potenciación de la vida ciudadana. Este siglo XXI necesita que el proyecto de diseño esté acompañado por uno de actividades o de gestión que cuente con el acuerdo de la administración y de los ciudadanos. Sin embargo estas actividades domésticas no son suficientes. Para que nuestras ciudades no se conviertan en imitaciones urbanas de grupos sociales encerrados en sus recintos exclusivos (y este es el peligro que podría acechar a estos lugares de proximidad), y sean estos recintos públicos o privados, se necesitan también relaciones entre “desiguales”, y las relaciones entre desiguales sólo se producen cuando aparecen “extraños”. Y el extraño, el otro, resulta imprescindible para conseguir esta “educación para la urbanidad” que ha sido una característica esencial del modo de vida urbano. Por tanto en el proyecto de actividades o de gestión deberían de incluirse también algunas de ámbito mayor que el doméstico.

Callejeando por el barrio de Lavapiés (Madrid Free)

7 Cambios en las agrupaciones de viviendas
La tendencia a la privatización, se ve reflejada con toda su crudeza en la vivienda y sus agrupaciones. Este rumbo, que parece casi imposible de remontar, conduce a vivir en espacios privados lo más cerrados y selectivos posibles, impidiendo de todas las formas imaginables las intrusiones de los “desiguales”. La vivienda, a lo largo de la historia de la urbanización, nunca se ha entendido como un objeto aislado, cerrado en sí mismo. Hay una parte muy importante de funciones, básicamente de relación, que no se pueden producir en sus dependencias. Estas funciones de relación tradicionalmente se han encomendado al espacio público, principalmente al espacio público de proximidad, más doméstico y con elementos de representación muy poco potentes. Sin embargo, en el momento actual, proliferan agrupaciones de viviendas cerradas en sí mismas, volcadas a urbanizaciones o patios interiores en los que se refugian buena parte de las funciones que estaban encomendadas a los espacios públicos. La misión de los actuales diseñadores y planificadores urbanos en lo que respecta a este apartado consiste en vaciar en parte estos espacios privados y llenar los espacios públicos. Complicada misión en unos momentos en que las tendencias sociales se manifiestas justamente en dirección contraria.

Los espacios privados sustituyen al espacio público (Cubosa)

8 Necesidad de participación
Asistimos desolados a la falta de participación activa en la creación del espacio en el que hemos de vivir. Esto no es más que una clara alusión al abandono del ejercicio de nuestros deberes y derechos habitual en nuestra sociedad. El resultado de nuestras ciudades, de nuestra manera colectiva de relacionarnos, es consecuencia de esta actitud, bien por acción o por omisión. Las ciudades son en gran parte la proyección de quienes la habitamos. Los espacios públicos requieren un debate público, la participación ciudadana a lo largo del proceso, desde su concepción hasta la producción y gestión. Sin embargo se trata de una cuestión muy compleja que resulta imprescindible ver en toda su dimensión. Uno de los equilibrios más difíciles de conseguir es el relativo a la participación y la apropiación del espacio público. Ante el abandono de estos espacios, y sobre todo en jardines, campos de juego, etc., se está produciendo una apropiación por parte de determinados colectivos que los hacen suyos excluyendo a los demás de su uso. Pero una apropiación mucho más sutil se produce mediante los procesos de participación, de forma que los colectivos participantes se sienten con derecho a una utilización más “personal” de dichos espacios puesto que han trabajado para ponerlos en marcha. Se trata de un peligro que las técnicas de participación deben tomar en consideración cuando se trate de espacios público.

Pasacalles en La Ventilla,Madrid, (Audio.URCM)

9 Aumento de la complejidad del tejido urbano
Uno de los problemas graves de las nuevas promociones de viviendas (sobre todo de las que se construyen de una sola vez) es la escasa variedad de sus tipologías. Normalmente el constructor o el urbanizador plantea la venta destinada a colectivos muy homogéneos pensando, probablemente sin alejarse mucho de la realidad, que el comprador es lo que busca. Esta falta de variedad entre los elementos y también las escasas conexiones entre los mismos propiciadas por el deseo de los residentes de alejarse lo más posible de todos los que no son como ellos implica una escasa complejidad en estas áreas.

Favela en Paraisópolis, Sao Paulo, Brasil (Islas y Territorio)

Resulta imprescindible aumentar la complejidad de nuestros tejidos urbanos, empezando por el aumento de funciones en los espacios llamados “residenciales” que debería de ser sencillamente “urbanos” e introduciendo una variedad importante de tipos de viviendas que posibiliten que diferentes colectivos tengan la oportunidad de habitar en la misma zona. Luego, elementos como los espacios públicos se encargaran, en parte, de conseguir estas relaciones entre las diferentes piezas. Número de elementos del tejido y relaciones entre los mismos aparecen como la base de la vida urbana y la civilidad. Pero esto no se va a conseguir como se hizo en la ciudad tradicional, habrá que inventar una nueva ciudad que cumpla estos requisitos pero que, a la vez, sea la deseada por sus habitantes en el siglo que nos ha tocado vivir.