lunes, 27 de diciembre de 2010

Prevención del delito y diseño urbano

La seguridad es uno de los temas clave en el funcionamiento de la ciudad actual. Aunque a veces sólo se mencione bien como disculpa ante determinadas actitudes, bien como chivo expiatorio de multitud de cosas que se hacen mal. Sin embargo, y de forma sorprendente, no es una cuestión que normalmente se tenga en cuenta a la hora de planificar o diseñar nuestras áreas urbanas. Estamos ante una especie de tema tabú en el urbanismo que raramente se trata en los centros de enseñanza que forman a los profesionales de la planificación urbana. La consecuencia es que se comenten errores de bulto acerca de cuestiones elementales que luego repercuten en el anómalo funcionamiento de calles, plazas y parques. En el blog ya he escrito algunos artículos que tienen que ver con esta cuestión ("Espacios urbanos seguros", "Manual de diseño urbano seguro" o "El atlas de la seguridad de Madrid") y me gustaría dedicarle también el de hoy.

Atraco en un supermercado (ABC)

En estos momentos le estoy dirigiendo una tesis doctoral titulada “Seguridad y diseño urbano en los nuevos crecimientos de Madrid” a Elena Escudero, una de mis colaboradoras en el trabajo de investigación que hicimos ya hace algún tiempo para el Ayuntamiento y que se llamaba “Atlas de la seguridad de Madrid”. Elena, en su momento tuvo que redactar un pequeño expediente para que la Comisión de Doctorado le aprobara su titulo de tesis. El proyecto de Tesis que preparó fue francamente bueno (y espero que cuando termine, la tesis lo sea también). Basándome en su planteamiento, he tratado de reconvertir una parte de la introducción de este proyecto en algo publicable en el blog, de forma que las personas interesadas puedan encontrar una especie de guía para no perderse y empezar a trabajar en el tema. He tenido que introducir bastantes cambios porque un proyecto de investigación no es un articulo de un blog. Así, por ejemplo, entre otras “minucias” he eliminado todas las referencias, comillas, citas textuales, etc., para hacerlo más liviano de forma que, tanto en su nombre como en el mío, si alguien siente que parte de lo que sigue le corresponde en alguna medida le rogaría nos lo dijera para mencionarlo.

Algunas bases teóricas

Existen varias herramientas que se suelen utilizar como ayuda para conseguir un diseño urbano “más seguro”, pero hay tres que no deben desconocerse: el llamado método CPTED y sus derivados, los mapas de criminalidad y las encuestas de victimización. Estas herramientas están basadas en una serie de teorías, y aunque su exposición y comentario ocuparía varios artículos como éste es imprescindible, como mínimo, mencionar las principales. Probablemente la prevención situacional del delito sea el área más cercana a los intereses del diseño urbano. Desde este punto de vista la oportunidad se considera como la causa principal del delito. Felson y Clarke plantean los diez principios de la teoría de la oportunidad. Por supuesto no vamos a repasarlos todos, pueden encontrarse en la Web en muchos sitios (por ejemplo aquí en un artículo básico de Felson y Clarke del año 1998) pero sí mencionar algunos. Así: los delitos de oportunidad no se circunscriben sólo a la propiedad, son muy específicos y se concentran en el tiempo y en el espacio. Y, por supuesto, se supone que pueden ser reducidos al disminuir las ocasiones en que puedan producirse.

El delito de oportunidad (Diario del Viajero)

Otra de las bases más elementales es la llamada teoría de las actividades rutinarias (Routine Activity Theory, RAT). Se basa en la teoría de oportunidad. Utiliza el llamado triángulo de análisis del delito. Se supone que para que ocurra un delito deben converger tres elementos en el tiempo y en el espacio: la presencia de un agresor motivado, un objetivo adecuado (persona, objeto o lugar) y la ausencia de un observador capacitado capaz de impulsar algún tipo de acción que lo impida. Es la base de bastantes de las herramientas CPTED. Puede encontrarse más información aquí y, por supuesto en el artículo de Felson y Clarke mencionado en el párrafo anterior. También es interesante la Teoría de las decisiones racionales propuesta por Cornish, y Clarke en 1986. Se supone que el delincuente busca un beneficio a través de su actividad delictiva y toma decisiones “racionales” relacionando el “coste” que le puede suponer respecto al “beneficio” esperado. Ya puede comprenderse que, en este caso no hay nada que hacer respecto a los crímenes compulsivos. Para una mayor información puede leerse el libro de Cornish y Clarke The Reasoning Criminal publicado por Springer-Verlag en Nueva York en 1986 (imposible de encontrar en bibliotecas de arquitectura, mirar más bien en las de derecho).

Alegoría del efecto cucaracha
Grafiti de Bansky en
Composición nº 1

Por último nos gustaría decir algo sobre la teoría del desplazamiento, también llamada “efecto cucaracha”, porque ayuda a entender que el diseño urbano puede ser efectivo ante determinado tipo de delitos (los circunstanciales, que se producen si existe la oportunidad) pero no ante otros. Se supone que el delito puede desplazarse geográficamente, temporalmente, moviéndose de un objetivo a otro o de un tipo a otro, o tácticamente. Además el desplazamiento puede ser positivo, por ejemplo de uno grave a otro menos grave. Pero también puede ser negativo o dejar las cosas más o menos como estaban. Incluso puede utilizarse para “desconcentrar zonas” y repartir el problema en áreas más amplias con un aumento global de la seguridad subjetiva. Pero, sobre todo, hay que tener cuidado de no solucionar problemas en una zona y agravarlos en otra. Se puede encontrar más información con un ejemplo y enlaces aquí. Una vez planteados algunos de los caminos por los que discurre la teoría ya es hora de pasar a la práctica. Hablábamos al comienzo de tres herramientas: el llamado método CPTED y sus derivados, los mapas de criminalidad y las encuestas de victimización.

CPTED y técnicas derivadas

La primera, Prevención del Delito a Través del Diseño Ambiental (Crime Prevention Through Environmental Design, CPTED, iniciales de las siglas en inglés) es la herramienta básica. Sus objetivos, prevenir el delito e incrementar la seguridad, se intentan conseguir a través de: la promoción de la vigilancia natural, el control de accesos y la implicación de la comunidad en la ocupación, uso y disfrute del espacio urbano y sus instalaciones, así como con un adecuado mantenimiento del mismo. Puede estudiarse cualquier zona de la ciudad a través de fichas, encuestas, observación directa o mediante el análisis de planos y fotos. Ha sido capaz de adaptarse a muy diferentes países: Australia, Canadá, Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido, Sudáfrica o Chile. Los estudios han demostrado la importancia de que la herramienta sea diseñada y ejecutada desde y por el nivel local, de modo que las estrategias que la conforman sufran las adaptaciones que sean necesarias. Se puede encontrar información complementaria, entre otros muchos sitios, en la ICA (International CPTED Association) y en este pdf: “A review of Scientifically Evaluated Good Practices for Reducing Feelings of Insecurity or Fear of Crime in the EU Member States”.

Algunos de los elementos del método CPTED
Imágenes de Andrea Cook en City of Vancouver

El llamado método CPTED ha tenido múltiples adaptaciones. En los párrafos que siguen se recogen algunos ejemplos. El primero que vamos a tratar es chileno. Los Espacios Urbanos Seguros de Chile tratan de prevenir el delito e incrementar la seguridad a través de los siguientes mecanismos:
  • Promover la vigilancia natural
  • Fomentar el control natural de accesos
  • Estimular la confianza y colaboración entre los vecinos
  • Reforzar la identidad con el espacio público
  • Diseñar y planificar barrios a una menor escala
  • Fomentar la participación y responsabilidad de la comunidad
  • Administrar adecuadamente los espacios públicos
Para ello se analizan los distintos espacios a través de un recorrido desde que el ciudadano sale de su hogar hasta su llegada a centros comerciales, hospitales, guarderías y otros elementos urbanos básicos. También se estudia la relación entre lo construido y el espacio público en tres categorías: viviendas, agrupaciones de viviendas y otros espacios públicos o elementos urbanos.

Participación en la comuna de Puente Alto, Chile
Imagen del
trabajo de Robert Stephens y Macarena Rau

Normalmente la herramienta chilena de Espacios Urbanos Seguros se desarrolla a través de fichas que analizan la categoría del espacio estudiado y su definición, los problemas de seguridad que se presentan frecuentemente en ellos, recomendaciones de diseño y listas de chequeo con los principales problemas de la categoría analizada. Aparentemente resulta bastante útil para los encargados del diseño de la ciudad siendo otra de sus fortalezas la adaptabilidad a situaciones muy distintas. Puede encontrarse más información sobre este tema en AAVV (2002): Espacios Urbanos Seguros, recomendaciones de diseño y gestión comunitaria para la obtención de espacios urbanos seguros, Chile: Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Ministerio del Interior y Fundación Paz Ciudadana, 1º ed. La Fundación Paz Ciudadana, además de este manual cuenta también con una serie de publicaciones interesantes que se pueden descargar en pdf, tales como el Estudio comparado de prevención del crimen mediante el diseño ambiental CPTED de Andreas Hein Macarena Rau o la aplicación de este método a la seguridad escolar de Cecilia Tijmes Jorge Varela.

Ejemplo de aspectos a considerar en el análisis
Imagen del manual
Espacios Urbanos Seguros

Una de las formas que ha adoptado el Método CPTED en Inglaterra es la denominada Retrato del Delito de Oportunidad en la Calles (Crime Opportunity Profiling of Streets, COPS, iniciales de las siglas en inglés). Se encarga de resaltar las deficiencias de una calle en relación a los causantes de delitos y aporta una serie de recomendaciones sobre lo que hay que conseguir, como por ejemplo minimizar el desorden o aumentar la vigilancia. Para ello se analizan exhaustiva y sistemáticamente ámbitos con elevados niveles de delincuencia, comportamiento antisocial e inseguridad y/o con problemas de drogas. Se estudian tanto los focos de comportamiento antisocial como aquellos factores que contribuyen a la aparición de delitos: puertas retranqueadas, mobiliario urbano infrautilizado, escasa iluminación de las calles, callejones con poco uso y accesos no restringidos en las partes traseras de las propiedades. Resulta útil sobre todo para los agentes promotores de la seguridad, públicos y privados, encargados de eliminar las causas del delito de oportunidad. Puede conseguirse más información por ejemplo en este artículo titulado “Crime Opportunity Profiling of Streets (COPS)”.

Australia, estación modificada según el método CPTED (Cozens y otros)
D
epart. of Urban and Regional Planning Curtin University of Technology

En Holanda el método se ha aplicado de varias formas distintas. Una de ellas es la propuesta Los Lugares y los Niños (Kids and Space). Se trata de ayudar a los jóvenes para que aporten ideas relacionadas con la construcción del espacio público y ofrece a los encargados de diseñar la ciudad la posibilidad de oírlos. Para ello se les enseñan los principios básicos del diseño urbano, luego hacen una maqueta de la zona y presentan sus modelos a los urbanistas, autoridades locales y a las asociaciones de vecinos. También se utilizan imágenes de “buenas cosas” y “malas cosas” para explicarlo. Esto ayuda a que se involucren más en sus barrios y conciencia a los responsables del diseño de la ciudad en un mayor conocimiento de las necesidades de la juventud. Puede encontrarse más información de Kids & Space aquí. Está también indirectamente relacionado con las ideas de Francesco Tonucci y su “Ciudad de los Niños” que pretende también algo parecido aunque más general y encaminado a una relación más global del niño con el entorno.

Trabajando en el proyecto Kids&Space (dsp-groep)

Virtual CPTED es otra herramienta que surge de la aplicación práctica de CPTED en Holanda con el objetivo de que la policía y otros agentes puedan reducir los delitos, el miedo a la delincuencia y los comportamientos antisociales. Se trata de aumentar la sensación de seguridad a través de los resultados obtenidos por un programa informático capaz de simular distintas condiciones de visibilidad de un área. Se usa para el caso de proyectos o situaciones reales mediante un simulador en 3D verificando varios puntos de vista e intensidades de luz. Es capaz de generar un listado de “puntos calientes” desde el punto de vista delictivo o, sencillamente, antisocial aportando posibles soluciones. Se desarrolló en el 2001 por el City Council de Apeldoorn. Pueden encontrarse otras aproximaciones al tema en el trabajo titulado “Crime Prevention Through Environmental Design in Virtual Reality” presentado al 9º congreso CPTED celebrado en el año 2004, y alojado en SVOB & E-DOCA donde también se encuentran otros documentos interesantes como este.

Virtual CPTED, Apeldoorn, Station Square (COPS)

Existen muchas otras técnicas derivadas del método CPTED producidas en diferentes países y que no se refieren sólo al diseño urbano. Incluso certificaciones de viviendas. Incluimos a modo de ejemplo el Certificado Policial de Casas Seguras (Police Label of Secured Housing) holandés sencillamente porque se leyó una ponencia acerca del mismo en el Congreso Internacional de Ciudades, Urbanismo y Seguridad celebrado en Madrid en el año 2007 en el que participamos, y pudimos oír directamente la exposición que se hizo entonces. Se basa en el sistema inglés SBD propuesto en 1989 en el Congreso de Mandos Policiales sobre Prevención de la Delincuencia celebrado en el Reino Unido. Según los responsables holandeses el riesgo de robo de las viviendas ya construidas y que cuentan con el “Certificado Policial de Casas Seguras” ha descendido alrededor de un 98%. Aunque parecido al inglés, en Holanda el certificado es diferente en algunas cosas básicas. Por ejemplo, se interesa más por el entorno de la vivienda y no sólo en las condiciones estrictas de la misma, se centra en mayor medida en el punto de vista de los delincuentes y puede utilizarse de forma más flexible adaptándose a los problemas y soluciones específicos del área.

Policía, arquitecto y constructor negociando (Handboek Model IBB)

La policía holandesa ha formado a especialistas policiales conocidos como Agentes de Enlace de Arquitectura (Architectural Liaison Officers) que son los elementos esenciales para el proceso del certificación. Las promociones que hayan seguido las directrices de la policía pueden utilizar un logo que suele servir como promoción de cara a las ventas de los inmuebles. Para ello existen directrices de diseño (un manual que, por desgracia, sólo he encontrado en holandés) que han sido redactadas de forma que puedan entenderlas tanto el diseñador urbanístico como el arquitecto o el agente de policía. Los Agentes son los encargados de verificar los requisitos que aparecen en el manual y pueden negociar con los arquitectos, los propietarios y los constructores las condiciones del certificado. Puede encontrarse más información , así como un ejemplo práctico de aplicación, en la ponencia que presentó Armando Jongejan (coordinador del Proyecto Noord-Holland Noor Police) en las citadas jornadas y que llevaba por título “Diseño urbano en entornos de convivencia a través del “certificado policial de casas seguras”. Aunque se trata de una transcripción no demasiado buena del artículo (pero que se entiende lo suficiente) se puede obtener aquí en formato .pdf y en español.

Diseño y delincuencia (Design Against Crime)

Se han llevado a cabo experiencias en muchos otros países. Puede consultarse la página web de la ICA (International CPTED Association) para buscar los sitios de los miembros de esta asociación que son: Canadá, Europa, Holanda, Corea del Sur, Latinoamérica y los Estados Unidos de Norteamérica. En ellos se puede encontrar mucho material y ver diferentes experiencias todas basadas en este método. Por ejemplo, en el caso europeo existe un link que nos remite a la Central Saint Martins College of Art and Design que ha desarrollado la técnica Design Against Crime centrada en el diseño de objetos y la planificación, o a la E-DOCA holandesa. Además, en esta página de la ICA existe una apartado dedicado a recursos y otro a materiales de lectura entre los que se puede encontrar un interesante informe de Cynthia L. Hookstra titulado “Adolescent Graffiti Vandalism: Exploring the Root Causes” (por desgracia todos los materiales están exclusivamente en inglés). Las otras dos herramientas a las que me refería al comienzo del articulo eran los Mapas de Criminalidad y las Encuestas de Victimización.

Mapas de Criminalidad

Tratan de georreferenciar los hechos delictivos y las incidencias policiales. Esto permite obtener información espacial de su distribución. Debería ser siempre el primer paso antes de analizar una ciudad o un área concreta desde el punto de vista de la prevención del delito. También resultan fundamentales para cualquier investigación que pretenda relacionar o detectar aquellos elementos que favorecen la apertura de expedientes de incidencias por parte de la policía con datos socio-económicos o espaciales. Por ejemplo, intentar relacionar determinado tipo de delito con densidad habitacional. Buena parte del trabajo que hicimos en el Atlas de la Seguridad de Madrid eran, precisamente, mapas de criminalidad. Fue una pena que, por falta de continuidad, no pudiéramos terminar el trabajo buscando tasas de correlación o llegando, incluso, a un análisis factorial y por componentes principales entre las variables urbanísticas e incidencias.

Reyertas en la vía pública (Atlas de la seguridad de Madrid)

André-Michel Guerry fue el primero en realizar este tipo de mapas. En su principal obra "Essai sur la statistique morale de la France" (1835) propone dos leyes basadas en sus análisis cartográficos: las zonas geográficas determinan las clases de delitos y la causa del delito es la pobreza (incluyendo en el término pobreza, la miseria, el desempleo, la ignorancia y el hacinamiento). Desde entonces la cartografía ha avanzado bastante. Pero el avance más importante ha sido el de los Sistemas de Información Geográfica (SIG en español; GIS, Geographic Information System, en inglés) , sofisticados instrumentos informáticos que permiten manipular y extraer información de datos georreferenciados. Ya puede comprenderse el interés que tiene para el estudio de la criminalidad relacionada con la planificación y el diseño de la ciudad. Pero es que, además, los datos expresados en forma de mapas permiten una mejor difusión de la información lo que, en muchos casos, favorece por si misma la prevención del delito (sobre todo del delito de oportunidad). Esto es lo que entienden ciudades como Chicago que, mediante un SIG abierto y Google Maps pone a disposición del público la posibilidad de entender la criminalidad de esta ciudad. Cualquiera puede entrar en la página llamada Chicagocrime.org y conocer al día este tipo de datos (se actualiza diariamente, podéis hacer la prueba).

Parcial de Chicago Crime (EveryBlock Chicago)
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En la ponencia de Lorenzo Segato titulada “Los mapas de criminalidad”, y presentada en el Congreso a que hacíamos alusión antes, se puede leer: “El delito tiene una cualidad geográfica inherente. Para que tenga lugar un delito deben coincidir un delincuente y un objetivo apropiado en una localización concreta. Comprender el rol que esta localización tiene y la importancia de otros factores geográficos que dan lugar a que un delito suceda (por ejemplo las características del vecindario del que procede un delincuente) pueden proporcionar unos indicios de vital importancia que contribuyan a mejorar nuestra respuesta ante los problemas que conlleva el delito y cómo podemos capturar a los delincuentes”. En esta misma ponencia que puede obtenerse en formato .pdf aquí, se explica un caso práctico de aplicación en el análisis de robos a bancos.

Encuestas de victimización

Puede leerse en el Manual de las Naciones Unidas: “Las fuentes administrativas (como las estadísticas policiales o judiciales) no pueden ofrecer por sí mismas un análisis suficientemente confiable y exhaustivo del delito. Las encuestas a las víctimas son ya una herramienta reconocida que ayuda a los gobiernos y su público a comprender sus problemas delictivos y la mejor manera de abordarlos” (“Manual para encuestas de victimización”, Naciones Unidas, 2009). Estas encuestas a las victimas son el complemento ideal a los datos oficiales. Además permiten abordar el problema de la seguridad subjetiva o seguridad percibida, básico para el funcionamiento de casi todas las herramientas basadas en el método CPTED. En la mayor parte de los casos resulta casi imposible una comparación con el resto de datos oficiales “porque las encuestas a las víctimas reflejan las experiencias de victimización tal como son percibidas por las víctimas, mientras que las otras fuentes son producto de distintos sistemas administrativos y procesos operativos que varían debido a las diferencias entre los códigos legales, los sistemas operativos y los diferentes contextos culturales”.

Resultado parcial de una encuesta de victimización en Chile
Imagen del libro “
Violencia y delincuencia en Barrios

Se encuesta a las victimas con preguntas de lo más variado: quienes son las personas que delinquen, cómo percibe la población el delito, datos sobre el delito (lugar, modo...) incluso opiniones sobre el sistema penal en general. Esto hace que una de las mayores dificultades a la hora de utilizar este tipo de datos sea la homogeneización. El tema está magníficamente tratado en la tesis doctoral de Henrique Inácio Thomé titulada “Victimización y cultura de la seguridad ciudadana en Europa” en cuyo capítulo segundo se pueden encontrar datos de varios países europeos (entre ellos, España). Es obvio que se trata de una herramienta que no sirve para resolver problemas y que su utilidad es como complemento de otros enfoques. Aparte de las fuentes citadas puede encontrarse más información en la publicación de la Unión Europea titulada “A review of scientifically evaluated good practices for reducing feelings of insecurity or fear of crime in the eu member states” que, además, puede servir para conocer las buenas prácticas en para reducir la sensación de inseguridad y el miedo al delito. También puede resultar interesante un vistazo al British crime Survey, Home Office.

Encuesta de victimización de Madrid (Atlas de la seguridad de Madrid)
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Siempre que decido liberar a la parte del cerebro que tiene que ver con mi “rincón de jurista” me asalta el temor de que, en realidad, no me esté traicionando a mí mismo. Y también, claro, de que esté contando una película que no interese lo más mínimo a los lectores de este blog. Sin embargo, y dado mi natural optimismo, me rehago pronto. Si estoy continuamente diciendo que la mejor forma de entender la realidad es confrontando visiones distintas de la misma y poniéndolas en colisión, esta postura es imprescindible que comience por aplicármela a mí mismo. Después de haber escrito el artículo con la ayuda fundamental de Elena (que ya, de por sí, tiene otra visión distinta de estos temas) pero con una perspectiva más bien del licenciado en derecho que soy, he tratado de leerlo con una mirada del urbanista y arquitecto que siempre he sido. La verdad es que pienso que mi parte más creativa ha aprendido bastante de la parte más jurídica. Al hacerlo me he acordado de aquellas sesiones que tuvimos al redactar el Atlas de la Seguridad de Madrid cuando nos reuníamos con la policía municipal y discutíamos de lo que pasaba en los parques, en las plazas y en las calles con objeto de modificar partes concretas de la ciudad con criterios de diseño urbano seguro. Pienso que fueron unos momentos en los que, probablemente, me acerqué algo más al entendimiento de cómo funcionaba en realidad la ciudad.

Reunión con los responsable policiales (Atlas de la seguridad de Madrid)

Parece evidente que la ciudad es algo que se debe hacer entre todos. Esto es muy bonito de decir y “políticamente correcto”. Sin embargo es mucho más complicado conseguirlo y los pasos que hay que dar para hacerlo muchas veces ya no son tan “políticamente correctos”. Por lo menos si atendemos a lo que se dice en determinado ámbitos profesionales y académicos. Es evidente que la policía conoce otra ciudad que desconocemos los profesionales de la planificación urbanística. Y no digamos los arquitectos “puros” que piensan que con uno de sus proyectos estrella van a cambiar para siempre el rumbo, las condiciones de habitabilidad y el destino de los barrios, distritos o ciudades (depende del grado de megalomanía) donde “insertan” su proyecto. Pero también otros profesionales, los médicos por ejemplo, conocen otra ciudad diferente. Casi todos los años me llaman de algún municipio de la red española de Ciudades Saludables para celebrar el día Mundial de la Salud (este año estuve en Leganés) con algún acto que suele incluir una mesa de debate o unas conferencias. Es en ese tipo de intercambios cuando comprendo claramente el sentido de hacer una ciudad entre todos. Porque una ciudad no son sólo sus niños, su cultura, su libertad o sus ancianos. Son también sus miserias, sus crímenes, sus pobres, sus marginales, sus delitos o sus enfermos. Y si esto se obvia no estaremos entendiendo nada de su funcionamiento real. Luego nos quejaremos de que no se use, de que no se eduque al ciudadano en los valores de urbanidad o de que muchas de las funciones del espacio público se recluyan en guetos privados. Pero, a veces, no sé si por desprecio o por desconocimiento, tengo la impresión de que no estamos haciendo lo necesario para evitarlo.