jueves, 10 de mayo de 2012

Sevilla, unas setas se comen la Encarnación

Cualquiera que lea el titulo del artículo podrá pensar que se ha equivocado de página y que, por error, ha abierto (por ejemplo) el Mundo Today donde se pueden encontrar titulares tan impactantes como “El coño de la Bernarda es declarado Patrimonio de la Humanidad”, “Rajoy abre un hilo en forocoches para explicar los recortes” o “La Thermomix tendrá función de deconstruir”. Pero no, es el aburrido blog de Fariña. Además, lo que se dice es literal y cierto. A estas alturas, y sobre todo después de las movilizaciones del 15-M, todo el mundo sabe a que “setas” me refiero y que La Encarnación ingerida por tales entes fructíferos es una plaza. Dado que los hongos se alimentan de materia en descomposición tampoco es tan raro que, dada la situación en la que se encontraba la plaza y la humedad reinante en Sevilla en los últimos años, hayan podido brotar tan lozanos. En realidad debería de haberlo titulado “Lugares malditos, plaza de la Encarnación”, para que se sumara a otros como la plaza de Castilla en Madrid y contribuir así a la consolidación de algunas leyendas urbanas.

Las Setas por la noche Jujo

Todavía me acuerdo de la noche en la que Domingo y Teresa me enfrentaron a la realidad de Las Setas. Quedé tan impactado que no supe qué decir. Debí parecerles un imbécil boquiabierto que, más que ver aquellos hongos había ingerido alguno del género Psilocybe. He visto construcciones fuera de lugar como la Ciudad de la Cultura en el Gaiás, otras sin objeto como el aeropuerto de Ciudad Real o de escala desmesurada: el Odeón de Agripa en el ágora de Atenas. Pero verlo todo junto metido con calzador en una de las ciudades que más aprecio del mundo fue todo un shock. Menos mal que luego me llevaron a un bar cercano a reponerme de la impresión. Y sin embargo… Todas estas barbaridades que me han perseguido desde que las conozco os confieso que he terminado por verlas con cariño. Esto puede significar que, o bien yo puedo encariñarme casi con cualquier cosa (los que me conocen saben que esto no es cierto) o que a casi todo le busco una segunda lectura que contrapongo a la primera. Es decir, que suelo ejercer como abogado del diablo. Hoy no voy a analizar el Odeón de Agripa del que, por cierto, sólo quedan unas cuantas piedras («Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra»), y del resto de locuras ya he escrito bastante en el blog.

El lugar del banquete en plena ingesta Google maps

Así que nos vamos al lugar de los hechos. Se trata de un espacio de casi una hectárea y media de superficie situado en pleno centro histórico. Hasta tal punto es histórico que aquí estuvo situada la puerta norte de la muralla romana y otra de la muralla abadí de Isbiliya. Lo he incluido entre mis espacios urbanos malditos porque, a pesar de haber sufrido cambios traumáticos a lo largo de los siglos todavía no ha encontrado la paz. Incluso después de este último, no tengo claro que pueda descansar. Lo deseo fervientemente pero me temo que, como en el caso de la plaza de Castilla en Madrid (y en tantos otros) su espíritu en pena va a seguir vagando por la ciudad intentando buscar un acomodo que no termina de encontrar. Aunque podríamos remontarnos mucho más atrás en el tiempo, vamos a situarnos a finales del siglo XVI cuando el Ayuntamiento derriba unas casas entre la plaza de Don Pedro Ponce y Laraña, para que “todas las personas de a pie y a cavallo que pasaren por allí, por ser como es el paso de mayor concurso y pasaje que ay en la ciudad, lo puedan hacer de mucha comodidad, y los coches y literas que ordinariamente van de la gente principal de esta ciudad, pueda estar y rebolber sin estorvar el paso como se hace agora en la calle y puerta principal, que es ocasión de mucha incomodidad para los que van a la Iglesia...” (ver referencia en Materiales). Empezamos bien, ampliando un espacio para mejorar la circulación.

El mercado ocupaba casi todo el espacio actual Esa Sevilla

Antes, en el primer cuarto del XVI, ya se había construido un convento de dominicas frente a la plaza Regina en la zona norte de la actual y del no quedan restos más que en los museos. Pero es en 1591 cuando se funda el convento de religiosas agustinas de la Encarnación frente a una pequeña plaza. Todo este entorno quedaba configurado por las dos plazas (Regina y Encarnación) y las calles del Correo, de la Cabeza de Perro y del Aire. Lo que en aquellos momentos era La Encarnación se empedró en 1720 y en su centro se colocó una fuente que todavía subsiste. Más o menos las cosas continuaron sin cambios hasta que José Bonaparte pensó que era necesario un mercado central en Sevilla. En 1810 se elabora el proyecto y las agustinas se trasladan, primero al convento de padres terceros y luego al actual de la plaza de la Virgen de los Reyes. Casi de inmediato comienza el derribo de la manzana, y en 1820 Sevilla cuenta con una plaza de abastos construida en madera que ocupa la parte más importante de lo demolido y de las plazas Regina y Encarnación. En la plaza de abastos se concentran todas las especies que, desde la Edad Media, se vendían en mercados dispersos por las cercanías. Según Romualdo de Gelo: “de la plaza del Pan desaparecieron las panaderías instaladas tradicionalmente en dicho lugar; de la Alfalfa, las carnicerías y verduras; de la del Salvador, las frutas verdes y secas; y de otros puntos, porción de artículos que pasaron a expenderse en el nuevo mercado”.

La fuente en medio del mercado y la entrada Esa Sevilla

Nuestro mercado de madera no aguantó muchos años. En 1833 empezó su sustitución por uno de fábrica que se terminó de construir en 1837. La descripción del mercado que hace Álvarez Benavides la recoge Romualdo de Gelo y se puede leer en el enlace que incluyo en el apartado de Materiales al final del artículo. No me resisto a reproducir la última parte: “El punto medio de este mercado está marcado por una rotonda que contiene en su centro una gran fuente de mármol, surtida de aguas procedentes del acueducto de Carmona, cuya fuente es la misma que en 1720 se construyó y colocó en la plazoleta situada frente a la derruida iglesia del convento de la Encarnación. Esta fuente, en el año 1860, disfrutaba de dos pajas y media de agua”. La transcripción la hago con toda intención intentando buscar hilos conductores. Como decía Walter Benjamin “intentando colocar una serie de sucesos aparentemente inconexos en el enunciado de un discurso significativo”. Podía haber elegido cualquier otro elemento pero pienso que la fuente de 1720, restaurada en 1861, describe con bastante claridad el devenir de la plaza y nos ayudará a entender de forma sintética las razones de estemos ante un espacio maldito.

La fuente trasladada al centro de la nueva plaza Todocoleccion

Pero no todo era mercado de abastos. La parte no edificada se vio sometida también a numerosos procesos de alineación típicos del momento y a obras de urbanización. Desde finales de siglo se suceden numerosas propuestas, siempre frustradas (prueba de que “el sitio” no terminaba de encontrar “su sitio”) y encaminadas a la ampliación del viario en la misma línea de reformas en los cascos históricos que se estaba produciendo en toda Europa desde que el barón Haussmann las había empezado en París. Pero el mercado resiste hasta 1948 cuando se derriba una parte para comunicar las calles de Laraña e Imagen y se reordena la plaza. Nuestra fuente que presidía el antiguo mercado se traslada al centro de la nueva plaza. Lo que quedaba del mercado se derriba en el año 1973. Se derriba porque ya había entrado en franca decadencia afectado por el paso del tiempo y el nulo mantenimiento, por la riada del Tamarguillo que expulsó a muchos vecinos a las afueras con la pérdida de clientela y, sobre todo, por la degradación social de entorno. Los puestos que quedaban se trasladan a una esquina del solar en un mercado provisional que se prolongó ¡37 años!

Como “aparcamiento céntrico” El pasado de Sevilla

El lugar maldito del que estamos hablando, ya difunto, pasa entonces su particular purgatorio con vistas a entrar en los cielos. A lo largo de muchos años sirvió de aparcamiento de coches o parada de autobuses, quedando sin realizarse numerosas propuestas que no terminaban de cuajar. Así, el nuevo mercado diseñado por Vázquez Consuegra o los proyectos de los primeros ayuntamientos democráticos. Luego vino la Expo y la Encarnación se quedó olvidada hasta que, con el nuevo siglo, se retomó la idea del mercado que incluía un aparcamiento subterráneo. Pero la maldición continuaba y el problema adicional de los restos arqueológicos que se encontraron hizo que las obras se pararan en la fase de cimentación. El siglo XXI había convertido a nuestro espacio en una especie de campo de batalla (en realidad, de excavaciones), cercado de vallas y que condenaba toda la zona a su mismo purgatorio. El centro en todas las guías turísticas era La Campana y nuestro lugar maldito por supuesto que no aparecía en ninguna. La fuente sí, seguía allí, como manteniendo vivo el fuego de un lugar que ya, ni tan siquiera parecía buscar un sitio donde colocarse en el imaginario de los sevillanos.

Metropol Parasol, planos de concepto Seviactual

En el año 2004 el ayuntamiento convoca un concurso internacional para intentar resolver el problema que arrastraba este espacio. Resulta ganadora la propuesta “Metropol Parasol” del arquitecto Jürgen Mayer. Después de diversos avatares que lo único que añaden a lo dicho es la confirmación de la maldición que ha caído sobre este lugar, la solución final se organiza en cinco niveles. El que contiene un museo con los restos arqueológicos está situado bajo la rasante original del terreno donde se asienta la galería comercial. La nueva plaza está encima. Más arriba una zona de restaurantes a unos veinte metros de altura y, por último, la pasarela con función de mirador que recorre la parte superior. Como todo icono que se precie, debe batir algún record para que la gente no se quede tranquila hasta que no se haga una foto para demostrar que ha estado allí: dicen que se trata de la estructura de madera más grande del mundo. No quiero aguar la fiesta de nadie pero algún puente de madera por ahí… en Asia… En fin, más de 3.000 elementos de madera con diferente altura y ancho variable (para cuyo diseño dicen que hubo que realizar complejos cálculos informáticos) unidos entre sí mediante barras de acero encoladas, constituyen esta escultura de 150 metros de largo, 75 de ancho y 28 de altura dispuestos en una retícula ortogonal de 1,50 x 1,50.

Vista de Las Setas un soleado día sevillano MiesVanDerBear

La disculpa es que se trata de un parasol. Sólo he encontrado una mínima referencia al tema en un esquema en el que aparecen dibujados los rayos solares con la inclinación exacta de las láminas y el flujo de aire. Supongo esa será la razón de las extrañas formas de la cubierta o de la profundidad de las láminas: evitar el terrible sol sevillano que alcanza una altura de cerca de 76º en el solsticio de verano. Pero se trata de una suposición que no he podido documentar. Dejo el tema sin concretar por si alguien puede aportar alguna información adicional. Supongo que funcionará, no sé si mejor que unos sencillos árboles de hoja caduca (mucho más baratos) pero me hubiera gustado ver entre los planos del proyecto que circulan por ahí alguno sobre el comportamiento solar de la escultura. Incluso corre el rumor (tampoco he podido encontrar la justificación) de que los paneles están colocados al revés. Muchos se quejan de que, con lo que ha costado, podría ofrecer también resguardo para la lluvia que, últimamente, está muy presente en el clima de la ciudad. Sin embargo, en este aspecto discrepo. Un parasol está para lo que está. Otra cosa hubiera sido hacer una especie de estadio (una hectárea es un campo de fútbol) que se cubriera en caso de necesidad y donde realizar todo tipo de manifestaciones, eventos, etc. Pero ese no era el objetivo a conseguir.

Vista de Las Setas un lluvioso día sevillano Domingo, gracias por la foto

Resulta curiosa la similitud con el Guggenheim como referente, a la vez simbólico y tecnológico. En todas las publicaciones se destaca que el diseño de ambos implica complicados cálculos con ordenador para dibujar las piezas, los problemas de las uniones, la dificultad de usar materiales “raros” (en Las Setas, madera microlaminada recubierta por poliuretano impermeable) y el terrible costo de todo esto. Los proyectistas también descubrieron con asombro que en Sevilla hacía calor. Se puede leer en la página de Construible: “Un análisis térmico reveló a los ingenieros de Arup que el clima cálido del sur de España sería un reto especial para las uniones (tal como confirmaron los resultados de la simulación térmica y los ensayos hechos por el Instituto Fraunhofer). Los especialistas de Arup y Finnforest Merk debieron, entonces, desarrollar un nuevo proceso de encolación, capaz de soportar las altas temperaturas de Sevilla. Éste método especial fue desarrollado con la ayuda de los especialistas de WEVO-Chemie y el experto de pegamentos Borimir Radovic. Finalmente, los ensayos llevados a cabo por la Universidad de Augsburgo y la Universidad de Stuttgart en Alemania confirmaron el diseño propuesto”. Cuando leo estas cosas siempre me acuerdo de Gaudí ¡mira qué era elemental, hacer lo mismo con cuerdas y unos ladrillos de contrapeso! Claro que entonces no había ordenadores ¡lo qué habría hecho hoy!

Detalle de la unión de los paneles y pasarela-mirador jujo87

Veamos la parte irracionalmente negativa. Del proyecto me molestan varias cosas. Primero, la vista aérea. No sé cuantas fotos de este tipo habré analizado en mi carrera profesional. Han debido de ser muchas. Pero creo que nunca me he encontrado con una que me haya desagradado más que la que aparece abajo. Ni tan siquiera la de un bosque quemado o la del Berlín bombardeado. Esas formas totalmente ajenas a Sevilla. Nada que ver con el grano, ni con la topología ni con la geometría del sitio. Como si un enorme pájaro se hubiera posado sobre la ciudad dispuesto a la caza. Es que resulta tan evidente la discordancia entre la identidad de la ciudad y el extraño cuerpo colocado encima que no puedo llegar a entender que se haya propuesto algo así. Y lo que es peor: no se trata del dibujo de un proyecto. Es real. Claro, a veces, llegan los Agripa de turno y colocan Odeones en las Ágoras (hay regalos envenenados). Aunque no dejaba de ser una monstruosidad, aquello tenía una función, una utilidad de gobierno derivada de que Roma era un pueblo conquistador que tenía que imponerse, intimidar. Pero ¿y esto? Porque, además, se ve que “aquello” (lo que sea, probablemente un alien) es ajeno al sitio. Un depredador colocado sobre el tejido vivo de la ciudad.

Ni la topología, ni el grano, ni la escala: un alien PdlP Arquitectura

Mi segundo comentario irracional se refiere a la existencia de dos plazas que compiten entre sí. La ambivalencia de niveles produce un espacio confuso e incomprensible. Además, feo. En algunas fotos se disimula un poco, pero la realidad se impone cuando el paseante se acerca. Aparte de ser innecesaria la colocación de una galería comercial, está en un sitio inadecuado. Probablemente la maldición empezó cuando José Bonaparte decidió construir una plaza de abastos que absorbiese las panaderías de la plaza del Pan, las carnicerías y verdulerías de la de la Alfalfa o las fruterías de la del Salvador. Desde entonces el alma de la Encarnación vaga en pena por toda Sevilla. Además, la plaza elevada rompe completamente la unidad visual de un espacio que, sin obstáculos, sería grandioso. Y funcionalmente no hace más que complicarlo todo, ya que los accesos se producen al nivel inferior que es el original del terreno. Claro que, para compensar, aparecen las escaleras. Fantásticas para fotografiar grupos, para ver pasar a Los Servitas o para colocar pancartas. Le falta topografía y perspectiva para llegar a ser como la que separa ambas Quintanas en Santiago, pero puede dar mucho rendimiento para que La Encarnación se convierta en un icono de Sevilla. Prefiero no proponer un pavimento acristalado para ver los restos arqueológicos desde la cota original de la plaza porque, claro, no se podría cobrar entrada para verlos.

Dos plazas superpuestas jonathan chanca

Pero lo que más me molesta, y esto ya en el plano sentimental, es el papel que se le ha asignado al elemento que, durante años, ha sido el depositario del alma de La Encarnación: la fuente. La pobre se ha quedado arrinconada, olvidada, despreciada frente a los enormes hongos surgidos de las profundidades. Pero está. Cuesta encontrarla. Cuando se busca en las fotos aéreas, en las que hacen los turistas, en los cientos de vídeos que se hay de la plaza, entre las imágenes de la acampada del 15-M (que son miles), y se encuentra por fin, aparece como un pequeño elemento casi invisible en su humildad. No sé, como que me da pena. Le han quitado el banco y lo han sustituido por otro de hormigón, “más nuevo”. Cuando vuelva a Sevilla le acercaré una flor para que sepa que todavía alguien se acuerda de ella (dos pajas y media de agua que llevaba y ahí está, de figurante). Pero, claro, no se trata de mi relación personal con la fuente. Se trata del síntoma más evidente de que algo se ha hecho mal. El paisaje, sea urbano o no, lo es en tanto que se valoran determinados elementos característicos que lo definen y lo identifican. Casi siempre son los que dan continuidad histórica. Su conservación y potenciación es vital para mantener el discurso temporal que liga las personas con el territorio.

Las Setas comiéndose La Encarnación El Palmesano

No sé la relación de Jürgen Mayer con Sevilla. Probablemente conocía y amaba esta ciudad. Espero que se me entienda lo que voy a decir, pero determinadas intervenciones en ámbitos urbanos muy críticos no deberían hacerse “desde fuera”. Es posible que personas muy sensibles sean capaces de identificar a la primera los elementos irrenunciables (incluso, a veces, mejor que los “de dentro”), pero lo más probable es que no. Me encantan los “concursos internacionales” pero sólo para ámbitos genéricos de la ciudad (podéis leer el artículo sobre la ciudad genérica en este blog). Mis alumnos y todos los que me conocen saben que, después de una larga travesía, he llegado al convencimiento de que estamos en un momento en que resulta imprescindible una vuelta a lo local. Los territorios y sus habitantes necesitan, sobre todo ahora, una mirada interior. Una recomposición de las relaciones cercanas. Las Setas de la plaza de la Encarnación podían estar colocadas igualmente en la Puerta del Sol de Madrid, en la Plaza Mayor de Valladolid, en la de Armas de La Serena o en el King Circus de Bath. En todos los casos igualmente mal. No parece normal que el mismo proyecto producido en un estudio de Londres o Berlín (por ejemplificar) sea aplicable a La Palmas, Honk Kong, Irvine o El Cairo. Y si lo es, algo no funciona. Porque no es sólo que hayamos sucumbido ante el pensamiento único. Es que también es única la estética, los valores, la historia o las formas de relación entre personas. ¿Diversidad? ¿Complejidad? ¿Dónde?

Manifestación Democracia Real Ya fjjimenez

Pero al empezar el artículo hablaba de una segunda lectura. El ejemplo que os he traído hoy también tiene partes positivas. Claro que sí. No hay nada más que oír las opiniones de la gente, leer las convocatorias de actos multitudinarios o las referencias en prensa o en Internet. La plaza de Las Setas (que no la de La Encarnación) “ya” se ha convertido en una referencia. Los turistas no pueden irse de la ciudad sin verla. Es posible que en su recorrido por Andalucía en siete días se tengan que perder en su visita sevillana el parque de María Luisa, o incluso dejen de tomar un fino a orillas del río pero seguro que se irán con una foto en las escaleras de la plaza de Las Setas. Y no sólo el 15-M hace convocatorias debajo de los hongos, sino también organizaciones de todo tipo como las feministas (“Marea Violeta”, 10 de febrero de 2012, Sevilla, Plaza de la Encarnación “Las Setas”, a las 19:30 horas), pacifistas (domingo, 15 de abril, Sevilla, Las Setas, plaza de la Encarnación, a las 21:30), o se celebran múltiples eventos como el Orgullo Gay. Ese es el valor de lo paradójico. Si esta carísima escultura se hubiera colocado en cualquier espacio libre de los nuevos crecimientos urbanos, o en la Cartuja, como piden algunos, nunca hubiera podido llegar a ser un símbolo. Era necesario un lugar espacioso, central, accesible e histórico. En Sevilla no se me ocurren muchos más.

La Virgen y las setas Grupo Joly en Skyscrapercity

El contraste, la contradicción, el absurdo, son básicos para vender un producto. Hace muchos años aprendí que para unir dos cosas en el recuerdo hay que establecer mentalmente entre ellas una relación impactante ya que los vínculos normales se borran muy pronto. Por ejemplo, para recordar la relación entre un hombre y un perro no es adecuada la imagen de ambos paseando tranquilamente por el parque. Mucho mejor es la del descuartizamiento e ingesta del uno por el otro (a ser posible que el perro trinche y se coma al hombre). Eso es lo que han hecho Las Setas con La Encarnación, comérsela ¿no parece absurdo que esta escultura haya podido surgir en una trama urbana como esta? Pero, precisamente, esta paradoja ayuda al impacto. Y probablemente, para promocionar una imagen turística de la ciudad, sea el camino adecuado. La pregunta que habría que hacerse es si realmente Sevilla necesitaba este tipo de imagen para su promoción. En el artículo anterior titulado Hacia un urbanismo de código abierto planteaba la necesidad de una ciudad transparente. ¿Ha podido elegir el ciudadano qué quería en La Encarnación? ¿Hubiera preferido que se construyera otra cosa con los más de cien millones que dicen ha costado la escultura?

El salto a la parte sur no parece una idea muy afortunada explow

Además parece que la solución ha sido correcta. Toda el área cercana se ha revitalizado. Los propietarios de los puestos están encantados. Los de los pisos también. La situación es, claramente, mejor que la anterior y el entorno ha progresado. Por lo menos respecto a la situación que había antes (lo cual no parece difícil): descampado, suciedad, polvo, aparcamiento de coches, obras, vallas, degradación. Casi cualquier actuación habría mejorado la zona. Esta también, claro. ¿Pero no había una alternativa menos costosa? Menos costosa en euros, en cultura, en identidad, en paisaje, en historia. Se trata de un excelente ejemplo para explicar a mis alumnos la esencia de un urbanismo decrépito, basado en el marketing, y cuyo objetivo básico es vender la ciudad. Un urbanismo que debería tener sus días contados. ¿Alguien le ha ofrecido a los sevillanos una alternativa (una sola) a la colocación de unas enormes setas en este espacio maldito, que no fuera la de dejar las cosas como estaban a sabiendas de que estaban mal? Necesitamos ciudades transparentes, ya. El problema seguramente es que, para conseguir ciudades transparentes necesitamos también una administración transparente, una política transparente con políticos no profesionales y unos técnicos que no se encierren en sus torres de marfil inviolables. Todo un programa de cambio.

La Giralda, al fondo Teresa, gracias por la foto

Les escribí a Teresa y a Domingo un correo para contarles como pensaba enfocar el artículo recordándoles aquella noche en que me descubrieron Las Setas. La respuesta de ambos fue un montón de fotos. He elegido una de Domingo que me ha servido para ilustrar la "lluvia en Sevilla". Y dos de Teresa que me han parecido significativas. La de arriba, con la iglesia de La Anunciación, la Giralda al fondo y las uniones de los paneles en primer plano. Y la de abajo, que da una idea muy clara del error de escala y de la falta de respeto a "mi" querida fuente. Además, porque aparecen los restos del verde que queda. Cada vez estoy más convencido de que en las piedras de la fuente es donde se refugia el espíritu en pena de La Encarnación después de vagar durante la noche por las calles de esta ciudad maravillosa. Como podéis comprender, mi conclusión final no puede ser otra: este lugar tan especial merecía haber tenido mejor suerte que la de ser famoso. Por ejemplo, la de contar con el cariño de todos los sevillanos (me considero uno más, por eso me he atrevido con esta crítica). Es posible que, con el tiempo, llegue a querer a estas setas carísimas y desmesuradas, pero habrá sido por el roce y la costumbre, no por un amor a primera vista.

La fuente y Las Setas: David y Goliat Teresa, gracias por la foto
 
Menos mal que sigue la fuente, y cuando vaya por Sevilla siempre podré sentarme un rato a su lado bajo las ramas de unos árboles que no tienen precio porque son impagables y que, afortunadamente, no han cortado (bueno, alguno que otro ha sucumbido a la motosierra). Y trataré entonces de dejar el tiempo suspendido por un instante. Sólo un instante, claro, justo hasta que se me ocurra girar la cabeza y descanse la mirada sobre el enorme pedúnculo que sostiene un sombrero formado por decenas de piezas de madera microlaminada recubierta por poliuretano impermeable y unidas entre sí por un novedoso procedimiento de encolado (para cuyo cálculo se ha tenido en cuenta que en Sevilla hace calor). Os espero en Las Setas. Bueno, como aquello es muy grande, mejor en el banco que está frente a la fuente, a la sombra de los árboles de siempre.


Ficha

METROPOL PARASOL - Redevelopment of Plaza de la Encarnacion, Seville, Spain
Project Architect: Jürgen Mayer H., Andre Santer, Marta Ramírez Iglesias

J. MAYER H. Project Team: Ana Alonso de la Varga, Jan-Christoph Stockebrand, Marcus Blum, Paul Angelier, Hans Schneider, Thorsten Blatter, Wilko Hoffmann, Claudia Marcinowski, Sebastian Finckh, Alessandra Raponi, Olivier Jacques, Nai Huei Wang, Dirk Blomeyer (Management Consultant 1st Phase)

International Competition 2004, 1st Prize, Project: 2004-2011, Opening: March 2011,

Completion: April 2011
Client: Ayuntamiento de Sevilla und SACYR
With: ARUP GmbH NL Berlin/Madrid
Technical Support for Plants – Competition 2nd Phase only: Coqui-Malachowska-Coqui with Thomas Waldau

Technical Consultant and Multidisciplinary Engineers for Realization: Arup
Timber Construction Company: Finnforest
Permanent Collection of Museum of Modern Art, NY and Staatliche Museen zu Berlin, Preussischer Kulturbesitz, Berlin
Permanent Collection of DAM, Deutsches Architekturmuseum Frankfurt, Germany
Holcim Award, 2005, Winner Europe Bronze for Sustainable Construction


Materiales complementarios en la red

  • En el portal Conocer Sevilla se puede encontrar una información bastante sintética sobre la Encarnación.
  • En la página Ad Aperturam Libri, Romualdo de Gelo tiene una página titulada La Plaza de la Encarnación bastante documentada y que permite al lector, sin necesidad de hacer una búsqueda bibliográfica exhaustiva tener una idea bastante clara del devenir histórico de la plaza.
  • También en Sevillapedia se puede encontrar bastante información útil para el turista. Y una de las pocas fotos que circulan en la red de la fuente en primer plano con las setas al fondo. Tanto aquí como en la página de Romualdo de Gelo se puede leer la inscripción grabada en la pieza superior de la fuente.
  • En el blog de Fernando Alda se puede encontrar un interesante artículo titulado: Plaza de la Encarnación: ¿un nuevo ágora para Sevilla?, con unas fotos impresionantes (fijarse en la función de las escaleras) de su “toma” por la ciudadanía.
  • Una excelente recopilación fotográfica de las diversas situaciones por las que ha pasado la plaza puede encontrarse en el blog Esa Sevilla.
  • Buenas recopilaciones de fotos y de imágenes del proyecto se pueden encontrar en las páginas de Jürgen Mayer, Solaripedia, Architec (con una perspectiva isométrica de la unión de los paneles) y, por supuesto, en Skyscrepercity aunque os llevará tiempo recorrer las 47 páginas con vídeos y fotos que tiene el hilo a día de hoy.
  • Detalles técnicos, constructivos y secciones, incluso de las uniones pueden encontrarse en la página Construíble, todo sobre construcción sostenible.
  • ¿Cómo se ve desde fuera? Rowan Moore en The Guardian dice en el artículo Metropol Parasol, Sevilla: “Oh my God, it's an icon. How very last decade. Did the city of Seville not get the memo? Big, flashy buildings are out; hair shirts are in. Then again, building projects are slow things, especially when they have hugely ambitious and untried structural ideas. In 2004, when the Metropol Parasol project was launched, and Spain felt flusher than it does now, few were thinking it would open after the country was hit by one of the worst of the European Union's many financial crises. As it is, like the grandiose new City of Culture of Galicia complex in Santiago de Compostela, it looks like a late work of bubble baroque”.
  • La guinda: Urbanismo reclamará a Jürgen Mayer por el sobrecoste de Metropol Parasol.