domingo, 11 de enero de 2009

Más trabajos del curso de paisaje

Tal y como había prometido en la entrada anterior hoy voy a dedicar el articulo a reseñar otros trabajos que mis alumnas y alumnos han realizado en la asignatura de Paisaje y Territorio que imparto en la UPM de Madrid, además del ya comentado de “Guadalix desconocido”. Como dije, esta vez casi no he podido seguir el curso debido a mis problemas médicos y Esther Higueras se ha encargado de llevar la parte principal de las clases. Aquellos que sigan el blog ya saben que los trabajos que comento no tienen necesariamente porque ser los mejores académicamente (para eso ya están las notas) sino que son los que me parecen más adecuados a la temática y estructura del mismo. Para entender un poco la mecánica docente de la asignatura me remito a la entrada anterior donde se explica de forma bastante resumida. Como siempre y para no complicar la lectura sólo entrecomillo (y no pongo en cursiva) las citas literales cuando, como en este caso, se reproducen muchos párrafos. Todas las imágenes están extraídas de los trabajos y corresponden a sus autores.

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El título del primer trabajo es Rutas sonoras y el equipo estaba formado por Laura Alcubilla, Alejandro Cortizo, Silvia González, Mauricio Gutiérrez y Ana Hernández. El lugar de actuación era el Parque Natural de Peñalara que se encuentra situado en el término municipal de Rascafría en la sierra madrileña. "Está formado por la Cumbre, Lagunas y Circo, precisamente la Cumbre de Peñalara es la cima de la Comunidad de Madrid, con 2.428 metros de altura. Durante el recorrido hasta la Laguna Grande de Peñalara se pueden observar unas magníficas vistas de la Sierra madrileña. Al ser Parque Natural es un espacio protegido que alberga especies de flora y fauna muy valiosas que deben ser respetadas".


El planteamiento (en palabras de sus autores) fue el siguiente: "Nuestra propuesta consiste en realizar una ruta por el Parque Natural de Peñalara, en la que lo primordial sean las experiencias personales que el individuo pueda tener con la naturaleza que le rodea. Esto lo conseguiremos con la ayuda del sonido y del viento, de manera que se plantean dos tipos de elementos. Por un lado proponemos unas estructuras lineales de las que cuelgan varillas metálicas, colocadas en puntos clave del recorrido, y que sirven como guía del mismo. Por otro lado planteamos unas estructuras más grandes, a tipo de escultura, que se colocarán de manera estratégica cerca de las lagunas. En un principio colocaremos 10 de estos elementos. De esta manera, conseguimos que esta ruta se diferencie de otras que existen en el Parque, así como unas experiencias personales que culminan al llegar a los puntos finales de la ruta, donde se encuentran las lagunas".

Árbol sonoro en espiral
 
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Tal y como se lee en el párrafo anterior el equipo propuso la instalación de 10 árboles sonoros. Sin embargo, después del análisis de la valoración y fragilidad del paisaje llegó a la conclusión que 6 de los árboles propuestos no eran aptos, 3 lo podían ser con medidas correctoras y ¡solamente uno resultaba válido! En la propuesta final el grupo decide incluir únicamente tres. Para ello estudiaron criterios de localización basados en el viento, en la accesibilidad y en el análisis valoración - fragilidad. La propuesta final incluía miradores con estructuras lineales de las que colgaban varillas metálicas, y tres “árboles - esculturas sonoras” distintos: en espiral, cilíndrico y piramidal. Las actuaciones en las que el grupo se ha inspirado para su propuesta de esculturas son de sobra conocidas, pero al no tratarse de un proyecto de escultura sino paisajístico, lo que verdaderamente importa es su adecuación a la idea base. Ello no invalida el que resulte imprescindible concretar (y dimensionar) en la medida de lo posible.

Árboles sonoros cilíndrico y piramidal
 
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Este trabajo presenta varios temas interesantes. Pero quizás el que destaque sobre todos ellos sea la consideración del elemento sonoro en el paisaje. Frecuentemente se tiende a reducir el paisaje a lo visual pero también intervienen otros elementos que caracterizan el ambiente tales como el olfato, el tacto, el frío, la humedad relativa o el soleamiento. Y, por supuesto, el sonido. Me ha parecido interesante traerlo aquí para recordar la necesidad de entender el disfrute del paisaje de una forma global de forma que considere todos los estímulos que intervienen y no sólo algunos de ellos. Existen pocos ejemplos de este tipo. Uno realmente espectacular ya lo he comentado en la entrada sobre "El Peine del Viento" (Chillida y Peña Ganchegui, situado en Donostia).


Aunque el articulo va a quedar demasiado largo me gustaría también referirme, aunque de forma más resumida, a otros dos trabajos más. El primero se titula Recorrido multihilo en Villalba y el equipo lo formaban: Beatriz Ortiz, Silvia Esteban, Marta Hijas, María Mayor y Daniel Ovalle. Según sus autores: "Nuestro trabajo se sitúa en la periferia del municipio de Villalba. Es una zona llana que cuenta con el interés no sólo de la vegetación típica de la Sierra (encinas, alcornoques, jara...) sino que desde allí se pueden observar diversas vistas de toda la Sierra de Guadarrama, Navacerrada y en los días claros el perfil de Madrid. Con esta base organizamos una actividad lúdica - paisajística por medio de diferentes recorridos que señalamos mediante un sistema de hilos que se descuelgan de árbol en árbol, llevando el camino 'a nuestras cabezas'. Así se minimiza la alteración del entorno y la modificación del terreno, que serían además completamente reversibles".

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Entre las actividades que proponen están: recorridos para hacer a pie, para bicicletas, disfruta de las vistas, coloca tu farolillo en el lugar que más te guste o deja un mensaje para futuros excursionistas. "Por un lado se pretende que la intervención sobre el terreno sea mínima. Para ello se emplean los árboles como soporte de los hilos que marcan los recorridos. Además de poder recorrer los diferentes caminos le añadimos un nuevo interés por medio de los farolillos. Éstos refuerzan los caminos, los iluminan por la noche gracias a un material especial, pueden marcar lugares que los visitantes consideran importantes o de interés y aporta unas ganancias económicas para el mantenimiento de la actividad". Los hilos se componen de un material fosforescente compuestos por metales alcalinotérreos aluminados que se recarga durante el día y brilla por la noche (hasta 12 horas) siendo resistente a la intemperie hasta diez años.


Pienso que el interés de este trabajo reside, básicamente, en dos aspectos. El primero, aunque no ha sido destacado suficientemente por el equipo, es la interactividad. El turista que recorre el itinerario tiene capacidad para modificar algunas cosas del mismo de forma que, poco a poco, el recorrido irá cambiando. En una sociedad en la cual la interactividad es un elemento que cada vez tiene mayor importancia el pensar que se pueda aplicar al paisaje es un elemento favorable que, poco a poco, se irá haciendo imprescindible. El segundo es la utilización a diferentes horas del recorrido. Es imprescindible buscar actividades que no se concentren en pocos días al año y pocas horas al día si el medio lo permite. El grupo propone su utilización de la siguiente manera:


La última propuesta que me gustaría comentar se llama Parque pedagógico de la Batalla del Jarama en la lagunas de Rivas - Vaciamadrid y corresponde al equipo de Raquel Báscones, Fernanda Cassou, Tiago Dias, María Jesús Sastre y Elizabeth A. del Valle. "El objetivo es que esta intervención sea un destino para actividades escolares en la Naturaleza dentro del marco de la LOE. Se trabajarán aptitudes relacionadas con el entorno social, histórico, cultural y ambiental. Se desarrollará un tipo de recorrido para cada ciclo de educación primaria". El recorrido se complementa con trabajo en el aula de forma que "se enviará al centro una unidad didáctica completa, donde se detallarán las actividades recomendables para realizar los días previos a la visita en las distintas materias. De esta manera se consigue mayor grado de comprensión y atención en la actividad".


Esta dirigido a "estudiantes de Educación Primaria (entre 6 y 11 años) y sus profesores entre semana. Turismo familiar durante los fines de semana. La visita guiada tendrá una duración de dos horas". Se limitará la cantidad de visitantes diarios "ya que nuestra intervención se sitúa en un entorno doblemente protegido. Por un lado, el Parque Regional del Sureste, que pone en valor el río Jarama; y por otros la ZEPA y el LIC 'Cortados y Cantiles de los ríos Jarama y Manzanares' nº ES0000142, por lo que se debe controlar el impacto turístico, reduciendo los ruidos que puedan molestar la anidación de las aves, así como que puedan contribuir a la erosión del terreno y la degradación del paisaje. Entre semana: 180 personas/día. Fin de semana: 240 personas/día. La capacidad de la visita guiada será de 60 personas (capacidad de un autobús). Se dividirán en tres grupos de 20 personas: uno entraría directamente al punto de interpretación, otro tendría una charla al aire libre sobre el paisaje que nos encontramos (fauna, flora, hidrología, etc.); mientras que un tercero aguardaría unos minutos en una zona de juegos infantil próxima al punto de llegada".


Aunque se trata de un ejercicio clásico de recorrido pedagógico el trabajo presenta aspectos interesantes. El primero es que se trate de un recorrido enfocado a facilitar el trabajo de los profesores permitiendo la salida de las aulas tradicionales. Independientemente del interés puramente docente lo tiene el hecho de poder ser utilizado en momentos distintos a los fines de semana. Es complicado encontrar actividades de turismo de trayecto medio y cercano que se puedan desarrollar en días de diario y en el horario normal de trabajo. De ahí el interés de un recorrido de este tipo. El segundo es que resulta sorprendente el hecho de que el equipo se haya molestado en determinar los aforos máximos que puede soportar el entorno natural y proponer unas cifras concretas. Y el tercero es que hayan convertido el hecho de la guerra y la batalla que se produjo en ese lugar en un alegato en favor de la paz: "Educación para la paz (el fin último de esta actividad será la educación en la no violencia y la tolerancia). Homenaje a los caídos (se honrará a todas las victimas del enfrentamiento con independencia del bando al que pertenecieran). Y, por último, educación para la reconciliación".


Para terminar me gustaría recordar lo que ya he escrito hace cosa de un año en la entrada titulada “Reivindicación del color”: Por supuesto que el 90% de los alumnos de arquitectura “se inspiran” en proyectos que han visto en revistas y en otros lugares. Esa parte entra en la dinámica del aprendizaje y la mayor parte de los profesores conocen perfectamente la procedencia de su inspiración. A mí, particularmente, tampoco me importa demasiado que parte del trabajo sea reciclado de otros ejercicios o proyectos. En realidad todos lo hacemos y nos copiamos a nosotros mismos muchas veces y esto sirve para ir creando un camino. La cuestión está en cómo el alumno va siendo capaz de construir su propia iconografía, su mundo. De cómo va introduciendo variaciones sobre aquellos temas que considera están bien y como va descartando otros. Es verdaderamente un privilegio observar como se va haciendo a si mismo. La misión del que enseña, en este complicado camino que hace el alumno, a veces es anecdótica y otras crucial, pero siempre debería limitarse a ser una ayuda. El discípulo disciplinado cuyo único objetivo es interiorizar la experiencia del maestro podrá llegar a ser un buen artesano (lo que no es poco), pero raras veces será capaz de encontrar caminos nuevos. La marca puede llegar a ser demasiado profunda, demoledora. Por eso en las disciplinas artísticas, como la música o la pintura, no siempre los genios, los artistas, son los mejores maestros.