sábado, 21 de noviembre de 2009

A Illa das Esculturas, Pontevedra

Probablemente ni tan siquiera muchos gallegos sepan que la ciudad de Pontevedra cuenta con uno de los primeros proyectos que se realizaron en España de transformación permanente de un paisaje natural mediante procedimientos artísticos. El lugar es una isla fluvial situada en el río Lérez, a Illa do Cobo, que ahora se le conoce con el nombre de "Isla de las Esculturas". En el año 1999 se inauguró esta intervención cuya idea fue de Rosa Olivares y Xosé Antón Castro. El proyecto, enmarcado en el Xacobeo 99, pretendía dotar a esta isla de una serie de esculturas que invitaran al paseante al descanso y la reflexión. El acceso se realiza a través de puentes y pasarelas y, desde el punto de vista de la naturaleza es un lugar privilegiado, una auténtica “xunqueira” natural (juncal, lugar húmedo donde abundan los juncos) de siete hectáreas ya con interés de por sí, sin más aditamentos. Si a esto le añadimos las esculturas de Röckriem, Casás, Long, Holzer, Anselmo, Croft, Hamilton Finlay, Leiro, Graham, los Poirier, Velasco y Morris, la cosa es para emocionarse.

Base de la imagen de Google Maps

Estos artistas fueron invitados a realizar obras específicamente destinadas a la isla contextualizadas en el lugar y en la historia. La base era la piedra. Lo explica Xosé Antón Castro: “La idea que teníamos estaba muy relacionada con la piedra, piedra que es la base de todas las iglesias románicas que hay en Galicia, y con el camino, camino que une a Europa con nuestra tierra. Por otro lado, la piedra, material único de las doce esculturas de la isla, ha marcado la historia de Galicia hasta la actualidad. Verdaderamente existe un culto a la piedra”. Estas palabras de Castro me han recordado aquellos versos memorables de Celso Emilio Ferreiro (buen amigo de mi padre fue la primera persona que me invitó a dar una charla, recién terminada mi carrera, en el Ateneo de Madrid donde dirigía entonces el Aula de Cultura Gallega) en Longa noite de pedra:

O teito é de pedra. El techo es de piedra.
De pedra son os muros De piedra son los muros
i as tebras. y las tinieblas.
De pedra o chan De piedra el suelo
i as reixas. y las rejas.
As portas, Las puertas,
as cadeas, las cadenas,
o aire, el aire,
as fenestras, las ventanas,
as olladas, las miradas,
son de pedra. son de piedra.
Os corazós dos homes Los corazones de los hombres
que ao lonxe espreitan, que a lo lejos acechan,
feitos están están hechos
tamén también
de pedra. de piedra.
I eu, morrendo Y yo, muriendo
nesta longa noite en esta larga noche
de pedra. de piedra.

Perdón por la traducción (probablemente innecesaria, recomiendo leer el poema directamente en gallego), la he hecho a la vez que transcribía estos versos emocionantes para cualquier gallego. Al hablar de piedra por supuesto que estamos hablando esencialmente de granito aunque la pizarra también se utiliza en muchos lugares de Galicia. El caso es que doce escultores de talla internacional colocaron sus propuestas en la isla. La obra costó alrededor de los cien millones de las antiguas pesetas y se realizó en un plazo record de seis meses. Me gustaría hacer con todos vosotros un recorrido virtual por las esculturas siguiendo el itinerario que aparece en la figura de arriba.

Izquierda, “Cielo acortado”, Giovanni Anselmo Asociación
Derecha, “Xaminorio Xunquemenes Abay”, Enrique Velasco

Empezamos por Giovanni Anselmo, miembro destacado del llamado Arte Povera. Nace en Borgofranco d`Ivrea (Italia) en el año 1934 y su escultura llamada “Ceo acurtado” es una columna de granito negro de Campo Lameiro de un metro y veinte centímetros que representa el espacio entre el cielo y la tierra, entre nosotros y la inmensidad. En su parte superior puede leerse “Cielo Acortado”. Responde a uno de sus planteamientos clásicos, la idea de medir lo infinito. Su columna simboliza que ha conseguido reducir la distancia entre el cielo y la tierra en un metro y veinte centímetros. Es decir, que ha sido capaz de medirla por “acortamiento”. Casi al lado de la columna, a mano derecha el artista pontevedrés Enrique Velasco construye “Camino de Juncos” (Xaminorio Xunquemenes Abay), al borde del río, dos caminos de granito rosa de Porriño elevados sobre el suelo. La obra nos habla de la unión de la piedra con la naturaleza representada por una línea de césped.

Estela rosa s/t, Ulrich Rückriem  Turgalicia

Un poco más adelante, en el cruce de caminos, el alemán Ulrich Rückriem proyecta una columna de granito rosa rememorando las tradicionales gallegas. Y si tomamos por el sendero de la izquierda nos encontraremos, primero con el famoso “Laberinto de Pontevedra” de Robert Morris y ya casi llegando a la pasarela, a mano derecha la línea de piedras de Richard Long. Robert Morris (Kansas City, Estados Unidos, 1931) plantea un tema ya clásico en el land art como es el laberinto. “El laberinto de Pontevedra” de Morris recrea el petroglifo más antiguo de Europa: el laberinto de Mogor situado en Marín (Pontevedra).

Laberinto de Mogor, período del Bronce III  Celtiberia

Tiene unos dos metros de altura y al ser bastante estrecho provoca en la persona que lo recorre una sensación agobiante que le hace desear llegar cuando antes a su centro. Cuando al fin consigue llegar, el deseado centro desaparece, resultando una experiencia parecida a los no-lugares de Smithson. Está realizado en granito recubierto por pizarra negra.

Laberinto de Pontevedra, Robert Morris  Wikipedia

A Richard Long tienen que conocerlo todos mis alumnos de paisaje porque ninguno se libra de ver la fotografía de “A Line Made by Walking”, pero también los lectores del blog que lo hayan leído desde el principio recordarán que en uno de los primeros artículos (El paisaje, intervenciones artísticas no destructivas) trataba también de este artista, figura capital del land art. A este artículo me remito para más amplios comentarios sobre su obra. Pues bien, Richard Long tiene también una línea en esta isla. “La línea de Pontevedra” está marcada con granito blanco. En realidad indica un sendero, el que la gente va formando al caminar a su lado pisando la hierba que crece. Tiene 37 metros y se divide en dos en parte de su longitud.

"Línea de Pontevedra", Richard Long  Asociación
Estado actual (y en el recuadro cuando se inauguró)

En la página web de la Asociación de la Isla de las Esculturas se recogen algunas de las notas de Long sobre la obra: “Un sendero es un lugar. También es un camino que va de un lugar a otro, de aquí hasta allí, y vuelve nuevamente. Cualquier lugar a lo largo de él es una parada. La percepción de su longitud depende de la velocidad del caminante, o de sus pasos, o de su dificultad. …/… Un sendero se hace por el movimiento, por las huellas acumuladas de los usuarios. …/… Alrededor del mundo en las diferentes culturas, los senderos están marcados de muy diferentes formas, con mojones, postes indicadores, puntos kilométricos, banderas de oración, altares, muros menai, y otras marcas sagradas o culturales”.

Casita s/t, José Pedro Crof, original (izquierda) y estado actual  Asociación, La Voz

Siguiendo nuestro recorrido por la isla nos encontramos un poco más adelante con el volumen estilizado de una casita construida en granito gris de Mondariz por el artista portugués José Pedro Croft. Una construcción de 3,20 x 3 x 5,60 metros sin puertas ni ventanas que parece mezclarse con la naturaleza. Como puede verse en la imagen de la derecha (correspondiente al estado actual de la escultura) incluso una de las paredes se retuerce cediendo parte de su volumen a uno de los árboles que la rodean. Se crea así una cierta dialéctica entre la vida con sus ciclos y la permanencia de la edificación de granito.

Bancos de piedra s/t, de Jenny Holzer  Asociación

Muy cerca, Jenny Holzer (Ohio, USA, 1950) coloca ocho bancos de piedra gris de Arcade grabados con diversas frases que, aparte de su uso normal como bancos (?) propician la meditación y la lectura. Holzer plantea una instalación parecida a la Mesa Picnic que el iraní Siah Armajani coloca en Huesca (otro día hablaremos del proyecto “Arte y Naturaleza” de Huesca). Esta doble utilidad de los objetos que destaca en ambos artistas debería ser un referente a la hora de buscar alternativas a las instalaciones artísticas. En los bancos podemos leer algunas frases (truismos, tópicos) como las siguientes: “Hay que vivir en armonía con la naturaleza”, “Deberías viajar ligero de equipaje”, “Algunas heridas nunca cicatrizan” o “Inevitablemente lo inalcanzable es atractivo”.

Truismos, Jenny Holzer  Abanini

A la izquierda del camino principal sale una senda que lleva a una pasarela de unión con la ciudad. Cruzando la pasarela, ya fuera de la isla, pero muy cerca, se encuentra una especie de jaula metálica dentro de la que se alojan tres bancos de piedra que rodean a un cerebro tallado en granito silvestre y colocado directamente encima del suelo. Los Poirier (Anne y Patrick) titulan su obra “Una Folie o Pequeño Paraíso para Pontevedra”. Aunque el titulo pueda parecer equívoco su obra trata de la Memoria, de su preservación.

“Una Folie…”, Anne y Patrick Poirier  Tourgalicia

Según sus palabras: “Pues nosotros creemos que la Memoria y el conocimiento de las culturas es la base de todo entendimiento entre los seres y las sociedades. Que el desprecio y la destrucción de esta Memoria entraña todas las mentiras y todos los excesos. Que el odio y la violencia entre los pueblos, la intolerancia bajo sus formas más odiosas, provienen de la ignorancia o de la destrucción de la memoria cultural de los pueblos de la Tierra. Y nosotros debemos, con nuestros modestos medios, oponernos a esta amnesia y a esta destrucción generalizada…” Se suponía que esta jaula, con el tiempo se cubría con las enredaderas plantadas en su base, y que la memoria estaría allí, debajo de una naturaleza que es la memoria de Galicia. Pero…

Pirámide s/t, Dan Graham  Wikipedia

Volviendo a nuestro recorrido a lo largo del camino principal nos encontramos con una de las figuras emblemáticas de la isla, la pirámide de Dan Graham. El escultor norteamericano construye su pirámide de 1,90 x 1,90 x 1,80 metros en granito rosa de Porriño. Sus tradicionales espacios de cristal, de espejos o metálicos, son sustituidos aquí por vacíos. Esta escultura, resultado de la invitación que se le hizo al artista para que participara en el proyecto Porriño de la Bienal de Pontevedra de 1988, después de diversos avatares terminó aquí, en un lugar mucho más acorde con su simbolismo que en anteriores ubicaciones. A pesar de los cambios de material respecto a los que normalmente utiliza, continúa con su concepción minimalista (tan cercana al land art) y con su cariño por las formas triangulares.

“Los 36 justos”, Fernando Casás  Asociación

Muy cerca, al otro lado del camino Fernando Casás coloca sus “36 justos”, 36 bloques de granito negro de Campo Lameiro que se refieren a la tradición hebrea de los 36 sacerdotes que, distribuidos por todo el mundo se encargan de mantener su equilibrio. Los bloques de granito, situados entre eucaliptos, sobresalen del suelo como muñones negros de árboles cortados no se sabe debido a qué catástrofe natural o humana.

“Petrarca”, Ian Hamilton Finlay  Asociación

Nuestro recorrido termina. Ya muy cerca de la pasarela, a mano izquierda, Ian Hamilton coloca tres medallones de pizarra verde sobre los troncos de tres eucaliptos a más de cinco metros de altura. Su obra se llama “Petrarca”. Estos tres medallones, situados en un lugar escondido, me desconciertan. En ellos pueden leerse, grabados a mano, el nombre de Petrarca y unos números que se corresponden con tres sonetos de amor que el literato italiano escribió para Laura. Son versos que hablan de pasión y de soledad (Laura nunca le correspondió) y los grabados me recuerdan las inscripciones que los enamorados hacen en los troncos de los árboles (con o sin corazón atravesado por las flechas de Cupido, pero siempre con los nombres o las iniciales). Por más vueltas que le doy me siguen desconcertando porque no le veo el sentido en un lugar como este, y menos colgados de eucaliptos.

Casa Farnsworth, Mies van der Rohe  Archi-Land

Ya saliendo del camino y tomando la pasarela que nos devuelve a la ciudad, en medio del río, una balsa de madera a modo de los cientos de bateas que pueblan las rías, sobre la que el gallego Francisco Leiro colocó un sillón de esquina y una estantería con dos quesos de tetilla. La balsa está anclada pero se mueve. La exposición de lo cotidiano en medio de la naturaleza me recuerda la casa Casa Farnsworth de Ludwig Mies van der Rohe aunque debo reconocer que la casa de la doctora de Chicago no se mueve y, sobre todo, no ha quedado sumergida por las aguas de ningún río.

“Saavedra. Zona de descanso”, Francisco Leiro  Wikipedia

Y es que el 7 de noviembre de 2008 la batea con la propuesta de Leiro que se llama “Saavedra. Zona de descanso” apareció volcada. Se supone que no fue debido a ningún acto de gamberrismo sino a la falta de cuidados de un lastre que soportaba 16 toneladas. Esta falta de mantenimiento y cuidados de a Illa do Cobo ha sido una constante desde que se colocaron en ella las esculturas. Un desastre cultural denunciado en numerosas ocasiones. Sin embargo parece que algo se mueve además de la batea. Aparte de algunos trabajos puntuales de acondicionamiento, en junio de este año el ayuntamiento anunció un ambicioso proyecto de recuperación de la isla al que dijo iba a destinar algo más de un millón y medio de euros. Mientras tanto a principios de este mes han empezado los trabajos más urgentes con cargo a los 150.000 euros que el Ayuntamiento recibió del Ministerio de Cultura. La verdad es que me cabe la duda de si esta limpieza que se está haciendo es exclusivamente para no perder la subvención. En cualquier caso se está haciendo. Dado que el millón y medio de euros anunciado en junio corre a cargo de los fondos de la Unión Europea es posible que en el plazo de un año la isla vuelva a ser lo que fue.

Trabajo de los Poirier abandonado y destrozado  Martín

Sin embargo noticias como esta recogida del número correspondiente al día 29 del pasado mes de septiembre en la Voz de Galicia no invitan al optimismo (puede verse la imagen algo más arriba): “Identificado un menor por realizar un grafiti en la obra de José Pedro Croft en la Illa das Esculturas. Los agentes recibieron el aviso de que el adolescente, de catorce años de edad, se encontraba realizando pintadas en la casa de piedra diseñada por el artista portugués José Pedro Croft para el conjunto escultórico de la isla. Personados en la zona, el joven reconoció ser el dueño de un spray de color azul que coincidía con el grafiti y también se responsabilizó del dibujo. Al tratarse de un menor, tras su identificación se requirió la presencia de un representante legal y también de sus padres. Se da la circunstancia de que la casa diseñada por el artista portugués ya presentaba varios grafitis realizados con anterioridad. Tanto esta como otras obras del recinto, especialmente el laberinto de Robert Morris, reciben anualmente múltiples agresiones de este tipo”. Sucesos como el relatado arriba se podrían entender como participación ciudadana en el arte (o expresión artística popular) sino fuera porque, probablemente, el autor no lo había pensado así y esperaba algo de respeto a sus propuestas. A veces los grafiti son arte en estado puro (o contestación al "arte oficial") pero en una gran parte de casos, como lo atestiguan los nombres de los sujetos repetidos hasta la saciedad, no son más que muestra de un intento de reafirmar identidades todavía no demasiado maduras.

Estado en el que se encuentra el laberinto de Morris  Martín

Cuando se inauguró la instalación de las esculturas en la isla (el 29 de julio de 1999) algunos propusieron vallar el recinto, pero los autores de la idea se negaron ya que pensaban que la gente se comportaría correctamente. Como estamos viendo esto no fue así y el estado en el que se encuentran en la actualidad las esculturas (y la isla en general, exceptuando los 150.000 euros que hay que gastar con toda rapidez) es de total abandono por parte de las autoridades. Dejadez que propicia actos vandálicos como los descritos. Son constantes las dificultades que tiene el arte urbano para sobrevivir, pero las condiciones excepcionales de la Isla de las Esculturas (casi en el mismo casco urbano, una naturaleza espléndida, la singularidad de ser una isla, el contar con un material artístico de primera fila, entre otras) deberían de propiciar su conservación. De todas formas el hecho de su escasa difusión, incluso en la propia Galicia no ha hecho conscientes a los pontevedreses del tesoro con el que cuentan. No sólo un tesoro cultural sino también un tesoro turístico claramente desaprovechado.

La pirámide de Dan Graham y su entorno  Tourgalicia

Lo normal es que en los cascos de las ciudades los elementos de arte urbano se encuentren en ambientes muy antropizados (plazas, calles, jardines) y es difícil encontrar muestras de land art en ellos. Hay excepciones, como los Cubos de la Memoria de Ibarrola en el puerto de Llanes (pleno casco de la población) que mantienen una relación dialéctica evidente con el mar, pero, en general, es complicado encontrar ejemplos de este tipo. Por eso el proyecto de regeneración de la isla que anuncia el gobierno municipal me da un poco de miedo. Cualquier intento de urbanizar más esta isla fluvial que ha conseguido escapar a la cementación excesiva a pesar de formar parte de la ciudad de Pontevedra, parece un error. Es evidente que los elementos naturales del ámbito están, en parte, degradados y requieren una regeneración. Respecto a los culturales puede verse su estado en el material gráfico que acompaña el artículo y resulta urgente hacer algo (que no es sólo limpiar la maleza). Pero una vez conseguido, en el supuesto de que se haga bien, la dificultad está en mantenerlo. Para ello resulta imprescindible que los pontevedreses se den cuenta de la importancia que tiene y pongan en valor tanto sus aspectos naturales como culturales.

Paseo por la isla  Nasiorey

Es imprescindible que este espacio se “active” (ya he escrito bastante sobre esta cuestión en otros sitios del blog relacionados con el espacio público) desarrollando en él tareas complementarias que posibiliten un uso no exclusivamente relacionado con el placer estético. También es importante una adecuada difusión de su existencia de forma que genere recursos para la ciudad. He querido dedicarle en estos momentos un artículo a este espacio ciertamente singular porque parece que existe un compromiso del ayuntamiento de empezar las obras de regeneración y de terminarlas más o menos en el plazo de un año. Espero que, para entonces, pueda ser visitado en condiciones y su visita satisfaga al paseante. También espero que se conserve y mantenga adecuadamente a partir de entonces y que, dentro de otros diez años, no tenga que volver a traer a este blog que es necesario volver a empezar.

La línea de piedras de Richard Long  Diario Pontevedra

También propondría que en el comienzo del recorrido (supongo que se organizará un recorrido aunque sea indicativo) figuren los versos de Celso Emilio Ferreiro que he reproducido al comienzo, como prólogo imprescindible para que los no gallegos entiendan el significado de un elemento básico de nuestra cultura como es la piedra. Todavía con mayor motivo si se considera que la calle que el ayuntamiento ha dedicado a Celso Emilio es una de las que dan acceso a la Universidad y a la isla. Mi padre definió alguna vez O Carballiño como “navío de piedra anclado en un mar de pinos”. La piedra como referente está en el sustrato de este país y los autores de esta idea (Xosé Antón Castro y Rosa Olivares) acertaron plenamente con su propuesta. Confiemos en que nadie la estropee.