domingo, 11 de diciembre de 2011

Del CONAMA local a Durban global

En el año 1992 se celebró por primera vez el Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) . Desde entonces, más o menos cada dos años, se ha ido reuniendo esta asamblea española que ya va por su décima edición. A partir del año 2008 se decidió hacer una convocatoria anual de una sección llamada “Encuentro Local” coincidente con el CONAMA en los años pares, y a celebrar en otra ciudad fuera de Madrid en los impares. Surge así el llamado CONAMA local. En el 2009 se reunió en Sevilla, y en esta edición de 2011 en Vitoria-Gasteiz a lo largo de la última semana del pasado mes de noviembre. Bajo el lema Reformulando juntos las ciudades se organizaron una multitud de actividades: desde sesiones plenarias hasta mesas técnicas pasando por reuniones específicas o actividades en las calles. Como parte del Comité Científico me correspondió ayudar en los diálogos (otra vez con mi buen amigo Antonio Serrano) y en las mesas.

Cartel anunciando el 5º CONAMA local

Dada mi implicación no voy a escribir sobre lo sucedido. Pero sí acerca de una de las actividades que tuvo lugar en el marco de su celebración. El primer día, después de la inauguración, se entregaron los premios CONAMA a la sostenibilidad de pequeños y medianos municipios y, por la tarde, se presentaron. De la multitud de actos y actividades que se celebraban a esa misma hora decidí asistir a este acto. Sobre todo porque los que siguen el blog ya saben mi querencia por los temas rurales y la necesidad de soluciones diversas al problema de los asentamientos humanos. Soluciones que pasan por la necesaria diversidad en la forma de establecer la relación entre los grupos humanos y el territorio que ocupan: desde las grandes ciudades al caserío aislado. No me arrepentí. Mientras en otras salas se discutían temas aparentemente importantes, pero que constituyen mi quehacer casi diario, tales como la energía, la movilidad o la introducción del verde en las ciudades, en una pequeña sala los premiados explicaban porque los habían premiado. Éramos pocos, casi sólo los premiados y algún ente anómalo más (como yo), pero fue uno de los actos más emocionantes a los que he asistido en este frenético noviembre en el que he estado en tantos sitios y en tantas ciudades.

El pueblo de Piñel de Abajo imagen rmelgar

De todas las experiencias presentadas sólo voy a contar dos. No porque el resto no fueran de interés o me emocionaran menos, sino porque eran las de los municipios más pequeños y porque me van a permitir reflexionar sobre la identidad y el lugar, que es uno de los temas que más me ocupan en el momento actual. Piñel de Abajo es un pueblecito de la provincia de Valladolid (Comunidad Autónoma de Castilla y León, España) cuya población ronda los 200 habitantes. Según Eduardo Perote, que explicaba la iniciativa, “cabemos todos en una caja de cerillas”. Pues bien, en julio de 2005 empezaron a trabajar. La asociación local Prao de Luyas, constituida por doce miembros entre los que se encuentra Eduardo (el ponente) que es técnico forestal y agente medioambiental de la Junta de Castilla y León, decide que hay que hacer algo para fijar la población en el pueblo creando trabajo mediante la puesta en marcha de pequeñas empresas agrícolas.

Coordinadora de abejas, apicultura extensiva imagen memoria Piñel

Comienza así el proyecto Alimentando pueblos. Jornadas Pueblo de Piñel de Abajo. Con un presupuesto total de 7.000 €, no se sabe cómo consiguieron subvenciones de Proder Duero Esgueva, Caja España, La Caixa y Caja Duero (aunque no creo que las citadas entidades se arruinaran por tamaño dispendio). Así empieza la memoria que presentaron al premio: “El proyecto ‘Alimentando Pueblos. Jornadas Pueblo de Piñel de Abajo’ es una serie de actividades formativas, educativas, culturales, económicas y sociales, creadas desde distintas partes del municipio de Piñel de Abajo; el Ayuntamiento, la Asociaciones, los distintos comercios y gente particular del Pueblo; donde a través de charlas, talleres y experiencias se tratan de abordar los problemas y desafíos en que se encuentran hoy los pueblos. Como de por si el encuentro es excusa, se hace fiesta y se celebra. Cerrada la escuela hace veinte años, esta es la nueva, la de todos y todas edades, la de los oficios, el ruido de herramientas, la fábrica de manos y preguntas abiertas”.

Se aprende en la calle: elaborando cremas medicinales imagen memoria Piñel

La primera decisión fue cambiar la agricultura convencional por agricultura ecológica. No por razones finalistas de “cuidemos la Tierra” (que, probablemente, también) sino por el hecho práctico de que, por cada puesto de trabajo en la agricultura química se necesitan tres en la ecológica. Y, porque además desde el punto de vista de “lo pequeño” sólo con productos diferenciados se puede competir en un espacio económico tan complejo con es el agrícola. Todo empezó con unas Jornadas Agroforestales en el mes de julio de 2005. Luego se “institucionalizaron” cuatro jornadas formativas correspondientes a cuatro períodos anuales: de Fruticultura Local en febrero-marzo (época de injerto y poda), de la Biodiversidad en mayo (época de plantar), Pueblo en verano (época de recolección, cosecha y fiesta) y las de Invierno. Es tan absolutamente increíble lo que se ha hecho con el presupuesto de 7.000 € que invito a todos a que leáis la memoria presentada al premio del CONAMA en la dirección que figura al final del artículo. 

Garbanzos sembrados con sembradora de remolacha imagen memoria Piñel

Pero no sólo esto. Reproduzco parte de la memoria: “Si nuestras paredes caen en ruina reparémoslas y pintémoslas para darlas valor. Si la vivienda es prácticamente inasequible por su precio hagámoslas de paja (más económicas) Si desparecen nuestros frutales y nuestras semillas, recuperémoslas, y hagamos una red de semillas para multiplicarlos y un vivero. Si igual nos pasa con las gallinas pues gallineros en los solares y a mantener nuestras razas. Si queremos dar valor añadido a nuestros productos pues los transformamos y buscamos mercados. Si queremos comer productos sanos y locales pues creamos cooperativas de consumo. Nuestros eriales son menos perdidos si ponemos colmenas o si identificamos las plantas silvestres comestibles y medicinales. Si se pierden oficios, costumbres y nuestros cantos, pronto a rescatarlos. Si no hay dinero para teatro pues se hace una Agrupación de teatro y encima joven. Si Internet es una herramienta de comunicación y cercanía muy necesaria pongamos gratuitamente Internet para todo el municipio con el dinero que ahorramos con las bombillas de bajo consumo”.

Sistema agroforestal de trufa y calabaza imagen memoria Piñel

La exposición que hace Eduardo del proyecto, casi sin palabras, pasando imagen tras imagen con pequeños comentarios, nos pone a todos un nudo en la garganta. Después de oír hablar de periferias fragmentadas, de “smart cities”, de cambio climático, del “peak oil”, de la inseguridad ciudadana, de resiliencia, de la crisis financiera o de la contaminación por ozono, parece como si nos reencontráramos con la realidad de las cosas. Es conveniente que, de vez en cuando, alguien nos diga que el suelo es de verdad. Es decir, que es tierra, la tierra de toda la vida, no un producto inmobiliario. Que esa tierra es la que, en el fondo, nos da de comer, no la deuda soberana. A veces perdemos esto de vista. Cuando alguien que está convencido de esto y además lo vive, te lo cuenta sin ningún tipo de disimulos con toda la sencillez de lo auténtico, se entiende perfectamente. Lamento que no hayáis estado allí cuando lo explicaba. Si este año puedo lo traeré a mis clases de paisaje en Arquitectura para que mis alumnos sean conscientes del significado verdadero de lo que algunos llaman por ahí “paisajes culturales”.

Taller de mermeladas (saúco) imagen memoria Piñel

Para terminar con esta parte voy a reproducir la cita con la que Eduardo comenzó (o terminó, ahora no estoy seguro) su ponencia: “Nació y arraigó ya la opinión generalizada de que la agricultura es una ocupación denigrante y un oficio que no necesita magisterio o de los preceptos de nadie. Muy contraria es mi opinión, pues cuando yo observo en su conjunto la magnitud de la agricultura, a la que comparo a un gigantesco organismo, o la complejidad de sus partes, como si fueran los diversos miembros de aquél, temo que llegue mi última hora antes de poder conocerla en su totalidad. Pues quien pretenda considerarse un experto en esta ciencia necesita ser un gran conocedor de la Naturaleza, no ignorar los cambios de clima, y tener experimentado qué cultivos convienen a cada región y cuáles son incompatibles (…). Siempre he creído que no puede prever todo esto una persona que no tenga una mente despierta y una esmerada instrucción. De los trabajos del campo, Lucio Junio Moderato Columela, agrónomo romano, siglo IV a. de C.)

Finca de recuperación de variedades locales imagen memoria Piñel

El otro premio sobre el que también me gustaría decir algo es sobre el proyecto del ayuntamiento de Arnedillo denominado El mirador del buitre. Arnedillo está situado en el Alto Valle del río Cidacos, en La Rioja (España). Cuenta con unos 500 habitantes, es decir que caben en “dos o tres cajas de cerillas”. Por cierto, a los urbanitas de la Web les pregunto: ¿cuándo ha sido la última vez que habéis encendido una cerilla? ¿tenéis una caja de cerillas por ahí? ¿y sabéis dónde está? ¿cómo se enciende una cerilla? (hay que sacar la cerilla de la caja, volverla a cerrar no sea que haya un incendio, rascar la parte de la cerilla más abultada en el lateral rasposo que viene en la caja y apartar rápidamente el dedo con el que se ha hecho presión no sea que os queméis). Toda la zona del Alto Cidacos, poblaciones de Arnedillo, Enciso, Munilla y Zarzosa, ha sido declarada Reserva de la Biosfera en el 2003 como una de las mejores zonas buitreras de Europa y una de las más adecuadas para su observación y conservación.

El pueblo de Arnedillo imagen josetxu.com

El proyecto pretende un aprovechamiento racional y sostenible de los recursos turísticos de la zona. Los que leáis el blog de vez en cuando estaréis al tanto de algunas cuestiones fundamentales que se refieren al turismo de la naturaleza y las dificultades de hacerlo bien. Básicamente, que no se puede sobrepasar la capacidad de carga ambiental (de lo contrario se destruye el recurso), pero tampoco se puede sobrepasar la capacidad de carga turística que es bastante baja, lo que impide que este tipo de turismo se convierta en una industria para quedarse en renta complementaria de otras como pueden ser la agrícola, ganadera o forestal. Entiendo y presupongo que el proyecto cumple estas condiciones entre otras cosas porque la base tradicional turística de este pueblo era el termalismo lo que implica una cierta diversificación, por lo menos desde el punto de vista turístico. Pero no me ha llamado la atención el hecho de que se pretenda explotar la existencia de buitres leonados. Un mirador para ver buitres no parece que tenga nada de especial. Lo especial aparece cuando sabemos cómo se ha llevado a la práctica.

Pozas termales en Arnedillo imagen riojafoto

En el año 2002 empiezan las actuaciones adaptando como mirador la antigua caseta de una cantera abandonada. La cantera está a menos de un kilómetro del pueblo, en la garganta del valle Cidacos, y se ha ido restaurando poco a poco para integrarla en el paisaje. Caseta y mirador constituyen un observatorio de buitres bastante peculiar. Veamos: “En el observatorio se distinguen dos zonas: En el exterior, un mirador al aire libre permite contemplar el vuelo de las aves con catalejos y telescopios. Y en su interior, el centro acoge una completa exposición sobre la biología de la fauna silvestre, con especial atención al buitre leonado. Lo más espectacular es la posibilidad de observar quince nidos con gran precisión a través de un circuito cerrado de televisión. Una videocámara telecomandada, con capacidad de giro de 360º, está camuflada entre los riscos donde anida la colonia y permite una visión completa de las zonas donde están los nidos. Su presencia, a 25 metros del nido, es prácticamente imperceptible por los buitres. Las imágenes que capta son recibidas de forma simultánea en el interior, donde los visitantes pueden visionarlas en una gran pantalla”.

Panorama desde el Mirador del Buitre imagen web Arnedillo

La pregunta es la siguiente: ¿cuál es el diferencial de interés para un turista que ve los nidos de buitres en una pantalla de una caseta restaurada respecto a ver esas mismas imágenes en su televisión o monitor del ordenador sentado en su casa? Desde que he vuelvo del CONAMA he estado dándole vueltas al tema que tiene bastante más interés del que aparenta. Y es que detrás de la pregunta está la cuestión sobre la que vengo trabajando desde hace más de un año: lugar e identidad. Aunque a alguien le pueda parecer raro o estrambótico la pregunta es la misma que la siguiente: ¿Qué diferencia a la Web considerada como espacio público del espacio público real constituido por calles, plazas y parques? O lo que es lo mismo ¿qué funciones del espacio público tradicional pueden desaparecer del mismo para recluirse en Internet sin perder su funcionalidad? He hecho una pequeña encuesta con los amigos preguntándoles si irían a Arnedillo a ver en una pantalla nidos de buitres y si no sería igual que verlos en su casa. Sobre si irían hubo diferentes respuestas (unos sí y otros no) pero todos sin excepción contestaron que no era lo mismo verlos en una pantalla en la caseta de la cantera del valle de Cidacos que en el ordenador de casa.

Interior de la caseta rehabilitada imagen web Arnedillo

Sigo trabajando en ello, os mantendré informados. De momento no estoy en condiciones de dar una respuesta. Pero ahora tengo que descender de mi galaxia de intereses y seguir contando una experiencia que sirve para muchas cosas, pero sobre todo para experimentar con formas distintas de acercarse a la relación entre lugar e identidad. Si en el caso de Piñel de Abajo las relaciones de identidad son muy puras y se circunscriben al lugar (aunque ahora con tanto premio esto probablemente ya no sea tan válido), en el caso de Arnedillo se les superpone la imagen que del mismo se crea al funcionar como recurso turístico. Es decir, que para un habitante de Arnedillo su identidad no se basa sólo en las relaciones que se crean con sus vecinos y con el territorio, sino también en la imagen que de Arnedillo tiene el foráneo, y que se refleja como en un espejo deformando la original. Casi veinte mil visitas en un año (lo veremos luego) deforman la imagen que de sí mismo tiene cualquier pueblo de 500 habitantes. Se trata de dos ejemplos fantásticos para entender algunas cosas, ya que en las grandes ciudades es muy complicado detectar (y sobre todo explicar) estos procesos que, cada vez más, me voy dando cuenta que son básicos para construir los nuevos asentamientos del siglo XXI.

Aprendiendo sobre el buitre leonado imagen web Arnedillo

Aunque lo he intentado, no he sido capaz de “descender de mi galaxia de intereses”. Es más, se me ha ocurrido una maldad que voy a contaros. Arnedillo podría dar otro paso como ya se ha hecho en varios lugares turísticos: dejar el disfrute del lugar sólo al alcance de los ricos. Por ejemplo, cerrar el acceso a la cantera abandonada excepto para aquellos que estén dispuestos a pagar un alto peaje por hacerlo. Con esto reducimos la carga turística, la carga ambiental, disminuimos la huella ecológica al reducir los viajes a Arnedillo e, incluso, al hacerlo exclusivo, podemos ganar más. Esto ya se ha pensado para las pozas termales por lo que no parece una locura (ver el enlace al final del artículo). Las implicaciones éticas y morales que presenta este planteamiento son demasiado para un artículo como este, pero voy a ir más lejos. Cabe la posibilidad de que el turista “voyeur” de pollos de buitre ni siquiera se tenga que desplazar a Arnedillo con el consiguiente ahorro de planeta que se consigue. Cobremos a los que miren en Internet los nidos de los buitres o pongamos publicidad en la web. Esta alternativa pueden verse, por ejemplo en la asociación “WebCam unidos por los buitres leonados” (Vultures connecting people, BVCF) donde, por ejemplo, para seguir el crecimiento en directo de un pollo en el ordenador que queramos se puede hacer pagando bien como socio plenario o como sponsor. Así sucede en el enlace que se incluye al final del artículo. Aunque lo recaudado se destine al desarrollo de acciones de conservación no se evitan unas cuantas contradicciones éticas.

Buitre leonado imagen imagen fotolibre.net

Volvamos al proyecto. ¿Qué pasó con el mirador del buitre? Según la memoria, aspectos positivos: “En cuanto al incentivo turístico que ha supuesto para la localidad, y a la apuesta que se hizo por un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales compatible con el desarrollo de empresas y negocios; los resultados han sido espectaculares. El número de visitas a Arnedillo, según las estadísticas recogidas por la Oficina de Turismo, se ha incrementado constantemente, pasando de 8.285 visitas en al año 2003 a 18.190 visitas en el 2010. Respecto a la sensibilización social y al programa educativo de escolares, los resultados han sido plenamente satisfactorios. Las visitas al Mirador del Buitre y a su centro han ido aumentado de manera progresiva en el tiempo”. Pero: “La cuestión más delicada y dónde los resultados no son tan positivos, es en la conservación y cuidado de los buitres. El centro ha observado un gran descenso en la colonia; en el año 2003 se observaron unas 300 parejas y en la actualidad no constan más de 60. En cuanto a su reproducción, se llegaron a contar unos 45 pollos en las primeras temporadas; en el año 2010 tan solo 2, y en el 2011 no se ha visto ninguno”. Parece que el problema no es culpa del mirador sino a la falta de comida de los buitres debido a que la normativa europea obliga a recoger los animales muertos después del problema que hubo con las vacas locas.

Buitre leonado imagen calamones

Se otorgaron otros dos premios a la sostenibilidad de municipios de menos de 5.000 habitantes. El primero fue para el Ayuntamiento de Genovés por su agenda 21, y el otro accésit (por ser la actuación más votada en Internet) fue para Carcaboso por el Centro Agroecológico Demostrativo. Sólo los he mencionado sin decir nada de ellos porque los ya comentados ejemplifican mejor la idea que quería transmitir con el artículo de hoy. En cualquier caso en la página de los premios del CONAMA local cuyo enlace se incluye al final puede leerse la memoria que presentaron. Estamos en el ámbito local. Tan local, tan local, que el alcalde de Carcaboso, Alberto Cañedo cuando explicó el Centro Agroecológico llegó a decir que reivindicaba ser “de pueblo”, que no se consideraba de ciudad y que tenía muy claro cuales eran sus problemas y prioridades que no eran precisamente los problemas y las prioridades de los habitantes de las ciudades. Eso es verdad. Y por todas estas cosas salí con esperanza y casi emocionado de las exposiciones de los proyectos de los pequeños municipios. Me devolvieron al contacto con la tierra y la naturaleza. Así, sin mayúscula. Y con la dureza de ambas. De vez en cuando es bueno volver a los orígenes. Pero claro, bajar el consumo un 50% en Piñel de Abajo representa lo que representa, una pizca imperceptible en el consumo mundial. Bajar un 0,05% el consumo en Madrid no es que sea mucho pero es otro orden de magnitud. De ahí la importancia que tiene cambiar de escala.

Durban, descansando antes de la prórroga del partido imagen El Mundo

Y este cambio de escala es el que hace que un artículo que iba a titular Hay esperanza finalice de forma agridulce y le tenga que cambiar el titulo. Hoy mismo terminó la cumbre del clima de Durban con un notorio fracaso. Eduardo en Piñel de Abajo, o Charo en Arnedillo, con un gran esfuerzo por su parte intentan hacer las cosas bien. Trabajan duro para que ellos y sus vecinos vivan lo más dignamente que puedan y sean felices. Y que, además, sus hijos y sus nietos puedan seguir gozando de un planeta maravilloso. Mientras, en una lejana ciudad de tres millones y medio de habitantes situada en Sudáfrica y orillas del Océano Índico con el nombre de Durban (no sé si se entiende la ironía, D-urban) delegaciones de cerca de 200 países han ido literalmente a hacer turismo. Pobrecitos, los “distinguidos delegados” en mangas de camisa, con las caras cansadas, demudado el rostro o durmiendo encima de las mesas, han decidido que lo mejor que se puede hacer es no hacer nada. Ante las preguntas de un ecologista irredento de por qué determinada delegación se marchaba sin haber terminado las negociaciones la respuesta fue que “las cosas verdaderamente importantes se decidían en otros sitios”. ¿Qué son “las cosas verdaderamente importantes”? Supongo que Cameron defendiendo a los “tiburones de La City”, Obama a los “depredadores de Wall Street”, Merkel a sus bancos, Van Rompuy no sabe no contesta, qué decir del dúo Rajoy-Zapatero hermanados en la nada. En España probablemente lo importante era “el duelo del siglo” (me refiero al partido Madrid-Barcelona que se jugó ayer, por cierto con el resultado de 1-3, ya me he enterado). Prefiero cortar el párrafo porque iba a decir barbaridades de algunos políticos, de la política y de la sociedad en general de las que luego, probablemente, me iba a arrepentir.

Pintando murales hacemos nuestra historia imagen memoria Piñel

La secretaria de la ONU para el cambio climático la costarricense Christiana Figueres calificó el pacto de extraordinario (en palabras del enviado especial de El País) y dijo que “se abría una nueva fase en el régimen climático”. Por lo menos su antecesor en el cargo el holandés Yvo de Boer tuvo la decencia de dimitir después del fracaso de la cumbre del Clima de Copenhague. Calificar de extraordinario un pacto que prorroga unos años un protocolo de Kioto que estaba ya muerto es un sarcasmo. A las críticas de Venezuela, Colombia, Bolivia o Egipto se une la negativa India. Además se descuelgan Canadá, Japón, Rusia, EEUU y China que, directamente, se han borrado. En resumen, Kioto sólo controlará el 15% de las emisiones. La otra parte del acuerdo, empezar a negociar el próximo año “algo” para concluirlo en el 2015 y ponerlo en funcionamiento el 2020 la firman todos. La firman porque tanto EEUU como India (responsables conjuntamente de la emisión de la mitad del CO2 producido por la humanidad) han conseguido incluir una cláusula de salvaguardia. Lo único medianamente interesante ha sido la decisión de que el Fondo Verde Climático alcance en el 2020 un trasvase de 100.000 millones de dólares de los países ricos a los pobres. Claro que el 2020 queda muy lejos y antes, probablemente, otra crisis financiera vuelva a poner las prioridades donde deben de estar. Es decir, en Wall Street, en la City londinense y en los bancos alemanes. Menos mal que todavía en pueblos como Piñel de Abajo quedan asociaciones locales como la de Prao de Luyas, y personas como Eduardo, que nos dicen que no todo está perdido. Y que todavía alguien se preocupa en Arnedillo por unos buitres leonados (aunque sea como recurso turístico) mucho menos nocivos que algunos delegados en Durban que sólo estaban allí para defender intereses particulares en lugar del interés del planeta.


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