Estos últimos días he oído hasta seis veces (que recuerde) la expresión
ciudades resilientes. Tal proliferación no puede ser debida a la casualidad. Por otra parte, uno de mis alumnos se ha interesado por el término
permacultura (¡!). Además resulta que me ha llegado (ignoro a través de quién) la convocatoria para unas jornadas en Vitoria-Gasteiz a celebrar en este mes de abril tituladas
Jornadas decrecimiento y ciudades en transición. Y para rematarlo todo he tenido que explicar en la asignatura de Introducción al Urbanismo la ciudad medieval. Entonces he pensado que quizás el destino me estaba pidiendo que contara algo sobre las “Transition Towns”. En ocasiones anteriores en que me ha asaltado esta tentación me he resistido a hacerlo porque no sabía como conciliar mi postura ante estos
Pueblos en Transición (francamente visceral) con un mínimo de racionalidad. Pero creo que, después de la clase de esta mañana estoy en condiciones de ver el tema con mayor frialdad, incluso con simpatía. Así que me voy a poner a ello. Cada vez tengo más claro que vamos a tener que considerar los años setenta del pasado siglo XX como el momento en el que se confirmaron blanco sobre negro algunas ideas de décadas anteriores y se pusieron en marcha iniciativas que, con el paso de los años, se están revelando como el auténtico semillero de las ideas actuales. Además se intuía que algo estaba a punto de cambiar. Algo importante que, todavía hoy, no estamos en condiciones de valorar con suficiente claridad. De estos años es el informe Meadows, las primeras crisis del petróleo, se termina una de las guerras más atípicas producidas en la historia de la humanidad (la guerra del Vietnam), se empieza a deshacer el bloque comunista y los fundamentalistas musulmanes toman el control de Irán.
Imagen de “Permaculture: A Designers’ Manual”
Fragmento de la portada, ilustración de Andrew Jeeves