miércoles, 8 de mayo de 2013

Ese objeto mal diseñado llamado peatón

Aunque a algunos les pueda parecer extraño todos hemos sido peatones alguna vez. Y, por tanto, todos somos conscientes de que el peatón es un ser manifiestamente mejorable. Sobre todo los que nos dedicamos de una u otra forma a pensar, proyectar o construir ciudades, por sufrir de forma directa las consecuencias de que el producto peatón haya sido mal diseñado. Además, en la actual coyuntura económica no tenemos más remedio que aguantar. Sería impensable, por su costo, una operación de regeneración humana, incluso aunque habláramos de renovación, que nos permitiera sustituir al peatón actual por otro más adecuado para deambular por calles, plazas y parques de acuerdo a nuestros intereses. Tampoco cabe pensar en su supresión radical. Teóricamente sería posible, pero La Historia nos enseña que, en la práctica, tal operación (que se ha intentado muchas veces, por ejemplo en Brasilia) ha fracasado una y otra vez. Por tanto no queda otra que asumir sus imperfecciones. Y, para ello, lo primero es conocerlas.

Ese objeto mal diseñado llamado peatón  Elfoton