martes, 3 de junio de 2014

Recuperar el territorio

Hace unos días tuvimos una reunión del Comité Hábitat español para seleccionar las Buenas Prácticas para el concurso de Dubai. Eso me permitió ponerme en contacto, una vez más, con “las cositas buenas” que se están haciendo en este país relacionadas con los aspectos sociales, territoriales y urbanos. Independientemente del proceso de selección, e incluso del hecho de que alguna práctica de las que voy a explicar no haya sido seleccionada (los criterios del concurso son un tanto especiales, específicos y, en algunos casos, contradictorios) me gustaría contaros algo de tres de las Buenas Prácticas presentadas. Se trata de ejemplos concretos y reales del camino que entiendo debería priorizar esta vuelta a lo local de la que algunos venimos hablando desde hace unos años. Las tres corresponden a propuestas muy diferentes, una rural, otra territorial y la tercera urbana, pero tienen en común la necesidad de recuperar la perdida relación del ciudadano con el territorio en el que vive.

Fragmento de la acuarela “Pachamama” de Cesar Bertel  cesarbertel

Aquellos que me conocen (y, sobre todo mis alumnos) saben que repito como un mantra que, para cuidar el territorio, para amarlo, lo primero es conocerlo. No se ama lo que no se conoce. En un alarde de inventiva y de trabajo ya podemos detectar paisajes naturales o agrícolas de mantenimiento prioritario para la pervivencia de la propia sociedad urbana. O señalar entre los profesionales las bases de su pervivencia. Incluso inventarnos nuevas formas de gestionarlos o novedosas técnicas de recuperación. Si la mayoría social es ajena a su naturaleza, necesidades e importancia, tarde o temprano sucumbirán ante cualquier agresión por parte de esa misma sociedad. Por ello se va volviendo cada vez más importante algo que parecía al principio como un adorno, algo accesorio frente a los problemas de detección, organización o gestión: la difusión de los valores patrimoniales, sean naturales o no, del territorio. Y todavía más. No una simple difusión erudita y distante desde los “sabios” a los “ignorantes”, sino una puesta en relación del ciudadano con el territorio que habita.

Internet Map, conexiones europeas ciudad a ciudad
 ¿Reconoces el territorio? (busca, está debajo)  chrisharrison

Desde mi punto de vista, las tres prácticas que voy a explicar significan avances apreciables en esta dirección. Son, básicamente modernas, porque ponen el énfasis justamente en el aspecto hasta ahora más olvidado de la gestión sostenible de los recursos naturales y también de la ciudad y su entorno natural: la necesidad de que las personas vuelvan a conectar con un territorio que los medios de difusión masivos, internet, la sustitución del concepto de distancia por el de tiempo y las relaciones instantáneas, han hecho olvidar. Ese territorio que parece no existir cuando asistimos a la fiesta de la arquitectura y el urbanismo genéricos (tan modernos), cuando hablamos de que el entorno de cualquier ciudad es el planeta entero o cuando pretendemos medir todos los objetivos, todas las emociones, mediante un único patrón. La sostenibilidad del planeta pasa por la vuelta a lo local y para que esta sea posible es imprescindible reconectar con un territorio hoy frecuentemente olvidado.

Croquis de “una máquina de pensar” de Geddes, método visual de
 conexión entre hechos e ideas (¡qué falta nos hace!)  cafedelasciudades

Y no es que esta idea sea precisamente nueva. Geddes, Jacobs, Mumford y tantos otros, no solo la han propuesto como una teoría. Incluso la han llevado a la práctica. La dificultad del tema, y lo que le confiere un mayor interés, es la especial situación creada por el paso de un mundo local a un mundo global, especialmente en los años que llevamos de siglo.   

Un parque muy nuestro

Vamos a empezar por la más humilde. Se llama "Un parque muy nuestro", de la asociación Ripakoa y corresponde al Ayuntamiento del Valle de Lizoain Arriasgoiti en Navarra. Esta práctica ya obtuvo una mención en el 7º Catálogo de Buenas Prácticas de esa Comunidad y los datos proceden de dicho Catálogo. Es una zona agrícola y ganadera en la que viven unas 350 personas repartidas en 13 aldeas. Dividida en dos zonas por el río Erro, no contaba con un espacio de encuentro para las diferentes localidades. Según el catálogo, un lugar "donde, desde antaño, la valoración del paisaje ha dependido muy directamente de su rentabilidad económica". Esto es importante porque pudiera parecer que la desvinculación del territorio de la que hablaba al comienzo se refiere sólo a los urbanitas. En el medio rural también pasa, aunque de forma diferente. En realidad, así como un urbanita cuando va “al campo” lo entiende como estética, ese mismo campo se ve por el agricultor o el ganadero cómo su fuente de ingresos.

Un parque muy nuestro  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Así como hace algunos años en Europa se podía hablar de una diferencia clara en cuanto a los modos de vida rural y urbana, ahora no sucede lo mismo. “El campo” para el habitante de la aldea ya no está relacionado con una forma de vivir que abarcaba todo, desde la economía hasta las relaciones sociales, pasando por la forma de divertirse o la de comprar, sino que se ve casi como una industria más. El modo de vida, los deseos, las ambiciones, las relaciones, la forma de divertirse, de vestir, de consumir, los determinan la radio, la TV, internet, la prensa escrita (cada vez menos), Twitter o Facebook que son, básicamente, urbanos. De forma que ese sentimiento por la tierra en su sentido profundo (sentimiento que experimenté en mi niñez rural en Galicia) se va perdiendo también en el mundo de la aldea. Eso es algo que, precisamente, pretende recuperar esta práctica. Pero no sólo esto, sino también crear un “lugar abierto, de encuentro para niños y adultos, en un valle diseminado en 13 pueblos”. Es decir, crear marcos de memoria y relación entre la gente del valle vinculándolos a un lugar concreto.

  Fuente con simbología celta Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Pero los objetivos van mucho más allá: “Realizar un parque emblemático para nuestro valle fusionando el cariño y respeto hacia nuestra infancia, nuestros árboles y su significado cultural ancestral; desarrollar la formación y educación ambiental de los niños y sus familias y la participación, desde temprana edad, en trabajos de auzolan voluntario e intergeneracional; aumentar la biodiversidad de las tierras bajas del valle”. Cualquiera que lea las palabras anteriores copiadas textualmente del Catálogo podrá darse cuenta de que se trata de lo mismo que venimos repitiendo de forma machacona en este blog. La actuación concreta consistió, por tanto, en algo muy sencillo, construir un parque entre todos. Pero no un parque cualquiera, sino un parque formado por un círculo de árboles representando el calendario lunar celta (19 plantas igual a 13 meses y 4 estaciones primer y último día del año) y una fuente central con simbología celta. Es decir, un parque simbólico.

Árbol autóctono, placa, niños  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

A partir de este centro, y en su entorno, sesenta familias “plantan árboles autóctonos con el nombre de sus hijos. Cada planta lleva una placa informativa (árbol en latín, euskera y castellano; nombre y fecha nacimiento). Paneles informativos en euskera y castellano, con esquema del parque y explicaciones básicas, para su comprensión y consulta de las características atribuidas a cada persona, según fecha de nacimiento”. Además se construye un reloj solar para saber la hora a partir de la propia sombra. Tampoco me parece anecdótico el tema del reloj solar. Puede parecer absurdo, en un mundo de móviles, que se intente conocer la hora mirando la sombra pero en la cultura rural tradicional la diferencia más importante con la urbana era el sentido del tiempo. Digamos que la cultura urbana creó el reloj con horas, minutos ¡y segundos! En el mundo rural tradicional el reloj era un instrumento poco útil. Recordarlo debería formar parte de esa cultura que se está perdiendo.

Parque comunal entorno antigua iglesia San Miguel  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Paralelamente diseñamos un Calendario Lunar de pared para 2013. Consta de trece meses, presididos por los trece árboles del círculo y por cada uno de nuestros trece pueblos, fase lunar diaria y fotografía grupal de niños y niñas participantes. El año se inicia el 24 de diciembre con el mes del abedul. Este calendario tiene un original diseño propio, mixto Lunar/solar, respetando la ancestral manera de contar el tiempo y práctico para nuestras necesidades actuales”.  El parque está situado en un terreno comunal, “hasta ahora dedicado al cultivo de cereal, próximo al núcleo urbano y en el entorno de la antigua iglesia de San Miguel. Un enclave especial desde cuyo centro, la vista puede recorrer el horizonte circular de la baja montaña del entorno del valle, sólo interrumpido por la vieja iglesia. Para nuestros antepasados podría representar el propio centro de su universo”… “La antigua Iglesia Parroquial de San Miguel unida al Parque, quemada en 1932 y actualmente restaurada y desacralizada, se convertirá en centro cívico dónde complementar las actividades programadas relacionadas con el parque y otras, que requieran un espacio cubierto”.

Visitas escolares  Catálogo Buenas Prácticas Navarra

Para terminar sólo me resta decir que el coste de esta práctica ha sido de 18.600 euros. Se han celebrado ya diferentes fiestas, juegos, talleres infantiles, comidas populares, visitas escolares y diferentes actividades que sería largo reseñar. Además “las tareas periódicas de mantenimiento y riego, en auzolan voluntario, son ocasión de encuentro y colaboración entre niños y adultos de los diferentes puntos del valle”. Reconectar con el territorio. Esta recuperación de lo local (base de la sostenibilidad) tiene que partir, necesariamente, de volver a sentir el territorio como algo propio, de amarlo. De conectar lugares concretos, a ser posible simbólicos, con los grupos humanos que le dan sentido y que, a su vez, adquieren identidad al relacionarse con ellos. 

12 meses 12 paisajes

Esta práctica es la que abarca un ámbito mayor ya que se refiere a toda Galicia. Desde el año 2008 esta Comunidad Autónoma cuenta con una ley de protección del paisaje (7/2008 de 7 de julio) en base a la cual se ha elaborado una Estrategia Gallega del Paisaje. Se trata de un documento muy interesante que trataremos, más adelante, en otro artículo del blog. Uno de sus elementos fundamentales es la sensibilización, formación y divulgación del paisaje gallego. El hecho de que se entienda como uno de los pilares para la comprensión del territorio ya nos pone en la pista de la situación en la que se alinean sus responsables y que coincide plenamente con el enfoque que entendemos hay que darle al tema. Se diferencia sin embargo de las otras dos actuaciones que estamos comentando en que el elemento central no es la educación ciudadana, sino la educación reglada. Se desarrolla, básicamente, en colaboración con la Consejería de Educación del Gobierno gallego y, en concreto, a través del llamado “Plan Proxecta”.

Plan Proxecta CEIP de San Xoán de Becerreá  blogdoplan

Al plantearse sobre todo para el ámbito escolar tiene que considerar y formar al profesorado para animarle “a realizar acciones de mejora paisajística asumibles desde el aula con proyección en el entorno local”. A la vez se desarrollan talleres de especialización “para técnicos y profesionales, así como foros informativos en el ámbito local, con el objetivo de formar y concienciar a la ciudadanía en la responsabilidad de respetar y proteger el paisaje”. Actuaciones ya realizadas: en el período desde el año 2011 al 2013 participan en el programa casi 3.400 alumnos, alrededor de 400 profesores, unos 150 profesionales y 56 centros educativos de los cuales 13 eran de otras cinco comunidades autónomas. También se llevaron a cabo 12 foros ciudadanos y se elaboró un conjunto de materiales didácticos de apoyo. El presupuesto total (con una pequeña participación de entidades privadas además de la administración) alcanzó durante este período los 232.000 euros.

12 meses 12 paisaxes CEIP Illas Cíes “Os golfiños das Illas Cies” osgolfinosdoillascies

Las prioridades del programa fueron tres: “Sensibilizar, con carácter general a toda la población, a través de los medios de comunicación en aspectos relacionados con la protección, gestión y conservación del paisaje; facilitar recursos formativos a los técnicos y profesionales directamente relacionados con la gestión del paisaje; integrar el paisaje en el currículum educativo para desarrollar una mirada crítica en el alumnado con el objetivo de fomentar una actitud responsable y proactiva de cara al futuro”. La primera me parece que es básica. Sin que la ciudadanía quiera defender su cultura, sus elementos de identidad y la belleza de sus territorios es casi imposible conseguirlo: cualquier agresión será secundaria respecto a otras cuestiones tales como la creación de puestos de trabajo o la obtención de un rendimiento económico (aunque sea a corto plazo).  Pero ya hemos dicho muchas veces que es imposible querer lo que no se conoce. Y este conocimiento es lo que se pretende con su introducción en escuelas e institutos.

Mirador de Monte Branco  ponteceso

De las actividades desarrolladas en el ámbito educativo destacaría algunas por su interés y novedad. En colaboración con la Fundación Juana de Vega se realizaron una serie de talleres de lectura del paisaje cuyo objetivo fue “desarrollar la capacidad de leer e interpretar el paisaje para los docentes y el alumnado”. Se utilizaron algunas técnicas divertidas como la colocación de las “gafas de mirar el paisaje”. También, en colaboración con la Fundación Eduardo Pondal, se llevaron a cabo con alumnos de infantil y primaria de Ponteceso, Cabana y Laxe, una serie de Obradoiros (talleres) de interpretación del paisaje en el mirador de Monte Branco. También, dentro del plan “Proxecta”, diferentes proyectos escolares de intervención paisajística, destacando la vinculación entre centros mediante trabajo compartido en red. Otra actividad destacable fue la celebración, en junio de 2013, de la “Primeira xuntanza de xóvenes pola sostibilidade e a paisaxe” (Primera reunión de jóvenes por la sostenibilidad y el paisaje) con la participación de 43 profesores y cerca de 200 alumnos de primaria y secundaria de 27 centros educativos de 6 comunidades autónomas.

El cartel de la reunión de Pontevedra  cmati

Afortunadamente ya estamos un paso más delante de la simple detección de los elementos del territorio a defender. La sensibilización, la educación, el contacto y el conocimiento del territorio, se empiezan a considerar aspectos tan básicos como la legislación o las metodologías de gestión. Prueba de que esto se entendió así fue que, una vez dividida toda Galicia en 12 áreas paisajísticas, el esfuerzo no se quedó exclusivamente en una publicación, probablemente muy interesante para los profesionales, sino que se procedió a realizar Foros Informativos en los que “participaron los principales agentes sociales, institucionales y educativos de cada zona. El objetivo era reconocer y valorar los aspectos positivos del paisaje a través de una metodología activa y participativa, para comprometer a los ciudadanos en el cuidado y protección de su paisaje”.  Se trata de un salto cualitativo importante, que tiene que ver con la consideración del territorio como algo básico no sólo desde el punto de vista de la realización plena del individuo sino de la propia sostenibilidad del sistema.

Llevando a cabo un proyecto IES Carlos Casares de Vigo  iescc

Entre las lecciones aprendidas después de la realización de esta práctica me interesan destacar dos. La primera se refiere a las posibilidades del paisaje como recurso educativo: “El paisaje es un recurso educativo extraordinario para el trabajo multidisciplinar porque es accesible desde varias materias facilitando dinámicas pedagógicas abiertas, creativas e innovadoras como el trabajo por proyectos y la resolución de problemas que desarrollan las competencias básicas del alumnado”. Y la segunda tiene que ver con eso que solemos llamar “diseño participativo” del que tanto se habla y en el que tan pocos profesionales creen: “El alumnado que participó en 12M12P de estos centros fue capaz de opinar, discutir y acordar acciones para mejorar aspectos de su entorno inmediato y de transmitirlos en su comunidad educativa y local reforzando los valores de una ciudadanía activa”. Parece mentira, pero avanzamos. Además, en una materia tan (aparentemente) difícil como el paisaje.

Las raíces del mañana: 250.000 árboles y ciudadanos

El caso de Vitoria-Gasteiz no deja de sorprenderme. No es ya que vayan años luz por delante de casi todos en temas territoriales, es que tienen tan interiorizado su territorio que son capaces de avanzar cambiando el rumbo cuando atisban que algo puede ayudar. Lo digo porque el título de la Buena Práctica que han presentado al concurso de Dubai (que es el que figura arriba) no era el título original del programa. El título primitivo era el siguiente: "250.000 árboles y arbustos para el Anillo Verde".  Aquellos que no conozcan la historia del Anillo Verde podrán sorprenderse, pero es que el llamado “Anillo Verde” que costó a los vitorianos sangre, sudor, lágrimas (además de mucho trabajo) no se trata de un cinturón de naturaleza que rodea en su totalidad la ciudad. Está formado por una serie de espacios verdes que se han ido consiguiendo conservar y que, en algunos casos, ni tan siquiera están unidos entre sí por corredores ecológicos. Lo que pretendía el programa primitivo era, precisamente, conectarlos plantando árboles y arbustos en aquellos espacios que quedaban o que fuera posible recuperar para este fin.

Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz, centro de interpretación Ataria  estudioataria

Pero el propio concepto de Anillo Verde (y no sólo en Vitoria-Gasteiz) ha ido cambiando con el tiempo. En el momento actual los anillos verdes que rodean muchas ciudades en todo el mundo han pasado de ser piezas separadas con identidad y el poder suficiente como para organizar el crecimiento urbano, a ser considerados como un elemento más en el entendimiento global del territorio. Rebeca, una de mis alumnas de doctorado está terminando ahora mismo una tesis en la que se observa claramente esta evolución en Vitoria. Y el año pasado, Susana ya leyó su tesis en la que defendía lo mismo para el caso de Inglaterra. Así se explica que la expresión "Anillo Verde" haya desaparecido del programa siendo sustituida por la palabra “ciudadanos”. Esa es la clave del cambio (y el motivo de mi asombro). El foco está ahora, todavía más, en el ciudadano. En realidad, en una sociedad entera que entiende, ama y preserva su territorio. Por eso me refiero a su adelanto respecto a otros lugares y a su demostrada capacidad de ver lo que es obvio, pero ante lo que en otros sitios se cierran los ojos.

Plantación del “Bosque ciudadano” en Salburua  AVG en Flickr

Dice el informe remitido al Comité Hábitat: “La iniciativa persigue básicamente mejorar la funcionalidad ecológica del Anillo Verde -a través de su cosido con plantaciones- y convertirlo en la pieza principal de la Infraestructura Verde del municipio de Vitoria-Gasteiz, así como posibilitar la participación social y del sector privado, sensibilizando sobre la necesidad de potenciar la biodiversidad, por su importante papel en la lucha contra el cambio climático, además de por reportar otros muchos beneficios socioecosistémicos”. Hasta el momento se han plantado cerca de 130.000 plantas, repartidas en 38 localizaciones gracias al apoyo de 17 empresas o instituciones. Se ha creado la figura del socio protector del Anillo Verde y para la plantación se ha contado con la colaboración de la ciudadanía en general, diversos colectivos e, incluso, de los trabajadores de empresas o instituciones. Cerca de 3.000 ciudadanos han participado en campañas de plantación populares o campañas escolares. Aunque los habitantes de Vitoria-Gasteiz están ya muy sensibilizados siempre es posible dar un paso más.

Actuaciones “Las raíces del mañana” cortesía Ayto Vitoria-Gasteiz
 Señalar en la imagen para verla a mayor tamaño

Se han obtenido beneficios ecológicos: “El cierre o cosido del Anillo Verde, a través de la plantación de árboles y arbustos, está mejorando la conectividad ecológica, confiriendo estabilidad al Sistema de Infraestructura Verde e incrementando sustancialmente las funciones y los beneficios socioecosistémicos que ésta aporta. Además de beneficios ambientales, las intervenciones ya ejecutadas están reportando importantes beneficios sociales y económicos.
Entre los beneficios ambientales más reseñables cabe citar el aumento de la biodiversidad y de la vida silvestre, la prevención de inundaciones, el control de la erosión y la reducción de los niveles de CO2, todos ellos relacionados con la prevención y la adaptación al cambio climático”. Pero también sociales: “Por otro lado, el proceso de participación social llevado a cabo, con acciones de voluntariado, en las que tienen cabida todo tipo de personas y colectivos, está afianzando el sentimiento de comunidad y de identidad, ayudando a combatir la exclusión social y el aislamiento. También tiene una componente educativa importante, por cuanto sensibiliza sobre la necesidad del cuidado y protección del Anillo Verde y del entorno natural”.

Plantación en el cerro de Atxa en el Zadorra  blogsvitoria

Hemos empezado estudiando una actuación en un entorno rural, y luego hemos visto lo que hace el Instituto del Territorio gallego con el paisaje de toda la comunidad autónoma. Ahora es el caso de una ciudad y su entorno. Pero en los tres ejemplos, de lo que se trata es de conectar a la gente con el territorio en el que vive. Si de verdad queremos resolver el problema al que se enfrenta el siglo XXI tenemos que pensar soluciones reales. Se trata de afrontar un conjunto de requisitos históricamente nuevos (y de los que depende que podamos vivir dignamente) derivados del hecho de que la huella ecológica de la Tierra haya sobrepasado la totalidad de su superficie. El cambio tiene que pasar porque toda la sociedad asuma roles nuevos derivados de la vuelta a lo local. Para ello se necesita reconectar con un territorio del que la ciudad se había separado. Deberíamos olvidarnos de pensar en las ciudades como artefactos ajenos al sitio. Los costes, tanto ecológicos como económicos, de mantener este tipo de superestructura depradadora e insaciable (consumo y crecimiento ilimitados basados sobre todo en una economía exógena) son, en estos momentos, inasumibles por el planeta.