domingo, 4 de noviembre de 2018

PlanIT Valley, la Smart City que nunca fue

El mes pasado lo dediqué a comentar las vicesitudes por las que había pasado Celebration City, una “ciudad ideal” que el imperio Disney construyó cerca de Orlando. Mientras pensaba sobre ella, una y otra vez, de forma recurrente, se me aparecía una imagen. Se trataba de la planta de una ciudad formada por una serie de hexágonos unidos entre sí por líneas blancas y que ilustraba uno de los párrafos del artículo titulado “Smart Cities, los inventos del TBO” que escribí hace casi nueve años (en enero del 2012). La verdad es que hoy pensaba escribir sobre un tema de salud y urbanismo pero, a última hora, decidí cambiarlo. No fuera que la planta de PlanIT Valley, que así se llamaba la Smart City cuya imagen me rondaba la cabeza casi como una obsesión, no me dejara dormir y fuera a interferir también con el artículo de este mes. Así que decidí escribir sobre esta ciudad nonata.

La imagen que recordaba, PlanIT Valley  inhabitat

El pueblo de Paredes está situado al norte de Portugal, muy cerquita de Porto, a unos veinte minutos en coche. Es una población tranquila, ordenada, limpia, de edificios de no mucha altura. El municipio, que lleva su mismo nombre, está dividido en 24 parroquias (bueno, la freguesía portuguesa no es exactamente igual que la parroquia española, ni siquiera que la gallega, pero se puede asimilar) y cuenta con más de 80.000 habitantes. Pero lo cierto es que el asentamiento de Paredes sólo se puede entender en un contexto de urbanización dispersa muy parecida a la de ciertas zonas de Galicia o del norte de España. Enclavado en el valle de Sousa, famoso por sus paisajes, cuenta con un interesante patrimonio, como el románico monasterio de San Pedro de Cête o la iglesia de Bitaraes.

El ayuntamiento de Paredes  google maps

Ya tenemos el escenario. Vamos ahora a conocer a los personajes. La empresa Living PlanIT se trata de una creación de Steve Lewis que fue un alto directivo de Microsoft hasta que decidió establecerse por su cuenta. En esta aventura le acompañó Malcolm Hutchinson otro veterano de los tiempos del equipo .NET de esta compañía. Esta sería la parte técnica y emprendedora. Pero también habría que mencionar a Celso Ferreira, el alcalde socialdemócrata de Paredes que trató de impulsar la construcción de PlanIT Valley. Ferreira fue elegido alcalde en el año 2005 y estuvo en el cargo hasta el 2017. Doce años de alcaldía de los cuales nueve lo fueron en el período de crisis económica por la que pasó Portugal y que también explica algunas de las razones por la que una de las Smart City más prometedoras se quedó en el papel.

PlanIT Valley que se quedó sobre el papel  smartcityhub 
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Pero ya es hora de contar la trama. Trama con un final no demasiado feliz (según como se mire, por supuesto) pero que pienso complementa muy bien el caso de Celebration City. PlanIT Valley se proyectó sobre una superficie total de 1.670 hectáreas en las parroquias de Recarei, Sobreira, Aguiar de Sousa y Parada de Todeira, todas ellas pertenecientes al municipio de Paredes. Es necesario explicar, aunque sólo sea para hacernos una idea del contexto territorial, que estas parroquias no están deshabitadas. Es decir, no son áreas de suelo vacantes en las cuales no vive o trabaja nadie. La población de cada una oscila entre los 2.000 y los 5.000 habitantes (aproximadamente) y, excepto Parada que no llega a las 400 hectáreas, el resto ocupa entre las 1.500 y las 2.300 hectáreas de superficie cada una. Así que PlanIT Valley no iba a aterrizar sobre el vacío sino sobre un tejido de asentamientos tradicional y consolidado. Aunque, desde mi punto de vista, esto no se tuvo en cuenta para nada. Es decir, PlanIT Valley, lo mismo que se situó en Paredes podía haberse situado en Almodóvar del Campo, por poner un ejemplo.

Una imagen que habla poco más que de un entorno verde  publico

Según Science Quick Picks todo empezó cuando en el año 2008 un empresario portugués llamado Miguel Rodrigues quiso construir una fábrica de coches eléctricos en Paredes. Rodrigues conoció a Celso Ferreira y le presentó a Peter Van Manen, de McLaren Electronics, y a Manuel Simas, de Microsoft Automotive, que conoció a Steve Lewis, de Living PlanIT. Este fue el comienzo de un proyecto de ciudad pensada para 225.000 personas (Porto cuenta con 215.000), CO2 cero y dotada de un sistema de control de diferentes funciones como el uso de agua o energía y el procesamiento de basura. Para ello se colocaría una gigantesca red de millones de sensores que, en el fondo, y como decía su alcalde, justificarían que se tratara de una ciudad nueva: “Ningún condominio permitiría, de repente, la instalación de sensores... y aquí estamos hablando a escala de manzanas y de ciudad. Empezamos desde cero, y sólo viene para acá quien acepta estos principios aunque, obviamente, no se dejarán de respetar todas las cuestiones legales”.
       En ese mismo año (2008), la compañía comenzó por comprar alrededor de 700 hectáreas de suelo. Se suponía que para 2015 PlanIT Valley contaría con una población de unos 150.000 habitantes con un gran número de empleos en I+D. Sobre todo de socios de Living PlanIT tales como Cisco, Accenture, Buro Happold, Aconex o McLaren Electronic Systems. Era tal el optimismo en el momento del proyecto que Lewis esperaba firmar acuerdos con 14.000 empresas y ya (según decía) estaba en conversaciones con más de 300. De hecho, Cisco anunció en junio de 2010 un acuerdo de colaboración con Living PlanIT para “el desarrollo de una comunidad sostenible, inteligente y conectada en Portugal”.

Una ciudad verde y CO2 cero  dailymail 
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El objetivo era construir un prototipo de ciudad inteligente que luego pudiera replicarse en todo el mundo. Una ciudad que, además, fuera verde y que pudiera cambiar de forma radical la industria de la construcción para adaptarla a las condiciones del siglo XXI. Lewis decía (refiriéndose a esta forma de construir) que: “Están usando técnicas más antiguas que Dios. Toda la tecnología se está aplicando solo en el diseño final. Nadie mira al futuro y se pregunta: ‘Si pongo un vidrio de mejor calidad en este edificio, ¿qué hace eso por la eficiencia energética en el futuro?’. Se construye para hacer un cambio de rumbo rápido y sin meditar, y finalmente el edificio se vuelve tan ineficiente y es tan caro arreglarlo que es necesario derribarlo. No hay proceso ni gestión del ciclo de vida. La industria está fragmentada y la consolidación de los avances en otras áreas no ha ocurrido en esta”. Como se ve los promotores no se quedaban cortos en sus críticas a la industria de la construcción y al urbanismo.

Adaptable a diferentes situaciones con luz controlada greenbuilding

De forma que Lewis y su equipo estudian los métodos de Toyota y Ford para la fabricación en serie y personalizada, constatando que estas compañías se basaban en sistemas de diseño parecidos a los de la industria de la computación a partir de componentes modulares, y proponen un sistema que llaman Sistema Operativo Urbano (propiedad de Living PlanIT).

Sistema Operativo Urbano, la ciudad como software  fastcompany 
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Pero no se trataba solamente de esto. Es que, además, pretendían plantear la ciudad como un software en que, los sensores que iban colocar en todos los sitios y las aplicaciones, funcionaran de forma remota alojados en “la nube”. Veamos como describe el proyecto en el informe que realiza el Observatorio Tecnológico de la Energía para el IDAE en el año 2012 titulado “Mapa Tecnológico Ciudades Inteligentes”:
       “Los edificios y construcciones de la nueva urbe estarían dotados de múltiples sensores que detectarían problemas de seguridad o ahorrarían gastos energéticos superfluos. Uno de los elementos clave del proyecto es el “Urban Operating Sistem” (UOS) de esta compañía, es una plataforma de control en tiempo real que implica los sistemas de informática en la nube de Microsoft para la detección, simulación, análisis y servicios aplicados al mantenimiento de las infraestructuras de los edificios en las ciudades. Algunas de las medidas tomadas, entre otras, serán: el agua de las cocinas se re-captura a los inodoros, las plantas utilizadas en el tratamiento de aguas serán utilizadas en la fabricación de biocombustibles (también se plantea la producción de biocombustibles con residuos humanos), el aire caliente producido por el centro de datos de almacenamiento masivo, se distribuirá para calentar los edificios, habrá detección de niños perdidos mediante sensores y se colocarán aplicaciones especiales para informar a los residentes sobre el tráfico”.

No tengo claro si lo verde será el cerebro de la ciudad aunque
 se supone que tiene cerebro (ya que es inteligente)  greenbuilding

Lo que más que ha gustado de esta descripción del informe es “la detección de niños perdidos mediante sensores” (soy capaz de imaginarlos en el atardecer representado arriba llorando en busca de sus seres queridos y provistos de un sensor colocado como el chip de los perros, y que les salvaría de los extraños que serían el resto de habitants de la ciudad). Entre los objetivos a conseguir el informe destaca dos: producir muy bajas emisiones de carbono, gracias a sus sistemas de gestión; y mayor eficiencia en reciclaje y reutilización de recursos. Finaliza con tres líneas que plantean la clave fundamental del problema: “financiación / presupuesto: entre 10 y 14 mil millones de euros; otra información relevante: a finales de 2010, el proyecto aún tenía que recaudar alrededor de 7 mil millones de euros”.

Ya en el 2013 y luego en 2015 se vio que aquello no salía adelante

Pero los futuros habitantes de PlanIT Valley nunca llegaron a pasear por sus calles. Ya en marzo de 2013 el periódico portugués Público decía que “a mediados de 2012 se hizo oficial que el proyecto ya no sigue adelante ese año, por falta de financiación”. Y en el 2015 en un titular de RTP Noticias se puede leer que: “Más de 5 años después de su presentación el Silicon Valley de Paredes continúa en el papel”. Y en el 2018, otro titular, este de Smart City Hub: “PlanIT Valley: The smartest city never been built”.
       ¿Qué pasó para que esta Smart City ideal, este paradigma de una nueva forma de abordar el negocio inmobiliario, esta ciudad CO2 cero planteada como un software, se haya quedado en el papel? La causa directa ha sido la falta de financiación. Era de esperar. Uno de los problemas para los economistas es que los retornos en urbanismo son a muy largo plazo. Y que sólo planteando el negocio a muy pequeña escala pueden abordarse riesgos asumibles. Por ejemplo, Celebration planificó una primera fase de 2.500 habitantes con un techo futuro de unos diez mil. Nada que ver con los más de doscientos mil de PlanIT Valley. Pero es que, además, coincidió con la crisis económica por la que pasó Portugal.

Probablemente demasiada ciudad para financiarla  dailymail

Sin embargo quiero creer que existían motivos más profundos derivados de la forma en la que se planificó. Aunque, desde el punto de vista empresarial, las razones pueden ser otras. Herman van den Bosch, profesor de la Open University of The Netherlands dice que:
      “Amy Edmondson y Susan Salter Reynolds mencionan tres condiciones que son críticas para la realización de proyectos audaces como este: gran visión, gran equipo y pequeñas acciones. La gran visión nunca fue el problema. Steve Lewis dijo tener más de un millón de ideas por día. Fracasó en lo que respecta a los grandes equipos. Nunca logró crear un equipo estrechamente conectado que representara a todas las compañías involucradas, compartiendo una ambición colectiva y poseyendo los medios para realizarlo. Al mismo tiempo, hay que decirlo, construir un equipo así habría sido muy difícil. Todas las partes involucradas (TI, bienes raíces, construcción, finanzas y gobierno) vivían en sus propios ‘mundos’, que a menudo se enfrentaban”.

Una ciudad concebida por tecnólogos y para tecnólogos  smartcityhub

En el fondo la dificultad es que PlanIT Valley se plantea directamente como un negocio: “El problema real es darle sentido a este mercado y aprender a financiarlo. Necesitamos crear un modelo de negocio para hacer esto. Para mí, esa es su joya de la corona, este marco completamente nuevo. No es ‘construirlo, ¿y vendrán?’ Es ‘Darles razones para venir’. Nadie lo ha hecho antes y eso es lo que Living PlanIT está tratando de hacer”. Como se puede leer en el artículo de Lindsay cuya referencia se encuentra en el apartado de notas: “PlanIT Valley es la primera ciudad concebida por tecnólogos, para tecnólogos, en la que la arquitectura y la planificación urbana están casi al margen. (‘Los arquitectos tienen un gran déficit porque no creen que deban estar más comprometidos con las comunidades empresariales y tecnológicas’, dice Eccles. ‘El mundo los está dejando de lado’.) … Para resolver el problema de la ciudad en el mundo, Living PlanIT está apostando por desmaterializar la ciudad, traducirla en código, hacer copias perfectas y luego escalarla al tamaño que necesitemos. Soft City se ha convertido en la Ciudad del Software”.

Sensores y software en todos los entornos  connectedhome

Pero, desde mi punto de vista, la gran pregunta no es la Robert Eccles (de la Harvard Business School) que se reproduce en el párrafo anterior. La gran pregunta sería: ¿La ciudad es un producto como un coche, una lavadora o un televisor, que se construye y luego el consumidor la usa según las pautas y reglas marcadas por el empresario? O, de otra forma: ¿La ciudad debe de ser un negocio? Lo siento, pero cuando empecé a escribir este artículo pensaba que esta ciudad que nunca llegó a ser era una ciudad ideal que representaba una ideología puramente tecnológica, pero después de acumular una gran cantidad de información, analizarla y meditar sobre las implicaciones de la propuesta, pienso que se diferencia poco de Celebration City en el sentido de que ambas buscan, esencialmente, ser un negocio. Y que, sencillamente, su fracaso (a diferencia del caso de Disney) ha sido debido a que se trataba de un negocio demasiado ambicioso, mal planteado y en un sitio inadecuado.
       Y sí, me alegro de que no se haya construido. Las ciudades muy especializadas (y esta era una ciudad enfocada básicamente a empleos I+D) parece que no responden a un criterio de complejidad reclamado por todos los urbanistas. Tampoco me gusta el excesivo control que se trasluce detrás de tanto sensor: de hecho, tal y como hemos visto, la justificación de construir una ciudad nueva en lugar de convertir por ejemplo a Porto en una Smart City se basaba en la necesidad de poder colocarlos. Pero, y sobre todo ¿dónde está la gente en todo este proceso? Sólo veo tecnólogos de la empresa y técnicos, muchos de ellos especialistas en grandes números, que seguramente rebuscarían entre miles de datos para encontrar aquellos deseos ocultos de la parte más animal y menos controlada de esa gente, para “darles una razón para venir”. Y en caso de que no los encontraran, una oportuna campaña de marketing en Facebook, Instagram, Twitter, Whatsapp o Youtube, no necesariamente veraz y honesta, sería suficiente.




Nota.- Para aquellos que quieran ahondar en determinados aspectos de PlanIT Valley he seleccionado, del material utilizado para escribir el artículo, algunos enlaces que me han parecido de interés y que, en algunos casos, se citan en el texto: