lunes, 3 de febrero de 2020

Hacerse un selfi en la Puerta del Sol

O manifestarse. O salir/entrar del intercambiador o del metro. O caminar hacia la Plaza Mayor. O acudir a los grandes centros comerciales. O fotografiar la placa con el kilómetro cero. O robarle la cartera a un turista. O tomar las uvas según marcan las campanadas del reloj (si hemos conseguido entrar). O sentarte unos minutos (pocos) al borde de cualquiera de las dos fuentes a consultar la guía o a beber un poco de esa botellita de agua que, afortunadamente, se me ha ocurrido traer en mi recorrido turístico. O comprarle un globo a Mickey Mouse para el niño. O buscar al oso y al madroño (que están un poco retirados) para poder decir a los amigos a la vuelta a casa que, en realidad, es un conjunto escultórico bastante vulgar pero que bien vale una foto. O averiguar qué es eso de la Mariblanca que aparece con el símbolo de la cámara de fotos en Google Maps y está al otro lado de la plaza.

Hacerse un selfi en la Puerta del Sol de Madrid  elperiodico