domingo, 4 de junio de 2017

Turismo, paisaje e identidad

Simplificando un poco, y como ya he escrito en algún otro artículo del blog, podríamos hablar de dos grandes tipos de turismo. Por una parte, un turismo basado en el territorio y, por otra, el relacionado con actividades ajenas al mismo y que, con determinadas condiciones, se puede producir casi en cualquier sitio. Al primero se le conoce como “turismo anclado”, y al segundo como “turismo flotante”. Hoy voy a centrarme en el primero en el que, a su vez, se pueden distinguir dos modalidades: El turismo que se suele denominar cultural, y el de naturaleza. No es que la naturaleza no sea cultura y que los hechos del hombre no formen parte de la naturaleza sino que, desde el punto de vista práctico se puede diferenciar entre lugares que cuentan con obras admirables de la creación humana, museos, catedrales, centros históricos de aquellos otros con panoramas naturales espléndidos, bosques, acantilados o ríos maravillosos.

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