martes, 9 de diciembre de 2014

Viaje a la periferia

Si habéis leído el artículo anterior ya sabéis que bastantes gallegos se quejan del “feísmo” que afecta, sobre todo al rural, pero que se extiende como una epidemia también a las zonas mixtas e, incluso, a las áreas urbanas. Pues bien, a quien todavía no lo haya hecho, le invitaría a subir en un vagón de una línea de cercanías de Madrid, Barcelona, o de cualquier gran ciudad que tenga cerca y a que realice el recorrido completo hasta llegar al final del trayecto. Eso sí, procurando colocarse en una ventanilla con los ojos bien abiertos. Y que, al llegar, tenga la paciencia de sentarse tranquilamente en un bar del pueblo o de la estación de llegada (si es Parla, unos 130.000 habitantes, la calificación de “pueblo” es un tanto surrealista, pero espero que se me entienda), pida una cerveza, abra su cuaderno de viaje, portátil o similar y escriba unas páginas sobre el “feísmo”. Cualquier urbanista que se precie de tal debería hacerlo por lo menos una vez al año, durante dos o tres días a lo largo de una semana, como purgante para limpiar su mente de veleidades teóricas.

Madrid, carretera de Toledo desde la pasarela de El Bercial