jueves, 3 de agosto de 2023

Los “no-lugares” de Marc Augé

Cuando estaba terminando de escribir este artículo leí la noticia del fallecimiento de Marc Augé. Pensé entonces en cambiarlo y, en lugar de dedicarlo a los “no-lugares” hacerlo directamente sobre su persona, o reescribirlo. Probablemente ya no tenía tiempo de hacerlo sobre su persona. Sí de reescribirlo. Sin embargo, al final decidí dejarlo exactamente como estaba en el momento de recibir la noticia, exceptuando este párrafo inicial. Me pareció una especie de traición ya que temía que el hecho de su fallecimiento pudiera influirme en la manera en la que estaba redactado el artículo. Aunque he leído bastantes libros suyos, probablemente al que va dedicado este artículo sea uno de los que le ha hecho más famoso. Queden pues, las líneas que van a continuación, como un homenaje a su persona.
 
Marc Augé en una foto de 2021  yorokobu

Ya en el artículo anterior decía que es tradicional que dedique estos meses veraniegos a comentar algún libro de interés, bien sea actual o que se pueda catalogar como “clásico”. Una vez dedicado el artículo de julio a la rehabilitación de El Cabanyal, he pensado en un texto más “clásico” que he vuelto a releer hace unos días. Es una reflexión que siempre me ha parecido que resolvía muchas dudas (y así aparece citado en bastantes artículos del blog) pero que en esta relectura me ha hecho cambiar algunas ideas preconcebidas sobre sus planteamientos más de treinta años después. Me refiero al ensayo de Marc Augé titulado Los “no lugares”, espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, originalmente publicado en francés por la editorial de Seuil en el año 1992.

Fragmento de la portada del libro que he manejado

Sobre todo, porque aparentemente daba una interpretación bastante certera de aquellos espacios que parecían no seguir las normas de los lugares tradicionales. Entonces, lo primero sería preguntarnos sobre las características de estos espacios considerados tradicionales. Es decir, de aquellos se suelen denominar, tanto por los etnólogos como por los nativos, “lugares”. Según Augé: “Estos lugares tienen por lo menos tres rasgos comunes. Se consideran (o los consideran) identificatorios, relacionales e históricos”. Hemos destinado muchos párrafos del blog a plantear esta cuestión y no me parece necesario incidir más en estas características. De todas formas, recomiendo la lectura del apartado del ensayo de Augé titulado “El lugar antropológico” no solo por las citas y apoyos que contiene sino también por los ejemplos que lo ilustran.

“No-lugares” producto de la sobremodernidad  clarin

Por tanto, pudiera parecer que los “no-lugares” serían aquellos espacios que no contaran con las características citadas. Es decir, que no fueran identificatorios, relacionales o históricos. Pero la cuestión no es tan sencilla. Antes es imprescindible aclarar el otro concepto que figura en el subtítulo, la cuestión de la “sobremodernidad”. Para ello hay que contraponerla a la llamada “posmodernidad”. Dice: “De la sobremodernidad se podría decir que es el anverso de una pieza de la cual la posmodernidad sólo nos presenta el reverso: el positivo de un negativo”. Y que lo que caracteriza a la sobremodernidad es el exceso. Exceso de tiempo: acontecimientos que estorban tanto el presente como el pasado cercano. También exceso de espacio: correlativo con la reducción de las distancias planetarias.

Exceso de espacio, reducción distancias planetarias  pixers

Voy a dejar al propio Augé que plantee otro de los excesos que la caracterizan: “La tercera figura del exceso con la que se podría definir la situación de sobremodernidad, la conocemos. Es la figura del ego, del individuo, que vuelve, como se suele decir, hasta en la reflexión antropológica puesto que, a falta de nuevos terrenos, en un universo sin territorios, y de aliento teórico, en un mundo sin grandes relatos, los etnólogos, ciertos etnólogos, después de haber intentado tratar a las culturas ... como textos, llegaron a interesarse exclusivamente en la descripción etnográfica como texto…”. Estas tres figuras del exceso que caracterizan la sobremodernidad (superabundancia de acontecimientos, superabundancia espacial e individualización de las referencias) son los que van a permitir un análisis antropológico más certero de la situación superando el horizonte perdido de la modernidad.

Lugares de la memoria, cárcel de Carabanchel  aavvmadrid

Pues bien, la hipótesis de Augé es que “la sobremodernidad es productora de ‘no-lugares’, es decir, de espacios que no son en sí lugares antropológicos y que, contrariamente a la modernidad baudeleriana, no integran los lugares antiguos: éstos, catalogados, clasificados y promovidos a la categoría de ‘lugares de memoria’, ocupan allí un lugar circunscripto y específico”. También a los llamados lugares de la memoria he dedicado unos cuantos artículos en el blog, relacionados en general con los temas de Patrimonio Cultural. De cualquier forma, tanto los lugares como los “no-lugares” casi nunca aparecen en forma pura. Los primeros no quedan nunca completamente suprimidos y los segundos no se cumplen nunca totalmente: “son palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad y de la relación”.

Lugares de circulación y consumo  cccarrefour

En los “no-lugares” no se corresponde la disposición social con la disposición espacial. Normalmente no se trata de sitios marginales, abandonados, vacíos o degradados, sino de espacios de circulación y consumo en los que la relación entre personas es anónima. Se puede argumentar que, tradicionalmente, una de las características de la ciudad es, precisamente, el anonimato. Desde que Louis Wirth publicara en 1938 su célebre artículo titulado “El urbanismo como modo de vida”, la superficialidad, el anonimato y el carácter transitorio de las relaciones urbanas, han permitido definir una forma de vida contrapuesta a la rural. A quien le pueda interesar el tema puede leer el artículo del blog de septiembre de 2021 titulado “Releyendo a Louis Wirth”. Entonces, cabría preguntarse si el anonimato es una característica determinante de los llamados “no-lugares”, o de la vida urbana en general. Parece necesario adentrarse un poco más en el concepto para aclararlo convenientemente.

Lugares de tránsito  actualidadmotor

Fijándonos en los ejemplos que menciona Augé vemos que casi todos están relacionados, o bien con el tránsito o con el comercio. Se habla de aeropuertos, de grandes hipermercados, de hoteles, de autopistas. Probablemente se entienda mejor el concepto si se recurre a una característica que, aunque también se encuentra en la definición de Wirth de vida urbana, puede servirnos para diferenciar lugares de “no-lugares”. Y es el carácter transitorio de las relaciones. Pero este carácter transitorio no se deriva de un deseo consciente sino de que, normalmente, las personas se encuentran “en tránsito”, desplazándose con más o menos rapidez. De forma, que en un aeropuerto estamos “en tránsito”, pero también lo estamos en una autopista, en el vestíbulo de un hotel mientras nos desplazamos a nuestra habitación, o en un centro comercial cuando compramos o miramos los productos. Parece como si el anonimato se derivara de que la función del espacio en el “no lugar” fuera la de “no residir en el mismo”.

Los “no-lugares” se definen también por los textos   laverdad

Para el estudio del lugar Augé se refiere a dos espacios: el del lugar concreto que se está analizando y aquel otro (más amplio) en el que se inscribe y desde el que se ejercen influencias y presiones que le afectan. La sobremodernidad puebla este más amplio de “no-lugares” y de imágenes. Pero cuando transitamos por una autopista, compramos en un supermercado o esperamos en el aeropuerto un vuelo, lo “no-lugares” se definen también por las palabras o los textos. Dice Augé que: …“su modo de empleo, en suma, que se expresa según los casos de modo prescriptivo ("tomar el carril de la derecha"), prohibitivo ("prohibido fumar") o informativo ("usted entra en el Beaujolais") y que recurre tanto a ideogramas más o menos explícitos y codificados (los del código vial o los de las guías turísticas) como a la lengua natural”.

A veces los textos son prohibiciones  pinterest

El concepto de “no-lugar” en realidad es mucho más complejo de lo que aparenta. Complejo y difícil de definir. Ello es debido a que en el mismo coexisten dos realidades diferentes. Por una parte, aquellos espacios, tales como el transporte, el comercio, o el ocio, organizados con relación a ciertos fines. Y por otra, la relación que los individuos mantienen con ellos. Aunque ambas realidades se superpongan mucho, no se confunden ya que “los no lugares mediatizan todo un conjunto de relaciones consigo mismo y con los otros que no apuntan sino indirectamente a sus fines: como los lugares antropológicos crean lo social orgánico, los no lugares crean la contractualidad solitaria”. De forma que el vínculo que se establece entre los individuos y el entorno pasa por las palabras y también, por los textos.

El vínculo son las palabras y también los textos  fenadis

Incluso se puede llegar a plantear que ciertos lugares no existen, solo son las palabras o las imágenes que los evocan. La confusión aparece cuando “los no lugares reales de la sobremodernidad, los que tomamos cuando transitarnos por la autopista, hacemos las compras en el supermercado o esperamos en un aeropuerto el próximo vuelo para Londres o Marsella, tienen de particular que se definen también por las palabras o los textos que nos proponen…” De forma que, por ejemplo, se considera que las condiciones de circulación es estos espacios hacen que los individuos no interactúen más que con los textos, sin otros enunciadores más que las personas o las instituciones “cuya presencia se adivina vagamente o se afirma más explícitamente” detrás de los textos o mandatos, consejos o comentarios que se transmiten mediante diferentes tipos de soportes tales como carteles, pantallas o rótulos que “forman parte integrante del paisaje contemporáneo”.

Los carteles forman parte integrante del paisaje contemporáneo  signoscv

Espero haber despertado el interés del lector por este ensayo de Augé. Y, aunque lo haya leído (probablemente hace mucho tiempo) le induzca a leerlo otra vez en la situación actual, con un desarrollo espectacular de la sociedad digital que modifica buena parte de los parámetros que nos servían para caracterizar el funcionamiento social, y con la aparición de una crisis climática que está cambiando todas nuestras prioridades (o que debería hacerlo). Y es que, ninguna de estas cosas se aborda, ni tan siquiera se menciona, en este trabajo de Marc Augé que podríamos considerar como clásico. Y sin embargo… de alguna forma es como si estuvieran subyacentes en las propuestas que hace. Ya he dicho al comienzo que, después de leerlo, he cambiado algunas de las ideas preconcebidas que tenía sobre el mismo. Es decir, que ahora me parece bastante menos fuera de tiempo de lo que pensaba. Buena lectura.
 



Nota 1.-Después de una ardua lucha conmigo mismo he decidido escribir la expresión “no-lugares” con comillas y guion. Las comillas debido a que es una palabra que no existe en el diccionario de la RAE y el guion para dar a entender que es una expresión que sustituye a una palabra que no existe. Además, según las diferentes traducciones la he visto con comillas, sin comillas, con guion y sin guion. En las citas, la expresión está transcrita tal y como aparece en el original.

Nota 2.-La edición a la que se refieren las muchas citas que hago del texto es de la editorial Gedisa S.A., traducida del francés por Margarita Mizraji. El original lleva por título Non-lieux. Introduction á une anthropologie de la surmodenité y fue publicado por Edition de Seuil en el año 1992.

Nota 3.-Una idea de la forma en la que el propio Augé entiende el tema de los “no-lugares” en los años veinte del siglo XXI se intuye en esta entrevista para la revista Yorokobu que puede leerse en este enlace. Aunque se centra más en la cuestión de la pandemia y sigue ignorando, en su mayor parte, tanto la crisis climática como la sociedad digital, se trata de una lectura de gran interés.