El informe parte de una recopilación de textos con aportes fundamentales del profesor Edesio Fernándes de Brasil, de la profesora argentina Nora Clichevsky y del investigador americano Mike Davis, autor de “Planeta de Ciudades Miseria”. El estudio de la realidad actual de las “tomas” se hizo explotando los resultados de una encuesta muy detallada con 38 respuestas correspondientes a 18 países en las que han intervenido decenas de personas e instituciones y que se transcriben en la publicación. También se incluye el estudio detallado de tres casos: el programa de “ocupación guiada” de Alto Trujillo en Perú, la mejora “caso a caso y casa a casa” de cuatrocientas viviendas precarias en Ciudad Sandino (Nicaragua) y la “toma” y desalojo del Campamento Peñalolén en Santiago de Chile. El trabajo concluye con un capitulo dedicado a Comentarios, Deducciones y Conclusiones. Por supuesto que recomiendo encarecidamente la lectura de este libro. Para aquellos que no puedan acceder al mismo, y para despertar el interés de todos, reproduzco a continuación algunas de las tesis que se sustentan. Como siempre (aquellos que lean habitualmente el blog ya saben que es así) y aunque la transcripción sea literal en algunos párrafos, no usaré la cursiva con objeto de facilitar su lectura. En cualquier caso las ideas, datos, citas, etc., que se exponen a continuación pertenecen al equipo redactor del libro.
Autoconstrucción en Nuevo Peñasco, barrio del lugar
turístico de Puerto Peñasco, estado de Sonora, México
Imagen de Cristina Martínez en Topofilia
turístico de Puerto Peñasco, estado de Sonora, México
Imagen de Cristina Martínez en Topofilia
Lo primero, sobre todo para aquellos que no están familiarizados con el vocabulario que se utiliza, es saber qué son las “tomas”. En el anexo del libro dedicado a términos y expresiones queda claro que no corresponde a la definición que aparece en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, ni en su primera acepción: acción de tomar (recibir); ni en su segunda: conquista u ocupación por la fuerza de una plaza o ciudad. Por supuesto tampoco se trata de una “toma de tierra” como conductor o dispositivo que une parte de la instalación o aparato eléctrico a tierra, como medida de seguridad (!). Habría que ir más bien al capitulo dedicado a comentarios, deducciones y conclusiones donde se dice: “Al hablar de ‘tomas’ hemos de diferenciar claramente dos estados. De un lado nos referimos a ‘toma’ cuando hablamos de ‘la ocupación de un terreno de propiedad ajena (sea pública o privada)’. De otro, al hablar de ‘tomas’ podemos referirnos a un estado posterior de tierras ocupadas que genera un asentamiento informal o tugurio”.
Estas “tomas” tienen una importancia fundamental en la formación de suelo urbano en muchas ciudades latinoamericanas. A pesar de que en el libro se afirma que no puede establecerse una correlación directa entre “tomas” y tugurios una cierta relación es evidente que existe, ya que suelen ser la primera etapa de lo que posteriormente serán “campamentos”, “favelas”, “limonás”, “chabolas”, “callampas”, “ranchos”, “villas miseria”, “pueblos jóvenes”, “ciudades paracaidistas” o “tugurios”, que en América Latina alojan al 31,9% de la población. Esta cifra puede parecer muy alta pero no lo es tanto si se compara con la media mundial que está en el 31,6% y, sobre todo, con las llamadas “Regiones en Desarrollo” que registran un 43,0% de la población en tugurios (datos de Slums Of The World, Global Observatory, UN-HABITAT, 2001).
Según los redactores, “las ‘tomas’ son un fenómeno y una imagen presente en las ciudades latinoamericanas, así como en casi todos los países en vías de desarrollo. La ‘toma’ responde a la búsqueda o esperanza de las poblaciones de menores recursos, en su mayoría de las zonas más deprimidas de cada país, de mejorar sus condiciones de vida, en especial de salud, educación y trabajo, servicios de los que no disponen, por lo que se trata de migraciones internas. Fenómeno que también ocurrió hace décadas en la gran mayoría de los países desarrollados, y que se ha solucionado de diferentes formas, en su mayoría, a través de la ‘integración’ en la zonas urbanas”. Esto no quiere decir que en los países desarrollados no exista población viviendo en tugurios pero es mucho menor (alrededor del 6%). Tampoco que esta media del 31,9% sea muy parecida en toda Latinoamérica ya que hay países como Chile (8,6%), Uruguay (6,9%) o Cuba (2,0%) con porcentajes realmente bajos, frente a otros como Nicaragua (80,9%), Perú (68,1%) o Guatemala (61,8%) que tienen que afrontar un problema de muy difícil solución. Todos los datos anteriores son el año 2001 y corresponden a la publicación ya citada de UN-HABITAT.
Personalmente me ha sorprendido que los autores del informe no hayan encontrado “una relación directa entre el porcentaje de población que vive en áreas de hábitat precario, que se supone tuvieron su origen en ‘tomas’ urbanas, con la clasificación de los países según la lista del Índice de Desarrollo Humano (IDH del PNUD, 2009). De los 19 países latinoamericanos, 12 se encuentran en el tramo de desarrollo humano alto (IDH <>= 0,800), puestos desde el 39 al 83 y siete pertenecen al rango de desarrollo medio (IDH <>= 0,500)”. A pesar de la disparidad de fechas ya que se está comparando la población que vivía en tugurios (hábitat precario) en el año 2001 con el Índice de Desarrollo Humano del 2009 sí que, aparentemente, debería de existir una mayor correlación que la observada. Este hecho tiene muchas implicaciones y debería ser un interesante objeto de reflexión para todos.
Se puede leer en el punto 19 del capitulo 4 que “se coincide en estimar la inversión necesaria ‘per cápita’ para mejorar los tugurios en ‘Latinoamérica y Caribe’ en 1.200 $USA y el coste estimado total anual, para mejorar el global de las áreas de tugurios en el período 2005 a 2020 en 9.600 millones/año, o lo que sería equivalente, 144.000 millones $USA durante los tres quinquenios”. Las cifras son bastante ilustrativas de la magnitud del problema. Ante esta situación no es nada extraño que en el punto 7 de las conclusiones los redactores lleguen a afirmar que “la historia y desarrollo de las ‘tomas’ de tierras, su situación actual y la evolución de las políticas y programas de los diferentes gobiernos hacia ellas, ponen de manifiesto que la única fuerza capaz de proporcionar alojamiento a los más necesitados, a la escala que es necesaria, está en manos de los propios afectados. La administración pública no tiene, actualmente, capacidad ni recursos para dotar a todos los pobladores necesitados de Latinoamérica de alojamiento digno y de las mínimas condiciones de habitabilidad solamente a base de programas de vivienda. Para conseguirlo, es imprescindible contar con la participación de los necesitados”.
En base a lo anterior se pueden explicar la respuestas de los diferentes países latinoamericanos ante la realidad de las “tomas” de tierras. En la encuesta se le planteaban siete reacciones posibles ante las “tomas”: expulsión, desalojo, tolerancia, reconocimiento, regularización, consolidación e integración urbana. Pues bien, la regularización suma más del 30% de las contestaciones y sólo tres países (Cuba, El Salvador y Venezuela) no la consideran. En segundo lugar aparece la de integrar en las ciudades a los sectores informales con un total del 18%. Las expulsiones figuran en último lugar con algo más de un 4% y en penúltimo los desalojos con un 8% de las respuestas. En general puede afirmarse que las instituciones tienen un marcado sesgo a considerar de una forma aparentemente positiva el fenómeno puesto que sumando regularización, integración y tolerancia se llega al 67% del total. Estos resultados parecen indicar además, un cierto reconocimiento de lo expresado en el párrafo anterior respecto a la necesidad de entender las “tomas” casi como una solución que sirva de paliativo al problema de la vivienda.
El trabajo se completa con el estudio de tres casos concretos. El primero es el programa de “ocupación guiada” de Alto Trujillo. Trujillo es una ciudad de la costa norte de Perú. En su área metropolitana viven alrededor de 800.000 habitantes. La altísima demanda de vivienda para la población de menos recursos se incrementa por la fuerte migración interior del departamento y de otras regiones del norte. Esta demanda no puede ser atendida por la falta de recursos económicos locales lo que hace que las invasiones de tierras se incrementen. Ante este situación se desarrolla el Plan de Ocupación Guiada de Alto Trujillo habilitando tierras en este sector situado a unos 7 kilómetros del centro de la ciudad. Se otorga un título de propiedad con la condición de vivir permanentemente en el barrio y cooperar en las obras de consolidación, incluyendo la construcción de la vivienda. Una vez adjudicada la parcela se organiza la población para el acondicionamiento viario y la construcción de letrinas y pozos de agua. A partir de ahí, y dependiendo de la capacidad económica de la familia, se consolida y desarrolla la construcción de la vivienda con ayudas institucionales cuando esto es posible. En definitiva, se trata de adelantarse en la medida de lo posible a la espontaneidad de las “tomas” excluyendo terrenos no aptos y dejando espacio suficiente para equipamientos.
El segundo ejemplo es la mejora “caso a caso y casa a casa” de cuatrocientas viviendas precarias en Ciudad Sandino (Nicaragua). Se trata de proponer criterios que permitan realizar de la forma más objetiva posible la selección de beneficiarios para la mejora habitacional mediante donaciones externas. Se parte de que la “pobreza es heterogénea” aunque el barrio o tugurio aparente ser “homogéneamente pobre”. Desde esta perspectiva el llamado café para todos no parece ser una solución cuando los recursos son escasos y si el café se reparte entre todos no llega a un gramo para cada beneficiario. Ciudad Sandino está situada en el extremo oeste de la capital de Nicaragua a unos 12 kilómetros y contaba en mayo de 2001 con 23.000 familias asentadas. La metodología para distribuir las ayudas pasó por determinar primero el estado general del parque habitacional analizando: el estado físico de las viviendas, el grado de hacinamiento, los servicios e infraestructuras y los riesgos (fallas, inundaciones, cables de alta, etc.). Se estudió la legalidad de las parcelas y se creó un comité de seguimiento del proyecto. Luego se realizó la selección en cuatro fases: difusión, valoración de la precariedad, evaluación del tipo “pasa o no pasa” y evaluación técnica personalizada.
El último caso se corresponde con la descripción y las enseñanzas de la “toma” y desalojo del Campamento Peñalolén en Santiago de Chile. Puede leerse en el libro que esta toma “realizada el 5 de julio de 1999 por más de 10.000 personas organizadas que ocuparon un terreno de 23,45 Ha, fue un hecho de gran repercusión, que el autor ha seguido de forma directa desde su inicio, durante el proceso de consolidación del ‘campamento’ (1999-2003): fases de negociación, desalojo y traslado (abril de 2006), hasta su actual transformación en lo que será el ‘Parque Comunal de Peñalolén’, en fase de ejecución (2008)”. A lo largo de las quince páginas en las que se desarrolla este caso se analiza, desde el estado del arte en la materia y el análisis de la toma, hasta las fases finales de desalojo, realojo y nuevo uso del terreno. Es sumamente aleccionador leer las conclusiones y enseñanzas de este trabajo. Destaca el autor “la celeridad con la que se autodotaron los pobladores de habitabilidad básica”. También el “paso de una ‘solución habitacional’ autoconstruidas a una ‘vivienda ejecutada’. En el desalojo del Campamento Peñalolén se dio un proceso casi inédito en Latinoamérica, que el autor denominó ‘autodestrucción’ por la propia familia autoconstructora, al objetivo de recuperar partes y cobijo para un segundo uso o la venta”.
Un libro que debería ser de obligada lectura en las Escuelas y Facultades de Arquitectura, Urbanismo y Geografía europeas para que nuestros alumnos se hagan conscientes de que la realidad no es sólo la realidad conocida y cercana, sino que la realidad, en el mundo global que nos ha tocado vivir, es mucho más compleja y variada de lo que da a entender el vicio de mirar únicamente “nuestras cosas”, “nuestras ciudades” o “nuestras sociedades” en las que nos sentimos tan cómodos y confortables. Yo entiendo más así este libro que destinado a un público latinoamericano para el que estas realidades constituyen parte de su vida diaria.
Salas, J. (director): Las “tomas” de tierras urbanas en Latinoamérica hoy ¿problema o solución?. Secretaría General Técnica del Ministerio de Vivienda, España, Centro de Publicaciones, Madrid, 2010.