domingo, 15 de mayo de 2011

Riesgos naturales y planeamiento

A lo largo de los artículos que he ido publicando estos años he comentado muchas veces la necesidad de distinguir entre sostenibilidad local y global. Pues bien, los llamados riesgos naturales solemos relacionarlos con consideraciones locales. Normalmente cuando nos referimos a cuestiones como el cambio climático o la disminución de la capa de ozono que implican cambios que afectan a una parte muy importante del planeta no solemos calificarlos como riesgos naturales en sí mismos. Hablamos de riesgos naturales al referirnos a la actividad sísmica, corrimientos de tierra, inundaciones, erupciones volcánicas, huracanes o, incluso, a veces a los incendios forestales. También a los efectos sobre áreas concretas del territorio de las cuestiones más globales como el cambio climático. Y, además, el tema de los riesgos va íntimamente asociado al de catástrofes. Pero hoy no quería escribir sobre cuestiones terminológicas sino sobre el estupor que siento cuando leo frases como “cinco centrales nucleares de las 65 operativas en Estados Unidos están construidas en zonas de alta actividad sísmica”. Y el que por ejemplo, millones de personas estén viviendo encima de una bomba de tiempo, sobre la falla de San Andrés en California, no deja de ser sorprendente.

Enfriamiento de la central de Fukushima, Japón (Telesurtv)