Ansel Easton Adams, "Clearing Winter Storm", 1940 MYMET
En junio del pasado 2011 parte de nuestros aspirantes a doctores realizaron la prueba de suficiencia investigadora. Ignacio, que era uno de ellos, presentó un trabajo magnífico titulado “La construcción social del paisaje a través de la fotografía”. Entre otras cosas analizaba la aportación de la Mission Photographique de la Délégation à l’Aménagement du Territoire et à l’Action Régionale (DATAR) a la construcción del paisaje francés de los años ochenta del pasado siglo XX. Pienso que puede resultar interesante la lectura de la parte del trabajo en la que se describe esta iniciativa tan poco conocida. Como siempre que reproduzco trabajos de mis alumnos en artículos como el de hoy suelo destrozarlos previamente para adaptarlos al formato del blog, eliminando citas, notas y demás incordios que suelen distraer de la lectura y sólo recomendables en ámbitos académicos. Probablemente Ignacio no estará demasiado de acuerdo con el resultado, pero pienso que de esta forma se hace más accesible a los no especialistas. Las fotos que acompañan el artículo corresponden a las entidades que se indican y de ellas son los derechos de propiedad. Señalando sobre cada una podrán verse a mayor tamaño.
La Misión Fotográfica de la DATAR
Autor: Ignacio Bisbal
La Mission Photographique de la DATAR (Délégation à l’Aménagement du Territoire et à l’Action Régionale) se creó en 1984. Los más de 200.000 negativos que se realizaron en el transcurso de este trabajo suscitaron un amplio debate y sentaron buena parte de las bases del estudio contemporáneo del paisaje en Francia. El presente texto analiza el modo en que este hito en la fotografía del paisaje ha contribuido al desarrollo de dos conceptos fundamentales en el paisaje contemporáneo. El primero es el de paisaje intermedio, también denominado paisaje cotidiano, aquel cuyo valor no reside en su belleza o historia, sino en el hecho de constituir reflejo exacto de la vida de sus habitantes. El segundo concepto, directamente vinculado al paisaje intermedio, es el de dinámica de paisaje, es decir, el paisaje concebido como transcurso, en el que su esencia se aprecia únicamente a través del cambio y la transformación.
Jean-Louis Garnell, Mission DATAR, 1984
Lyon, Rhône, Francia
Estos dos conceptos resultan ser, finalmente, una clave determinante de estudio sobre los paisajes abandonados u obsoletos. Aquellos que, a fuerza de no ser valorados, entran en declive y demandan urgentes acciones de reciclaje. Se propone la inclusión del reciclaje de paisajes como elemento fundamental de una concepción evolutiva del paisaje. Aquellos paisajes que han quedado obsoletos, ya sea por la degradación de su base biológica o por el abandono de la actividad que el hombre realiza sobre el territorio, se sitúan en el campo conceptual como elementos de un diagnóstico crítico sobre los procesos insostenibles de consumo de suelo, al mismo tiempo que reflejan el grado de cultura territorial de una sociedad. La reflexión acerca de los procesos de degradación y reciclaje que los pueden transformar constituye su esperanza de futuro y la prueba de la operatividad del paisaje como enfoque hacia el territorio.
Raymond Depardon, Mission DATAR
Région de Villefranche sur Saône, Rhône, Francia
La Mission photographique de la DATAR constituye un hito fundamental de la historia de la representación del paisaje en Europa. Nace como un trabajo situado a caballo entre el campo del arte y el de la documentación, con el objetivo de “representar el paisaje francés en los años 80”. Se trata de un encargo realizado inicialmente a 12 fotógrafos durante un año (y que más tarde se ampliaría por cuatro años a un total de 28 fotógrafos). Este trabajo culmina en 1988 con la entrega en depósito a la Biblioteca de Francia de 2000 copias fotográficas originales y planchas de contactos de 200.000 vistas de paisajes. No se trata, es cierto, de una iniciativa sin precedentes aunque, de todos modos, resulta de una novedad sorprendente. Así, si bien es cierto que existían experiencias previas concebidas desde instituciones como la administración pública en EEUU (la Farm Security Administration, FSA, de la era Roosevelt durante los años de la Gran Depresión americana) y la propia Francia (la mission Héliographique de 1851), en la Mission photographique de la DATAR se dan una serie de diferencias sustanciales en cuanto a metodología y objetivos que marcan de modo absoluto la originalidad de la experiencia y que posteriormente servirán de base a otras iniciativas similares en Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y Gran Bretaña.
Arthur Rothstein, FSA, 1935
"Farmer walking in dust storm", Oklahoma, EEUU
La diferencia sustancial entre la Mission photographique de la DATAR y sus precedentes reside en el enfoque del encargo. El trabajo de la FSA tiene un componente fundamentalmente sociológico esencial (el retrato de los devastadores efectos de la Gran Depresión sobre la población rural), constando fundamentalmente de retratos individuales y colectivos de la masa proletaria depauperada por la crisis. Por otro lado, la Mission Heliographique francesa (al igual que sucede con las experiencia de otros fotógrafos en Europa, Jean Laurent en España) si bien se realiza con el ánimo de inventariar el patrimonio artístico arquitectónico de Francia, no es menos cierto que trata de mostrar los efectos de la era de la máquina sobre las ciudades fotografiando vistas urbanas donde los nuevos edificios de la industria y las modernas infraestructuras aparecen como elementos transformadores radicales de la escena. Constituye, por tanto, una visión patrimonial de la arquitectura pasada, al mismo tiempo que un acercamiento optimista al desarrollo industrial de las grandes urbes y las realizaciones de ingeniería más destacadas.
Edouard Baldus, 1860
Cathédrale Saint Front, Perigueux, Francia
Sin embargo, la Mission DATAR persigue un doble objetivo fundamental que supone su principal aportación al estudio del paisaje y el elemento diferenciador fundamental de la experiencia. En primer lugar, el foco de atención no se sitúa en los paisajes clásicos, más valiosos y, por tanto, más reconocidos del paisaje francés, sino que decide centrarse en la representación del paisaje ordinario, cotidiano y, por tanto, más próximo a la experiencia diaria de la población. Comienzan a apreciarse los eriales y descampados, las periferias urbanas, la vivienda del arrabal, los espacios sin calidad definida… en definitiva, los nuevos elementos del paisaje en la era postindustrial y, por tanto, aquellos paisajes producidos de manera masiva en la época actual y que, por habituales, se han tornado invisibles.
(izqd) Robert Doisneau, Courbevoie, Francia, Mission DATAR
(dcha) Bobigny, Seine Saint Denis, Francia, Mission DATAR
En segundo lugar, al situar la experiencia visual en estos paisajes periféricos de naturaleza inestable y, por tanto, con dinámicas de evolución rápidas, se incide precisamente en el cambio como factor fundamental de la experiencia estética del paisaje. Algo de lo que fue parte constitutiva del panorama ya no existe, se ha transformado o ha desaparecido. Al mismo tiempo, no conocemos qué puede surgir en el futuro ni cuál será el próximo elemento sujeto a transformación. Se abre entonces un debate en torno a cuál es la esencia de estos paisajes, aquellos elementos clave que los definen y que marcan su carácter. Si la situación actual es que estos paisajes se encuentran en permanente cambio, habrá que concluir entonces que su esencia únicamente se revela a través de su transformación. Lo cual conduce a adquirir un pensamiento y unos instrumentos de estudio e intervención sobre el paisaje que van más allá de visiones patrimonialistas estáticas. La dinámica del paisaje se convierte, por tanto, en el elemento clave para fundamentar una metodología de estudio y acción sobre el paisaje contemporáneo.
Sophie Ristelhueber, Mission DATAR
Environs de Saint Clément, Hautes Alpes, Francia
En al Mission DATAR se establece un modelo crítico partiendo de la base de la aceptación de la totalidad del territorio tal y como es. Es decir, incluyendo tanto sus paisajes sublimes, clásicos, espectaculares y hermosos, como aquellos que son horrendos, triviales, mediocres o aburridos. Su posición, a medio camino entre la interpretación y la representación, entre el arte y el documento, permite que un determinado paisaje se lea como registro o inventario de aquellos elementos trabados en el territorio. Por otro lado, simultáneamente a esa lectura, el hecho de encuadrar una determinada vista plantea una interpretación necesariamente limitativa y restrictiva de este mismo territorio al constreñir el campo a un solo plano de visión. Este planteamiento otorga preeminencia a una determinada sensibilidad abriendo las puertas a la interpretación y, por tanto, a la reflexión estética. Al final, toda fotografía expresa, además de una intención explícita del fotógrafo, “el sistema de los esquemas de percepción, de pensamiento y de apreciación común a un grupo” y, junto con este sistema, los valores que el grupo social, por un lado proclama y, por otro, revela implícitamente.
Gabriele Basilico, Mission DATAR, 1984
Dunkerke, Nord, Francia
Así, esta visión va más allá de la idea de paisaje asentada en la cultura popular, la cual comprende únicamente lugares de especial valor vinculados a la naturaleza entendida como espectáculo de gran escala. De hecho, la fotografía popular (tomada durante las vacaciones, eventos familiares, etc.) al captar imágenes de lo que se considera relevante, rara vez refleja el entorno cotidiano de manera intencional. No se fotografía lo ordinario, sino lo extraordinario. En este sentido, la fotografía es el arte que más ha contribuido a desterrar la asociación de valor con hermosura. Si fotografiar algo es, como decía Susan Sontag, otorgar importancia, el hecho de fotografiar temas sin especial valor debido a su belleza les otorga una relevancia que hasta entonces no se les había concedido. En cierta medida, se puede decir que la Mission DATAR, al fotografiar estos paisajes ordinarios, activa un doble mecanismo de renovación en la mirada sobre el paisaje. Por un lado, fotografía lo que no es hermoso. Por otro, fotografía lo que no es extraordinario. Del mismo, modo, en su discurso fotográfico se contempla con antelación cuestiones que ahora surgen en el debate paisajístico contemporáneo español, tal y como ocurre cuando autores como los geógrafos Mata y Tarroja afirman que “todo territorio es paisaje, cada territorio se manifiesta en la especificidad de su paisaje, independientemente de su calidad y del aprecio que merezca”.
Gabriele Basilico, Mission DATAR, 1984
Dunkerke, Nord, Francia
Aquí radica la mayor potencia de esta visión, en negar el prejuicio o preselección del paisaje-patrimonio y, al igual que ocurre con la mirada durante un viaje, no cesar en la contemplación de todo lo que se ve sin discriminar por calidad o hermosura. Establece la visión del paisaje como una experiencia estética que no tiene por qué ser agradable y permite poner el foco en las áreas que juegan un papel más importante en las dinámicas de transformación de territorio actuales. Esta mirada, finalmente, permite definir posteriormente acciones concretas desde la planificación, tal y como argumentan Mata y Tarroja “…evidente resulta también la capacidad de intervenir con objetivos de calidad paisajística en los territorios llamados 'intermedios', es decir, en las dilatadas extensiones de suelo comprendidas entre lo protegido y la ciudad, ámbito hoy de los cambios territoriales más intensos y de la experiencia paisajística cotidiana de buena parte de la población. Aquí radica probablemente la potencialidad mayor de este concepto de paisaje para un diagnóstico crítico de los procesos insostenibles de consumo de suelo y para una política comprometida con la sostenibilidad del territorio en su conjunto, y no sólo en las áreas sustraídas a la urbanización por sus altos valores de naturalidad.”
Raymond Depardon, Mission DATAR
Région de Villefranche sur Saône, Rhône, Francia
Una de las cuestiones más interesantes de la Mission photographique de la DATAR consiste en el hecho de no tratarse de una experiencia puntual. En consecuencia, su continuación en posteriores programas se centra fundamentalmente en incidir sobre la evolución de los paisajes intermedios. Así, tras la finalización de la Mission DATAR, las autoridades francesas deciden continuar su labor a través de L’Observatoire Photographique du Paysage, integrado en el Ministère de L’Environnement y fundado en 1991. Esta institución recoge la labor realizada por la Mission DATAR en torno a la fotografía como método de representación del paisaje. Ahora bien, L’Observatoire Photographique du Paysage introduce perfeccionamientos metodológicos que mejoran el uso de la fotografía como documento de análisis del estado actual del paisaje y de su evolución a pesar de soslayar la faceta más interesante de la Mission DATAR, que consistía en el verdadero desarrollo de una propuesta estética de representación del paisaje. Así, tal y como declara Thierry Girard, uno de los fotógrafos que participaron en ambas experiencias “… si bien se dirige, al igual que la Mission Datar, a fotógrafos reconocidos como autores, la constricción y el rigor metodológicos a la cual se les somete tiende a reducir el deseo de experimentación estética y a uniformizar los estilos”.
Gérard dalla Santa, Observatoire photographique du Paysage, 1997-2008
Parque Natural Regional de Haute Vallée de Chevreuse, Francia
El método de trabajo de L’Observatoire consiste en trazar itinerarios sobre el territorio. Dentro de cada itinerario, se plantea realizar cien fotografías desde puntos de vista concretos. De estas cien fotografías, cuarenta se repiten cada año para observar la evolución de los paisajes que registran. Se persigue que estos cien puntos de vista puedan responder a “…una determinada cantidad de problemas y situaciones pasajeras que son determinadas por un comité de control compuesto por una selección de técnicos, 'actores sobre el territorio' y fotógrafos”. Estas fotografías se utilizan posteriormente para realizar análisis técnicos que serán recogidos en fichas destinadas al análisis y reconducción de dinámicas insertas en el paisaje. Por otro lado, en la elección de los puntos de vista priman una serie de criterios acerca de su capacidad para ser reconocidos y para ser accesibles a la totalidad de la población, lo cual limita el campo de trabajo en aras a la búsqueda de mayor universalidad. Otra cuestión especialmente relevante del planteamiento iniciado por la Mission photographique y continuado por L’Observatoire Photographique du Paysage consiste no sólo en la posibilidad de observar los cambios en el paisaje, sino también en apreciar la velocidad a la que se producen estos cambios y, por tanto, vislumbrar modos y posibilidades de introducir modificaciones en estas dinámicas.
Thierry Girard, Observatoire photographique du Paysage, 4 mars 2009
Point de vue n°13, Saint Louis lès Bitche, Moselle, Francia
La Mission DATAR y L’Observatoire Photographique du Paysage difieren radicalmente en su técnica. La Mission DATAR plantea un acercamiento al paisaje contemporáneo desde la mirada del arte, al mismo tiempo que persigue la construcción de una obra documental monumental del paisaje francés contemporáneo. A este efecto, el grupo de trabajo seleccionado para la toma de imágenes estaba formado por fotógrafos que ya habían experimentado sobre el modo de acercarse al paisaje actual y las técnicas más adecuadas para expresar determinadas intenciones en la imagen (eliminación de la frontalidad, subexposición o sobreexposición, contrastes marcados entre luces y sombras, repetición de elementos similares con afán clasificatorio etc.).
Sophie Ristelhueber, Mission DATAR, 1984
Ruta Sospel-Menton, Alpes marítimos, Francia
El resultado la Mission DATAR fue sorprendente. No podía ser de otra manera. Tal y como afirma Gabriele Basilico “uno de los deberes de la creación artística consiste en hacer visible, ahondando en la realidad y en la imaginación, algo que normalmente no se ve”. Las imágenes que se realizaron revelaban una estética profundamente enraizada lo cotidiano, con una mirada que seguía la línea, iniciada en los 80, de renovación en el estudio del paisaje como centro de la experimentación fotográfica, tras la época de los grandes reportajes de contenido social de las épocas anteriores. Por primera vez se mira el paisaje producido en las décadas precedentes y se presentan los resultados: fragmentación del territorio, incoherencia del desarrollo urbano, destrucción del patrimonio, retroceso de lo rural, avance de la suburbanización… La Mission DATAR, en definitiva, sitúa el paisaje en primera línea del debate público. Al mismo tiempo, recupera la fotografía como instrumento de reflexión social paralelamente a la reivindicación de esta disciplina como arte en toda regla. Por otro lado, inicia el camino hacia una lectura multidisciplinar del paisaje, ya que reúne en su seno a urbanistas, geógrafos, artistas, intelectuales, historiadores… que, a lo largo de diferentes debates, cuestionan los instrumentos de representación y gestión del paisaje.
Ignacio Bisbal