Esta entrada está dedicada, básicamente, a mis alumnos de la asignatura de Paisaje y Territorio que imparto en la Escuela de Arquitectura de la UPM de Madrid. Se trata de una asignatura de taller que llevo conjuntamente con la profesora Ester Higueras y en la que planteamos una metodología un tanto peculiar. Los trabajos, normalmente dos a lo largo del curso, se hacen en equipos de cuatro alumnos (en casos especiales tres o cinco). En el primero tienen que proponer una intervención paisajística en un lugar concreto. Intervención que tiene que servir de reclamo turístico de forma que la población local se beneficie de la misma. Mientras tanto, en una parte del tiempo de clase, les vamos explicando teoría y análisis del paisaje. Al terminar esta primera parte casi se encuentran en condiciones de estudiar el territorio donde ya han propuesto su actuación. Después de realizado el estudio se dan cuenta de los errores de la intervención (si es que los hay) y entonces llega el momento de introducir medidas correctoras si son necesarias o, incluso, descartar la realización del proyecto.
De los trabajos de este curso he seleccionado dos por ser los más adecuados para adaptarlos a la organización, estructura y condiciones formales de este blog. La descripción de cada intervención es la que hace el propio equipo, aunque algunas frases las he modificado ligeramente para darle congruencia al discurso (por eso no he puesto comillas ni cursiva). Las imágenes también son suyas. El primero que voy a presentar corresponde al equipo formado por: Eva Diana Acevedo, Antonio J. Antequera Delgado, Alejandro Cejudo Dueñas, Cristina Rodríguez López y Camilla Frattini. El trabajo lo llaman “Intervención nocturna en Patones”. A continuación la explicación del propio equipo.
Patones es un municipio de la Sierra Norte madrileña, englobado en la subcomarca del valle medio del Jarama y constituye un elemento articulador y definitorio del paisaje en cuanto a su relieve. Cuenta con una población que no llega a los 350 habitantes, su altitud es de 832 metros y se encuentra a unos 60 kilómetros de distancia a Madrid. Se trata de aprovechar el talud natural de Patones como soporte para proyecciones mediante láser o sistemas similares, o como telón de fondo destinado a megaeventos como festivales de música o performances audiovisuales. Se prevé la necesidad de instalaciones complementarias, tanto para alojar la tecnología necesaria como para dar servicio a la actividad generada sobre todo por los grandes espectáculos. Entendemos que crear un equipamiento de esta envergadura reactivaría la red de equipamientos de ocio de la zona, y por tanto el sector turístico y hotelero.
La actividad prevista es nocturna, y por tanto es de noche cuando emerge toda la ocupación que durante el día está contenida en el edificio (después del análisis del territorio el edificio se desplaza, se fragmenta y se entierra parcialmente para reducir el impacto visual). La actividad tiene dos modalidades. Entre semana y con ocasión de eventos especiales. La actividad entre semana la llamamos “Exprésate en la roca” y la segunda “Efectos para megaeventos”.
“Exprésate en la roca” tiene dos formas de realizar proyecciones. En la “modalidad SMS” se trata de interactuar desde casa o desde la carretera (desde el coche), enviando un SMS que será proyectado en el talud. Se pueden organizar quedadas, enviar resultados de fútbol, felicitaciones, saludos o datos del tiempo. Además del hecho de participar e interactuar en la comunidad, el coste de cada SMS se destinará al mantenimiento y mejora de equipamientos existentes en el municipio.
También es posible una segunda opción denominada “Estilo libre a pie de calle”: se trata de interactuar a pie de calle, en puntos cerca de equipamientos y que irán rotando entre los municipios y dentro de ellos, para potenciar el encuentro ciudadano y revitalizar espacios públicos. Los usuarios podrán dar rienda suelta a su mano y su imaginación, garabateando, firmando o incluso protestando.
Respecto a su funcionamiento para conciertos o similares, tendría las siguientes características. Funcionamiento y duración del uso: Festivales a lo largo de todo el año, pero sobre todo durante el verano. Días de la semana: Fines de semana. Horas de uso: Caída de la tarde (19:00 h en invierno/21h. verano) - hasta el amanecer (5.00h). Área de influencia: Provincial y, según qué eventos, quizá nacional. Establecimiento (sede): Talud como elemento fijo para proyectar. Usuarios localizados en explanada. Escenario + Instalaciones en edificio tecnológico. Locales para artistas. Equipamientos derivados: Alojamiento de artistas y público. Servicio comercial: bares y restaurantes. Previsible: zona de camping. Sector de público dirigido: Jóvenes principalmente.
El estudio paisajístico y territorial del área afectada que incluía cuencas visuales, áreas paisajísticas, valoración y fragilidad, el equipo lo resumió en un único plano que llamó de “áreas de alerta”. Aplicado a la zona afectada por la intervención ofrecía el aspecto que se ve arriba y les sirvió de base para la introducción de unas medidas correctoras mínimas (ya que la intervención, en realidad, era muy poco agresiva para el territorio) algunas de las cuales se reflejan en el gráfico de abajo.
El segundo de los trabajos que traigo al blog lleva por título “Museo del fuego” y el equipo que lo realizó estaba compuesto por: Pedro Aybar García, Silvia González Gómez, Paula Maeso Sánchez y Maike Zambotti. Veamos como explican su trabajo.
Isla de La Palma, Canarias. Un incendio ha arrasado 3000 hectáreas de bosque el verano pasado. 4000 vecinos evacuados ¿Somos conscientes de lo que supone esta pérdida? Tal vez no. Sentados en el cómodo salón de nuestra casa nos lamentamos ante esta triste noticia y cambiamos de canal. De aquí parte nuestra intervención. Una ruta de senderismo preexistente de 24 kilómetros ha quedado cerrada ya nadie puede pasear por un bosque achicharrado por el fuego. Como consecuencia, el municipio de Fuencaliente, y en concreto el pueblo de Los Canarios, ha perdido el turismo que recibía durante todo el año.
¿Cómo podemos reavivar una zona devastada por el fuego? Dar la espalda a la realidad no parece una solución así que decidimos aumentarla. Crear un museo del fuego, una ruta de concienciación. Una intervención según las bases del land art que pretende realzar un paisaje ya de por sí catastrófico, creando de esta forma una instalación efímera (el bosque se regenerará en unos cinco años) que atraiga de nuevo a los turistas ya sea por curiosidad morbo, expectación… nuestra finalidad es grabar “a fuego” un paisaje que impacte en la mente del visitante, una imagen de realidad aumentada que lleve a la reflexión sobre el límite entre nuestro medio –cada vez más urbano- y el medio natural como recurso económico, artístico, de identidad.
Se trata de aprovechar el sendero existente cambiándolo en parte del recorrido. El recorrido comienza y termina en el límite norte del pueblo de manera que tiene fácil acceso ya sea con coche o transporte público. Asimismo de esta manera se consigue que el pueblo se beneficie del tráfico de turistas que usan esta senda. En su primera parte el sendero se sirve de caminos preexistentes de poca pendiente (entre el 4% y el 6%) en los que no es necesario realizar otra intervención que la de señalización para indicar la presencia de los objetos quemados. La zona de ascenso con pendiente pronunciada se acomete por un sendero zigagueante en el que se intercalan zonas de pendiente notable con otras llana para recuperar el aliento.
No somos conscientes de hasta qué punto la –hoy en día lejana- naturaleza es nuestro hogar. Por eso extrapolamos el hogar al bosque, a una naturaleza muerta. Pretendemos así concienciar de esta débil pero equilibrada relación, que en este caso ha quedado rota por el fuego. De esta forma colocamos habitáculos quemados en puntos del bosque, que bien podrían formar parte de nuestra casa. Finalmente, como una metáfora, estos habitáculos se envuelven con flores rojas: el fuego y la vida.
El trabajo de estudio y análisis del territorio se hizo mediante el sistema tradicional que incluye una matriz de valoración y fragilidad del paisaje. Para la valoración se recurrió a una encuesta relativa a las cuatro unidades de paisaje detectadas: llano, caldera, vaguada y ladera. Tras el análisis de la matriz observamos que existían ciertos puntos de intervención en nuestra senda que no eran adecuados debido a su alta fragilidad. Dado que la valoración o difería de forma excesiva de unas unidades a otras decidimos trasladar estos puntos.
Bien, hasta aquí la descripción que han realizado los dos equipos de sus respectivas propuestas. Me da un poco de pena no poder mostrar a los lectores del blog el resto de trabajos del curso ya que este año los alumnos han tenido un nivel muy alto. Parece que, por fin, empezamos a obtener resultados del Plan de estudios de arquitectura del año 1996. Han sido necesarios más de diez años de rodaje para que la maquinaria se haya puesto a punto. Y ahora que las cosas parece que van funcionando de forma más o menos adecuada resulta que hay que volver a cambiarlo todo para la adaptación a los acuerdos de Bolonia. El Plan de 1996 supuso un avance muy importante respecto al antiguo de 1964 (mi plan como alumno de la ETSAM) pero, en enseñanza, todo cambio significa una adaptación del sistema y del profesorado a las nuevas directivas y currículos. Esta adopción supone, inevitablemente, un coste para algunas de las generaciones de alumnos que la soportan. Está claro que los cambios son necesarios (imprescindibles para evitar el adocenamiento y la rutina) pero en la enseñanza habría que establecer niveles para conseguir evitar que, sobre determinadas generaciones gravitara todo el peso de la adaptación. Sería imprescindible un acuerdo sobre los grandes temas y la estructura general de las enseñanzas para que cambiaran sólo muy de tarde en tarde mientras que, por ejemplo, los objetivos generales de las asignaturas deberían tener un período de rotación más corto. Y los propios contenidos y su relación con la profesión probablemente necesiten cambios anuales. En cualquier caso la casi ausencia de debate sobre estas cuestiones en los momentos actuales, desde mi punto de vista, ha sido una ocasión perdida para una profesión como la de arquitecto que ha cambiado muy profundamente en los últimos quince años y que necesita una adaptación significativa de sus enseñanzas.