martes, 2 de junio de 2015

Byung-Chul Han y la sociedad transparente

Los lectores del blog ya saben que suelo utilizar bastante una metáfora: “la ciudad transparente”. Aunque ya he advertido otras veces sobre los peligros del uso de metáforas para describir realidades complejas, dado que mi público mayoritario son arquitectos o estudiantes de arquitectura con una educación muy icónica y para los que las metáforas y los símbolos (básicamente visuales) son su lenguaje natural, pienso que sería interesante hacer algunas precisiones sobre esta metáfora concreta. Para ello me voy a ayudar de algunos escritos de Byung-Chul Han, filósofo de los que me gustan (es decir, polémico y dado al pensamiento divergente, como Ortega del que ya sabéis me declaro admirador) y que, además, escribe libros muy cortos con capítulos a su vez también muy cortos y que se pueden leer casi de forma separada unos de otros. Eso sí, a las dos o tres páginas de que consta cada capítulo hay que dedicarle un cierto esfuerzo intelectual para extraer todo lo que encierran.

"Ciudad transparente", talla en acrílico de Lucía Pacenza  luciapacenza

Byunh-Chul Han es un personaje peculiar. Nació en Seúl (Corea del Sur), en 1959. Estudió metalurgia en su país, pero aquello de la metalurgia no terminaba de convencerle y decidió marcharse a Alemania a estudiar literatura, aunque acabó dedicado a la filosofía. Así lo cuenta el propio Han en una excelente entrevista de Francesc Arroyo, publicada en El País de marzo de 2014: “Cuando llegué a Alemania, ni siquiera conocía el nombre de Martin Heidegger. Yo quería estudiar literatura alemana. De filosofía no sabía nada. Supe quiénes eran Husserl y Heidegger cuando llegué a Heidelberg. Yo, que soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio, de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día”. En 1994 lee su tesis sobre Heidegger en la Universidad de Munich.

Escena de “Byung-Chul Han en Seúl y Berlín”  ABC

Después consigue la habilitación como profesor en Basilea y, desde entonces, se dedica a dar clases y escribir libros. Actualmente es profesor de filosofía en Berlín después de haber pasado por Karlsruhe. Ha escrito muchos libros en alemán pero no todos están traducidos al español. Los que tengo localizados los he reseñado al final del artículo en una de las notas. Dado que se está poniendo de moda, y que sus libros se venden como auténticos best sellers, no sería raro que en estos momentos tenga ya más traducciones al español. Sus temas son recurrentes de forma que no es raro encontrar que las descripciones más claras de la "sociedad del cansancio", por ejemplo, estén En el enjambre. Por eso, a pesar de que uno de sus libros se titula precisamente La sociedad de la transparencia voy a intentar acercarme a la forma en la que entiende esta metáfora a partir de varios de sus textos.

Portada de "La sociedad de la transparencia"  Herder

Me interesa, sobre todo, deshacer el equívoco que puede producirse si se plantea que una “ciudad transparente” procede de una “sociedad transparente”. Nada más lejos de la realidad. En varios artículos del blog ya señalo como uno de los objetivos prioritarios de la vida urbana la educación en la urbanidad. Esa educación que, según las ideas de Richard Sennett, nos permite convivir con el resto de ciudadanos sin traspasar los límites de la intimidad si es que no queremos hacerlo. O traspasarlos si estamos de acuerdo en ello. Esto significa, por supuesto, que la intimidad es un valor importante y el encargado de salvaguardarlo es la urbanidad (la educación ciudadana) tal y como hemos comentado en varios artículos del blog. La cuestión es que la intimidad puede ser casi cualquier cosa pero entre sus cualidades no figura precisamente la transparencia. Esto es importante y se relaciona directamente con lo que dice Han.

La educación en la urbanidad permite la intimidad  4ever

Aunque sea complicado resumir un pensamiento tan complejo (y sobre todo polémico) como el de Byung-Chul Han voy a intentar centrarme sólo en aquellas partes que puedan aclarar el concepto de ciudad transparente. En el primer capítulo de su libro Psicopolítica encontramos un párrafo que me va a dar pie para toda la explicación posterior y que centra algunos de sus análisis: “Al principio se celebró la red digital como un medio de libertad ilimitada. El primer eslogan publicitario de Microsoft, Where do you want to go today?, sugería una libertad y movilidad ilimitadas en la web. Pues bien, esta euforia inicial se muestra hoy como una ilusión. La libertad y la comunicación ilimitadas se convierten en control y vigilancia totales. También los medios sociales se equiparan cada vez más a los panópticos digitales que vigilan y explotan lo social de forma despiadada. Cuando apenas acabamos de liberarnos del panóptico disciplinario, nos adentramos en uno nuevo aún más eficiente”.

Where do you want to go today?  thelogopatrol

Y es que para Han, la era capitalista del liberalismo, que se caracterizaba por el paradigma de la obligación y los sistemas coercitivos que explotaban al ciudadano siguiendo el modelo del panóptico de Bentham (es decir, controlando exteriormente su actividad), ha sido sustituida por otra diferente: la neoliberal. Entiende que el neoliberalismo se caracteriza por un modelo basado en el rendimiento: “El sujeto de rendimiento está libre de un dominio externo que lo obligue a trabajar o incluso lo explote. Es dueño y soberano de sí mismo. De esta manera, no está sometido a nadie, mejor dicho, solo a sí mismo. En este sentido, se diferencia del sujeto de obediencia. La supresión de un dominio externo no conduce hacia la libertad; más bien hace que libertad y coacción coincidan. Así, el sujeto de rendimiento se abandona a la libertad obligada o a la libre obligación de maximizar el rendimiento” (de La sociedad del cansancio). Para que esto suceda es imprescindible desprenderse de lo que llama “negatividad” y centrarse de forma prioritaria en la “positividad”.

Panóptico. New Illinois State Penitentiary at Stateville  educaciocritica

De esta forma suprimiendo la coacción externa, la negatividad que conlleva, se aumenta el rendimiento y aparece la autoexplotación. La autoexplotación es mucho más eficaz que la explotación por otros ya que el autoexplotado se siente libre. Víctima y verdugo ya no pueden diferenciarse: “Esta autorreferencialidad genera una libertad paradójica, que, a causa de las estructuras de obligación inmanentes a ella, se convierte en violencia. Las enfermedades psíquicas de la sociedad de rendimiento constituyen precisamente las manifestaciones patológicas de esta libertad paradójica” (de La sociedad del cansancio). Este exceso de positividad aparece de muchas formas. Por ejemplo, mediante un aumento de la información, que fragmenta la percepción y la dispersa. Desaparece así la atención profunda y contemplativa característica del pensamiento durante buena parte de la historia humana. Según su discurso, esta sociedad del rendimiento conduce, de forma inexorable, a la sociedad del dopaje cuyo reverso es lo que llama la sociedad del cansancio y el agotamiento excesivos.

La excesiva información disminuye la atención profunda  mangasverdes

Este cansancio de la sociedad del rendimiento es un cansancio a solas. En esta cuestión sigue las ideas de Hadke en su Ensayo sobre el cansancio: “Los dos estábamos cayendo ya, cada uno por su lado; cada uno a su cansancio más propio y particular, no al nuestro, sino al mío de aquí y al tuyo de allá”. Se trata de un cansancio que destruye toda comunidad, que termina con la cercanía. Un cansancio “sin mirada, sin habla, y que separa”. En las páginas que finalizan La sociedad del cansancio trata de diferenciar entre este cansancio en soledad y el cansancio fundamental, que inspira, que deja que surja el espíritu. Y es importante para nuestro tema porque es, precisamente, según Hadke “La cosa en este cansancio fundamental no aparece nunca sola para sí, sino siempre junto con otras, y aunque solo pocas cosas, al fin y al cabo todo está junto”. Y aquí es donde voy a tratar de enlazar toda esta larga introducción (imprescindible para plantear algo del vocabulario metafórico que utiliza Byung-Chul Han) con la cuestión de la transparencia que me ha servido para titular el artículo.

La sociedad del rendimiento, el cansancio a solas  entorno

Han dice en las primeras páginas de La sociedad de la transparencia: “Quien refiere la transparencia tan solo a la corrupción y a la libertad de información desconoce su envergadura. La transparencia es una coacción sistémica que se apodera de todos los sucesos sociales y los somete a un profundo cambio. El sistema social somete hoy todos sus procesos a una coacción de transparencia para hacerlos operacionales y acelerarlos”. Es decir, la transparencia así entendida no es más que una forma de aumentar el rendimiento, de conseguir una más perfecta autoexplotación del sujeto. Y luego sigue: “La transparencia estabiliza y acelera el sistema por el hecho de que elimina lo otro o lo extraño. Esta coacción sistémica convierte a la sociedad de la transparencia en una sociedad uniformada”. Espero que vayáis viendo porque me interesa particularmente esta visión y como se relaciona de manera directa con lo local y el alejamiento del pensamiento único, las formas únicas y como aboga por el mantenimiento de la singularidad y la diferenciación. En nuestro caso, de un urbanismo y una arquitectura contextualizados, anclados en el lugar, y alejados de elementos formales universales.

Pensamiento y formas únicas  eufs

De hecho, las relaciones entre información, transparencia, Big Data y teorías y modelos, aparecen en casi todas sus obras (y en casi todos los capítulos de sus obras). En concreto, en Psicopolítica se refiere a la polémica surgida a raíz de la publicación del libro de Chris Anderson The End of Theory y a una especie de nueva religión que el traductor de Psicopolítica llama “dataismo”, y reproduce un texto publicado en 2008 de Wired Magazine: “Adiós a la teoría del comportamiento humano, desde la lingüística hasta la sociología. Olvida la taxonomía, la ontología y la psicología. ¿Quién sabe por qué la gente hace lo que hace? La cuestión es que lo hace y que podemos seguirlo y medirlo con una fidelidad sin precedentes. Con suficientes datos los números hablan por sí mismos”. He reproducido este párrafo porque resume de forma bastante clara como en estos contextos (sobre todo en los políticos) transparencia se hace equivalente a datos, a información, y no a conocimiento.

La nueva religión de los datos  bloomberg

Este exceso de información conduce directamente al IFS (Information Fatigue Syndrom): “Los afectados se quejan de creciente parálisis de la capacidad analítica, perturbación de la atención, inquietud general o incapacidad de asumir responsabilidades. Este concepto fue acuñado en 1996 por el psicólogo crítico David Lewis” (de En el enjambre). El problema básico es que paraliza la capacidad analítica, es decir la capacidad de diferenciar lo esencial de lo que no lo es, que es la base del pensamiento. Nos encontramos, por tanto, que si hacemos equivalentes cantidad de datos y conocimiento resulta que puede suceder que al aumentar la cantidad de datos disminuya el conocimiento. Han entiende que la transparencia “de forma violenta vuelve todo hacia el exterior para convertirlo en información” y que “el secreto, la extrañeza o la otredad representan obstáculos para una comunicación ilimitada. De ahí que sean desarticulados en nombre de la transparencia” (de Psicopolítica).

La transparencia intenta convertir todo en información  cognoscenti

Una ciudad transparente no es, por tanto, una ciudad en la que se abrume al consumidor (según Han en la sociedad noeoliberal el ciudadano ha sido sustituido por el consumidor) con cientos de miles de datos que, en realidad, solo suministran información, sino una ciudad en la que los técnicos y los dirigentes tienen la capacidad de comunicarle al ciudadano aquella información relevante que le sirva para tener un conocimiento real de lo que está sucediendo en su ciudad. Una ciudad cuyo aire haga a las personas libres. Es decir, que no desnude su intimidad hasta volverla pornografía, que no anule su libertad individual haciendo desaparecer su personalidad. Resumiendo, una ciudad transparente no es una Smart City gobernada por las decisiones de millones de datos acumulados, sino una ciudad con un proyecto político verdadero que ponga el énfasis en los “por qué”, en la búsqueda de los fines, en la cooperación y en el conocimiento.Un ciudad construida por los ciudadanos, no por los datos.

Ciudadanos frente a consumidores  informabtl

Espero haber despertado el interés por las ideas Byung-Chul Han y el deseo de leer sus escritos. Se podrá discrepar con sus planteamientos. Acusarle de que, en realidad, no dice nada nuevo. Tacharle de superficial. Pero propone unas metáforas tan potentes que, necesariamente, despiertan la imaginación de los que leen sus ensayos. Querría terminar con un párrafo de Psicopolítica: “Es legendario el anuncio de Apple que en 1984 centelleaba en la pantalla durante la Super Bowl. En él, Apple aparece como libertador contra el Estado vigilante de Orwell. Trabajadores sin voluntad y apáticos se adentran en una gran sala y escuchan el discurso fanático del Big Brother en la telepantalla. Entonces una corredora irrumpe en la sala, perseguida por la policía del pensamiento. Avanza sin vacilar y delante de sus pechos bamboleantes lleva un gran mazo. Corre decidida hacia el Big Brother y arroja con rabia el martillo a la telepantalla que explota. Los hombres despiertan de su apatía. Una voz anuncia: «El 24 de enero Apple Computer introducirá Macintosh. Y verás por qué 1984 no será como 1984». Frente al mensaje de Apple, el año 1984 no marca el fin del estado vigilante de Orwell, sino el comienzo de una nueva sociedad de control que lo supera con creces en eficiencia. Comunicación y control coinciden totalmente. Cada uno es el panóptico de sí mismo”. En los momentos críticos en los que vivimos necesitamos generar interés para pensar sobre las cosas trascendentes, sobre los problemas que nos abruman. Necesitamos conocimiento, no información. Necesitamos transparencia real, no pornografía. Necesitamos ciudadanos, no consumidores. Necesitamos actores, no espectadores.


Nota 1. En el momento de escribir este artículo todos los libros de Byung-Chul Han traducidos al español han sido publicados por la editorial Herder: 
  • El aroma del tiempo (Duft der Zeit: Ein philosophischer Essay zur Kunst des Verwailens, 2009).
  • La sociedad del cansancio (Müdigkeitsgesellschaft, 2010)
  • La sociedad de la transparencia (Transparenzgesellschaft, 2012)
  • La agonía del Eros (Agonie des Eros, 2012)
  • En el enjambre (Im Schwarm. Ansichten des Digitalen, 2013)
  • Psicopolítica (Psychopolitik: Neoliberalismus und die neuen Machttechniken, 2014)

Nota 2. Aunque no es muy dado a conceder entrevistas (o por lo menos esto es lo que sucedía hace un par de años) resulta bastante interesante la que le hizo Francesc Arroyo para El País, publicada el 22 de marzo de 201 titulada “Aviso de derrumbe”. El enlace es este.

Nota 3. También podéis leer la que le hizo Alfonso Armada para El Cultural de ABC del 3 de febrero de este año titulada: "Byung-Chul Han: Hoy no se tortura, sino que se postea y se tuitea". El enlace es este.

Nota 4. Hace unos días, el 12 de mayo, el propio Han publicó un artículo en el diario El Mundo titulado “Añoranza del enemigo” que, aunque bastante alejado del tema que tratamos hoy, incide en sus ideas, ahora aplicadas a las relaciones con el fundamentalismo y a responder a la pregunta: ¿Qué es el enemigo? Otra forma de ver lo que llama “positividad” y “negatividad” de las cosas. El enlace es este.