Octubre Urbano
Efectivamente, en el informe Unidos por la Ciencia 2021 en el que han colaborado, entre otros, el programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente, el Grupo Intergubernamental de expertos sobre cambio climático, el proyecto Carbono Global, la Organización Mundial de la Salud y el programa mundial de Investigaciones Climáticas, se puede leer que el aumento de la temperatura global en los próximos cinco años puede superar los 1,5 grados centígrados sobre la temperatura en la época preindustrial, y que estamos muy lejos de alcanzar los objetivos (ya bastante limitados) establecidos en el acuerdo de París. También dice que la temperatura media entre 2017 y 2021 está entre las más cálidas jamás registradas. Se puede leer que “Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera se mantienen en niveles sin precedentes y condenan al planeta a un peligroso calentamiento futuro”. Y que: “La escala de los cambios experimentados recientemente en el sistema climático en su conjunto no tiene precedentes en muchos cientos, e incluso miles, de años”.
En este informe se dice también que las emisiones fósiles mundiales de CO2 alcanzaron en el año 2019 la cifra récord de 36,64 gigatoneladas de dióxido de carbono, descendiendo en el año 2020 la cantidad de 1,98 gigatoneladas debido a la pandemia. Sin embargo, sin tener en cuenta el transporte por mar y por aire, en julio ya se habían superado los niveles de 2019 lo que hace pensar en otro récord al terminar este año. No vamos por buen camino y el aumento de temperaturas está provocando fenómenos meteorológicos extremos y devastadores con efectos cada vez más graves. Olas de calor con temperaturas jamás registradas (Canadá, noroeste del Pacífico), inundaciones en el centro de Europa, o las bien conocidas anomalías climáticas que han jalonado casi todos los meses del año en nuestro país, ponen de manifiesto que ya no se trata de opiniones de agoreros pesimistas del ecologismo radical.
Inundaciones en el centro de Europa, Lieja
infobae
Incidiendo en la importancia del problema puede leerse también que: "La escala de los cambios recientes en todo el sistema climático en su conjunto y el estado actual de muchos aspectos del clima no tiene precedentes en muchos miles de años". Y más adelante: "El cambio climático inducido por el hombre ya está aumentando la frecuencia e intensidad de muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo". Por tanto, se habla claramente de cambio climático de carácter antrópico y de que el mismo "ya está". No se trata de algo a verificar en el futuro, está sucediendo en estos momentos. De ahí el carácter de urgencia que se refleja en todo el informe. Por eso me ha parecido perfectamente adecuado que ONU-Habitat haya propuesto el tema de la Crisis Climática para este Octubre Urbano. Vamos a tratar de analizar entonces ambos documentos.
Día mundial del hábitat
El primero se titula "Acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono" y su título es bastante indicativo de su contenido. Ya en el primer párrafo se acusa directamente al modelo urbano: “Hoy en día, las ciudades representan alrededor del 75% del consumo energético mundial y son responsables de más del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La forma en que se planifican, construyen y gestionan las ciudades es clave para reducir las emisiones de carbono y mantener el calentamiento global dentro de los límites establecidos por el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático de 2015”. La opinión, repetida hasta la saciedad, de que "las ciudades no son el problema, son la solución", es una falacia para que nos quedemos contentos y no hagamos nada. Las ciudades son, evidentemente, el problema. Y son un problema porque el modelo urbano actual es una locura.
Ciudades pensadas para andar, supermanzana en Barcelona
elperiodico
Pero ¿cuál sería el modelo alternativo? El documento lo resume en unas pocas líneas que le van a sonar bastante a los lectores del blog: formas urbanas compactas con un uso mixto del suelo, conectadas, accesibles y respetuosas con el clima. Además, pensadas para reducir los viajes en coche y fomentar el uso del transporte no motorizado como caminar o andar en bicicleta. Totalmente de acuerdo con esta propuesta de cambio. Podríamos resumirlo hablando de ciudades pensadas para andar, también ciudades de cercanía o, siguiendo un mantra tan de moda: “la ciudad de los quince minutos”. Pero claro, para llevar este cambio a buen puerto ya se ha indicado en muchos artículos del blog las dificultades que conlleva, incluso señalando las condiciones imprescindibles para hacerlo posible.
Espacios verdes de proximidad, parque en Sevilla
blog
Un segundo grupo de medidas se refiere a algo que ya habíamos señalado como fundamental en un trabajo que terminamos hace un par de años enfocado a conseguir ciudades más saludables. Dice el informe que: “Los espacios públicos verdes juegan un papel clave para reducir el carbono, así como en la regulación de la temperatura y los efectos de las islas de calor urbanas”. Es a lo que aludíamos en nuestro trabajo como la necesidad de introducir la naturaleza en la ciudad. Incluso en este modelo proponíamos dos condiciones para ello. Que los espacios verdes encargados de organizar la ciudad fueran espacios verdes de cercanía y que estuvieran unidos entre sí, con los parques periféricos y con las áreas de naturaleza fuera de la ciudad, en forma de infraestructura verde. De forma que esta estrategia (como tantas otras) sería no solo adecuada para conseguir ciudades más saludables sino también más sostenibles.
Otra forma de gestionar el agua y los residuos
ategrus
Pero las indicaciones para el nuevo modelo no terminan ahí. También se plantea la necesidad de facilitar el acceso a los servicios básicos mejorando la gestión del agua y los residuos o la modernización de los edificios para mejorar su eficiencia energética. Sólo hay un tema que, desde mi punto de vista es crítico, y que apenas se menciona: la cuestión de la participación. Digo que apenas se menciona porque aparece de forma lateral cuando se habla de implementar la Nueva Agenda Urbana de forma local. Entonces aparece una única línea donde se lee: participación de la sociedad civil. El texto se complementa con el impacto que ha tenido la COVID-19 y la necesaria reconstrucción que ha de ser “verde”. Para ello hay que contar con los mecanismos económicos y financieros que la hagan posible. Aunque le dedica unos cuantos párrafos, tampoco se proponen medidas explícitas. Probablemente sea debido también a la disparidad de situaciones en las que se encuentran los distintos países.
Adaptar las ciudades para la resiliencia climática
El segundo documento lleva por título "Adaptar las ciudades para la resiliencia climática". Es fácil comprender que ya se da por supuesto el cambio climático y se plantea la necesidad de considerar lo que se nos ha venido encima (y lo que vendrá): “Las ciudades de todo el mundo están sufriendo cada vez más los efectos y peligros relacionados con el clima, como las inundaciones, las sequías, el aumento del nivel del mar, las olas de calor, los deslizamientos de tierra y las tormentas. Se espera que al menos 130 ciudades portuarias con más de un millón de habitantes cada una, se vean afectadas por inundaciones costeras. En un mundo que se calienta, deben abordarse los efectos directos e indirectos de las sequías y las olas de calor recurrentes”. Bien, ¿de qué manera piensan los redactores de este documento enfocar el problema? Aunque las propuestas parecen demasiado genéricas, sobre todo si las comparamos con el trabajo que hicimos en su momento para el Gobierno de España y la FEMP titulado Medidas para la mitigación y la adaptación al cambio climático en el planeamiento urbano, no dejan de incidir sobre algunos elementos clave que hay que destacar.
Sequías y olas de calor recurrentes
iagua
El primero de estos elementos lleva por título “Desarrollo de la resiliencia integral” y es, probablemente, el más importante. Tan importante como difícil de conseguir. Se refiere a la necesidad de considerar un enfoque de amenazas múltiples, multisectorial y multiactor. Y esto incluye la crisis climática, la pobreza urbana, los asentamientos informales, una infraestructura resiliente, el acceso a servicios básicos para todos o gestionar los ecosistemas y sistemas urbanos de forma sostenible. Es decir, no se trata de abordar todas estas cuestiones de forma separada, sino considerarlas íntegramente priorizando, por supuesto, las más críticas según los lugares. Se pretende un enfoque holístico que atienda a todos los factores. Solo así se podrá hacer frente a los problemas que ya están planteándose en muchas partes del mundo.
Atender a necesidades concretas de colectivos específicos
udd
La segunda de las estrategias se basa en la “Adopción de un enfoque a favor de las comunidades vulnerables”. Es decir, que atienda también a las necesidades concretas de colectivos específicos tales como personas con bajos ingresos, mujeres y niñas, jóvenes, ancianos o personas con problemas físicos o psíquicos. Se menciona también el tema de los asentamientos informales debido, no solamente a cuestiones relacionadas con la precariedad sino también porque suelen estar situados en zonas de riesgo. Otras estrategias que también se señalan en el documento son las siguientes: Invertir en infraestructura más sostenible y resiliente al clima, salvaguardando el acceso a servicios urbanos básicos; explorar soluciones basadas en la naturaleza y enfoques de adaptación basados en ecosistemas; incorporar estrategias de adaptación al clima en las agendas de desarrollo, incluida la respuesta al COVID; y también, cooperación entre ciudades para la reducción de riesgos y la construcción de resiliencia.
Participación y gobernanza, elementos clave
pciudadana
Igual que en el caso anterior también me hubiera gustado que en el documento apareciera con mayor fuerza y nitidez tanto el tema de la participación como el de la gobernanza, ambos claves para poder llevar a cabo buena parte de las actuaciones necesarias para un cambio de modelo. Aunque finaliza con un párrafo que lo manifiesta de forma implícita, sin la complicidad de los afectados probablemente ninguna estrategia será posible: “Reducir la vulnerabilidad y la exposición a los riesgos relacionados con el clima es un proceso continuo e iterativo que requiere la participación de todas las partes interesadas. Los gobiernos nacionales y locales juegan un papel clave en la implementación de planes ambiciosos y creíbles, así como en el establecimiento de las pautas para un cambio transformador”. Parece claro que los documentos de este tipo no son capaces de considerar propuestas más específicas dada la muy diferente situación geográfica, económica o social de las sociedades a las que se dirigen, pero hubiera sido deseable una mayor concreción ya que hay estrategias comunes.
Unidos por la ciencia 2021
Para terminar, me gustaría volver al informe Unidos por la Ciencia 2021 que debería de ser estudiado atentamente por todos aquellos con responsabilidades de algún tipo en la planificación, organización y diseño de las ciudades. Se pueden leer al comienzo los puntos básicos que destacan de la aportación del IPCC: “Es indudable que la influencia humana ha calentado la atmósfera, los océanos y la tierra. Se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, océanos, criosfera y biosfera. La escala de los cambios recientes en todo el sistema climático en su conjunto y el estado actual de muchos aspectos del clima, no tiene precedentes a lo largo de muchos siglos y muchos miles de años. El cambio climático inducido por el hombre ya está aumentando la frecuencia e intensidad de muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo”. Esperemos que esta llamada de los científicos de todo el mundo se mejor atendida en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) a celebrar en Glasgow del 1 al 12 de noviembre, que la celebrada en París y cuyo acuerdo entró en vigor en el año 2016 y al que me referí en su momento (año 2015) en un artículo titulado "París, desesperanza climática".
Nota 1.-Considero de gran interés la lectura del informe
Unidos por la ciencia 2021:
El trabajp se titula United in Science 2021: A multi-organization high-level compilation of the latest climate science information, está publicado por el UNOP (programa ambiental de la ONU) el 16 de septiembre de 2021, y se puede encontrar en este enlace, desafortunadamente solo en inglés.
En su redacción han intervenido numerosas organizaciones, algunas de las cuales se reseñan al comienzo del artículo. Pero, destaca, la aportación del IPCC titulada Climate Change 2021: The Physical Science Basis publicado del 7 de agosto de 2021 son casi cuatro mil páginas que se pueden conseguir en este enlace, también solo en inglés.
Nota 2.-Respecto a los dos documentos que conmemoran el Octubre Urbano, son los siguientes:
El primero es para el Día Mundial del Hábitat que se celebra el día 4 de octubre y se titula Acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono, es de UN-Habitat, y está fechado el 15 de julio de 2021. Se puede bajar el .pdf en español de este enlace.
El segundo es para el día Mundial de las Ciudades que se celebra el 31 de octubre se titula Adaptar las ciudades para la resiliencia climática, también es de UN-Habitat, y está fechado el 15 de julio de 2021. Se puede bajar el .pdf en español de este enlace.
Nota 3.-También he aludido a dos trabajos.
El primero es el siguiente: Verdaguer Viana-Cárdenas, Carlos; Fariña Tojo, José; Luxan Garcia de Diego, Margarita de; Gómez Muñoz, Gloria; Román López, María Emilia; Velázquez Valoria, Isabela y Sanz Alduán, Alfonso (2015). Medidas para la mitigación y la adaptación al cambio climático en el planeamiento urbano. Guía metodológica. Federación española de Municipios y Provincias (FEMP) Red española de Ciudades por el Clima, Madrid. Y se puede obtener en este enlace.
El segundo es un artículo que publiqué en la revista PLANUR-e: Fariña Tojo, José (2015). "París, desesperanza climática". Planur-e nº 5 correspondiente al verano de 2015. Se puede obtener aquí.
El trabajp se titula United in Science 2021: A multi-organization high-level compilation of the latest climate science information, está publicado por el UNOP (programa ambiental de la ONU) el 16 de septiembre de 2021, y se puede encontrar en este enlace, desafortunadamente solo en inglés.
En su redacción han intervenido numerosas organizaciones, algunas de las cuales se reseñan al comienzo del artículo. Pero, destaca, la aportación del IPCC titulada Climate Change 2021: The Physical Science Basis publicado del 7 de agosto de 2021 son casi cuatro mil páginas que se pueden conseguir en este enlace, también solo en inglés.
Nota 2.-Respecto a los dos documentos que conmemoran el Octubre Urbano, son los siguientes:
El primero es para el Día Mundial del Hábitat que se celebra el día 4 de octubre y se titula Acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono, es de UN-Habitat, y está fechado el 15 de julio de 2021. Se puede bajar el .pdf en español de este enlace.
El segundo es para el día Mundial de las Ciudades que se celebra el 31 de octubre se titula Adaptar las ciudades para la resiliencia climática, también es de UN-Habitat, y está fechado el 15 de julio de 2021. Se puede bajar el .pdf en español de este enlace.
Nota 3.-También he aludido a dos trabajos.
El primero es el siguiente: Verdaguer Viana-Cárdenas, Carlos; Fariña Tojo, José; Luxan Garcia de Diego, Margarita de; Gómez Muñoz, Gloria; Román López, María Emilia; Velázquez Valoria, Isabela y Sanz Alduán, Alfonso (2015). Medidas para la mitigación y la adaptación al cambio climático en el planeamiento urbano. Guía metodológica. Federación española de Municipios y Provincias (FEMP) Red española de Ciudades por el Clima, Madrid. Y se puede obtener en este enlace.
El segundo es un artículo que publiqué en la revista PLANUR-e: Fariña Tojo, José (2015). "París, desesperanza climática". Planur-e nº 5 correspondiente al verano de 2015. Se puede obtener aquí.
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