domingo, 23 de octubre de 2011

Recuperando a Patrick Geddes

Lo primero es aclarar el titulo de este artículo. Al escribir recuperando a Patrick Geddes no he querido decir que los planificadores urbanos y territoriales estén “recuperando a Patrick Geddes” porque, en términos generales, bien para denostarlo o bien para ensalzarlo, nunca lo han perdido de todo. Lo que en realidad quiero decir es que yo, personalmente, estoy “recuperando a Patrick Geddes”. Me encontré por primera vez con Ciudades en evolución (la edición española que editorial Infinito de Buenos Aires publicó en 1960) durante mis años de estudiante de postgrado del Instituto de Estudios de Administración Local de Madrid. En aquellos momentos llegué a pensar que algún rayo de sol iluminaba desde Escocia una aproximación a los temas urbanos que incluía el territorio (y mira que es difícil que nos iluminen rayos de sol desde latitudes tan al norte). Es más, desde la comprensión de “todo” el territorio que, a diferencia de algunos acercamientos ecológicos de aquellos momentos, incluía los bichos humanos y su obra.

Sir Patrick Geddes

domingo, 2 de octubre de 2011

Coderch, Alejandro de la Sota y la Ciudad Astur

En los dos últimos viernes he estado en tribunales de tesis doctorales. Tesis muy diferentes entre sí y que probablemente marquen los límites de mi “zona de intereses” que, como podrá verse, son bastante amplios. La lectura de la primera ha sido en Barcelona y la segunda en Oviedo. He pasado en siete días de El exterior como prolongación de la casa (Los espacios intersticiales en clave tipológica, a través de dos obras de Coderch y De la Sota) a La sostenibilidad del crecimiento residencial de baja densidad. El caso del área metropolitana de Asturias. El autor de la primera ha sido Andrés Martínez y sus directores Carlos Martí y Víctor Brosa y se leyó en el departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Universitat Politècnica de Catalunya. El tribunal, los directores y el doctorando éramos arquitectos. Cristóbal Manuel Carrero de Roa es el autor de la segunda, su director Fermín Rodríguez, y se leyó en el Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo. Todos geógrafos menos el doctorando y yo que éramos arquitectos. Ha sido maravilloso. Una de esas experiencias que me ratifican en la necesidad que tiene la investigación de ampliar el estrecho campo de visión de las áreas de conocimiento cerradas.

Coderch, Casa Gili, terraza, porche y vestíbulo. Tesis de AM

jueves, 8 de septiembre de 2011

Paisaje rural y arquitectura popular

Hace unos días hice una pequeña excursión desde Madrid a los llamados Pueblos Negros, un conjunto de aldeas situadas en el entorno de la sierra del Ocejón en la provincia de Guadalajara (España). El nombre alude al tono obscuro y bastante peculiar producido por la pizarra, material utilizado mayoritariamente en la construcción de sus edificios. No es mi intención describir detalladamente sus formas, estética o elementos funcionales característicos ya que no soy un especialista en arquitectura popular (o vernácula, según los autores) pero su visita me ha llevado a replantearme algunas cosas respecto al paisaje rural, su significado y su conservación. Temas sobre los que sí llevo trabajando bastantes años e íntimamente relacionados con el patrimonio cultural. Tampoco voy a entrar en la polémica planteada hace unos años cuando la Junta subvencionó con bastante dinero a los propietarios que aceptaran rehabilitar los viejos edificios respetando las formas y materiales tradicionales. Pasó de todo. Protestas, plantes e incluso dimisiones de alcaldes. He procurado no hacer sangre con algunas de las “reparaciones respetuosas con la tradición” que se han hecho, y sólo he incluido unos pocos ejemplos “curiosos”. Todas las fotos que ilustran el artículo las hice en Majaelrayo, Robleluengo, Campillo de Ranas y Roblelacasa, procurando fijar la mirada en lo que entendía más auténtico (aparte las excepciones mencionadas).

Campillo de ranas, arquitectura y lugares colectivos

jueves, 18 de agosto de 2011

Ci[ur], Urban y Urban-e

Repasando en estos tórridos días de vagancia y relajo (en España estamos en el período de vacaciones estival) los artículos que llevo escritos en esta columna, me he dado cuenta de que falta una parte fundamental de mi actividad profesional. Aunque hay algunas alusiones, no he escrito casi nada que se refiera al día a día. He hablado de mis correrías por todo el mundo, de lo que he pensado y de lo que pienso relativo a temas actuales o no actuales, de congresos, jornadas y cursos de postgrado, pero no de mis labores cotidianas. Y es algo que también se suele hacer normalmente en un blog. Aprovechando que Marian Leboreiro me escribe un correo diciéndome que (¡por fin!) ha salido a la luz el primer número de la revista Urban-e, me he decidido a dedicar este artículo a las publicaciones de mi lugar de trabajo habitual. A pesar de lo que pueda parecer, la mayor parte de mi vida profesional se desarrolla en Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Madrid, y tengo un pequeño despacho (muy sostenible debido a sus dimensiones) en la Escuela de Arquitectura. Y digo de lo que pueda parecer, porque lo que debería deducirse de la lectura de los más de cien artículos anteriores, es que estoy siempre en otras movidas. Pero es una impresión equivocada. Lo cierto es que reconozco mi suerte por estar donde estoy y no cambiaría lo que hago y donde lo hago por casi nada.

Camino de entrada a la ETSAM (xtorm)
¿Dónde iba a estar mejor que aquí?

lunes, 1 de agosto de 2011

La protección del patrimonio urbano

Hace ya algunos años, y en colaboración con los hermanos Juan y Miguel González, redacté la modificación del Plan General de Ávila (España) con objeto de adaptarlo a la Ley de Patrimonio Histórico Español. Para acercar más el plan a los abulenses decidimos escribir una serie de artículos en el Diario de Ávila que nos permitieran explicar mejor los objetivos a conseguir. Me he acordado de aquellos artículos en una reciente visita a esta extraordinaria ciudad Patrimonio de la Humanidad y, más por nostalgia que por otra cosa, me entretuve releyéndolos. Estamos en verano y  no quiero ponerme crítico con algunas de las actuaciones incomprensibles (desde mi punto de vista) que se han hecho sin consideración alguna a la categoría de este conjunto histórico. Sólo querría rescatar algunas ideas, que me han sugerido la lectura de aquellos artículos de entonces, revisadas con ojos de hoy. En lo fundamental sigo pensando de forma muy parecida porque los problemas subsisten. Una aproximación más técnica puede encontrarse en el libro que publiqué en la editorial Akal titulado La protección del Patrimonio Urbano, instrumentos normativos que, a pesar del tiempo transcurrido (y a tratarse sólo la legislación nacional cuando estas competencias son compartidas con las Comunidades Autónomas) entiendo que todavía mantiene un cierto interés. Mi pretensión con este artículo no es otra que plantear algunas cuestiones acerca del tema de la protección que me preocupan desde hace bastante tiempo. Y voy a tratar de hacerlo de la forma más clara que pueda porque soy consciente de la variedad de intereses y procedencias de muchos de los lectores del blog y, además porque buena parte de ellos están de vacaciones y tampoco es cuestión de ponerme demasiado evanescente. Ilustro el texto con imágenes de lugares maravillosos declarados Patrimonio de la Humanidad.

Ciudad amurallada de Ávila, España (Wikimedia)

martes, 12 de julio de 2011

Infraestructura verde

Hace tiempo que no dedico un articulo a mis andanzas por Jornadas, Congresos, y otros eventos de estas características donde se ponen en común ideas, propuestas, y se discute sobre planteamientos discrepantes. El problema es que no siempre es así y, a veces, suelen convertirse en tediosas exposiciones que consisten en repetir oralmente lo que aparece a lo largo de veinte o treinta diapositivas montadas en un PowerPoint. Los que me conocen saben de mi alergia a dicho programa aunque suelo utilizarlo bastante para cambiar el tono de la charla en determinados momentos, y poco para ilustrar mis explicaciones. Pero lo peor no es la retahíla de imágenes sino la constatación de que, en algunos casos, después una hora de exposición el orador no se ha dignado a comunicar ni una sola idea al auditorio. Esto que sucede algunas veces en estos sitios es bastante más frecuente en la docencia universitaria. En el año 1933 en el curso de inauguración de la Universidad de verano de Santander, José Ortega y Gasset decía: “Una lección es una peripecia de fuerte dramatismo para el que la da y para los que la reciben. Cuando no es esto no es una lección sino otra cosa –tal vez un crimen– porque es una hora perdida y la vida es tiempo limitado y perder un trozo de él es matar vida, practicar asesinato blanco. Como en la Universidad actual –y conste que no me refiero sólo a la española– las lecciones no suelen ser eso que he llamado peripecia quiere decirse que la Universidad es un lugar de crimen permanente e impune”. Estamos en el año 2011 y no me parece que, desde entonces, la situación haya cambiado de forma apreciable.


lunes, 20 de junio de 2011

Proteger la huerta de Murcia

Una vez terminado el curso es hora de hacer labor de reflexión por parte de la comunidad académica para ver qué ha salido mal y cómo mejorar. También es el momento de recoger los últimos trabajos del cuatrimestre, valorarlos, calificarlos, ver la evolución de los alumnos, sus posibilidades futuras y realizar una buena cantidad de rutinas burocráticas que cada vez absorben más tiempo y energía al profesorado. Todos los lectores del blog ya saben que cuando termino el cuatrimestre me gusta dedicar un artículo a alguno de los trabajos de las materias que he impartido. Este curso lo haré con la asignatura “La protección del patrimonio urbano y el medio natural” correspondiente al Máster de Planeamiento Urbano y Territorial del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Debo de reconocer que he tenido la suerte de contar con un grupo de alumnos excelente y aunque algunos han decidido presentarse a la convocatoria de Julio y, por tanto, todavía no tengo todos los trabajos, entre los ya presentados he elegido uno que se adapta bastante bien al formato del blog. A pesar de todo es complicado conseguir que un trabajo de investigación pueda convertirse en un articulo de este tipo sin perder nada en la transformación si se pretende una cierta agilidad de lectura. Pero ya he explicado anteriormente que mi objetivo con el blog no es hacer un tweet, sino más bien un espacio para la reflexión y el reposo. Siento defraudar a los que les parezca una pesadez leer tanto texto (más de 3.500 palabras) sin eslóganes ni titulares impactantes pero estos artículos tienen una finalidad concreta que es complementar la actividad académica con reflexiones que, muchas veces, se salen del marco del aula y de los programas oficiales.

Madrid, Escuela de Arquitectura (rralluca)

domingo, 5 de junio de 2011

Agendas 21 locales, ilusiones defraudadas

Como podrá observar el lector al terminar de leerlo (si es que acaba), este articulo me ha quedado muy largo. Lo cierto es que lo he pensado como complemento de la clase sobre Agendas 21 desde una perspectiva crítica que imparto desde hace unos cuantos años en el Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática en la ETSAM y de ahí su longitud. Lo he titulado "Agendas 21" locales pero, en realidad lo he hecho así para darle más visibilidad ya que es de esta forma como suele denominarse al "Programa 21" aprobado el 14 de junio de 1992 en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro. Como tantas otras veces, se ha institucionalizado el término inglés y desplazado lo que debería ser su nombre español. De cualquier forma casi nadie se refiere a este documento como "Programa" sino como "Agenda" y éste va a ser el nombre que utilice a partir de ahora. Este plan de acción fue aprobado en su momento por más de 170 países y señalaba la importante responsabilidad de las ciudades como agentes del cambio. Asimismo se invitaba a todas las comunidades locales a crear sus propios planes y acciones específicos para cada localidad, basándose en las directrices generales de la Agenda 21.

Programa 21 de Río 1992 y Cumbre de Johannesburgo 2002

domingo, 15 de mayo de 2011

Riesgos naturales y planeamiento

A lo largo de los artículos que he ido publicando estos años he comentado muchas veces la necesidad de distinguir entre sostenibilidad local y global. Pues bien, los llamados riesgos naturales solemos relacionarlos con consideraciones locales. Normalmente cuando nos referimos a cuestiones como el cambio climático o la disminución de la capa de ozono que implican cambios que afectan a una parte muy importante del planeta no solemos calificarlos como riesgos naturales en sí mismos. Hablamos de riesgos naturales al referirnos a la actividad sísmica, corrimientos de tierra, inundaciones, erupciones volcánicas, huracanes o, incluso, a veces a los incendios forestales. También a los efectos sobre áreas concretas del territorio de las cuestiones más globales como el cambio climático. Y, además, el tema de los riesgos va íntimamente asociado al de catástrofes. Pero hoy no quería escribir sobre cuestiones terminológicas sino sobre el estupor que siento cuando leo frases como “cinco centrales nucleares de las 65 operativas en Estados Unidos están construidas en zonas de alta actividad sísmica”. Y el que por ejemplo, millones de personas estén viviendo encima de una bomba de tiempo, sobre la falla de San Andrés en California, no deja de ser sorprendente.

Enfriamiento de la central de Fukushima, Japón (Telesurtv)

jueves, 28 de abril de 2011

Edmund Bacon, el segundo hombre

Hace ya tiempo que no escribo sobre algún libro de los “clásicos”. De esos que todo arquitecto o urbanista debe haber leído alguna vez. Hoy me voy a referir a uno de ellos: Design of Cities de Edmund N. Bacon. No soy muy partidario de recomendar lecturas de las que no haya traducción al español, pero en este caso voy a hacer una excepción porque aunque no he sido capaz de confirmar, a día de hoy, esta posibilidad, el libro merece el esfuerzo de intentar leerlo aunque se sepa poco inglés. La edición que tengo (la revisada de 1975) es, sencillamente, fantástica. No sólo por los textos sino también por las fotografías y dibujos que los completan. Sin embargo, en el artículo de hoy sólo me voy a referir a unas pocas páginas incluidas en el capítulo dedicado al Renacimiento y que titula “Principio del segundo hombre”. En estas tres páginas (de la 108 a la 110 en la edición indicada) y apenas cinco párrafos, ya que lo demás son dibujos, expone uno de los problemas éticos y técnicos más complejos con los que se han de enfrentar el arquitecto: como relacionar su obra arquitectónica con los espacios y edificios ya construidos anteriormente. Por supuesto que no existe ninguna receta para resolverlo pero, por lo menos, ayuda a plantear las preguntas adecuadas. A pesar de que estas páginas tuvieron, en su momento (años ochenta y noventa) una gran difusión, parece que hoy están algo olvidadas. Pero el dilema planteado es intemporal porque atañe a la propia construcción de la ciudad.

Izquierda, portada del libro Design of Cities (ed. 1975)
Derecha, portada del Times con su retrato (número dedicado
a la
renovación de Filadelfia, Nov. 6, 1964)

jueves, 14 de abril de 2011

Pueblos en transición

Estos últimos días he oído hasta seis veces (que recuerde) la expresión ciudades resilientes. Tal proliferación no puede ser debida a la casualidad. Por otra parte, uno de mis alumnos se ha interesado por el término permacultura (¡!). Además resulta que me ha llegado (ignoro a través de quién) la convocatoria para unas jornadas en Vitoria-Gasteiz a celebrar en este mes de abril tituladas Jornadas decrecimiento y ciudades en transición. Y para rematarlo todo he tenido que explicar en la asignatura de Introducción al Urbanismo la ciudad medieval. Entonces he pensado que quizás el destino me estaba pidiendo que contara algo sobre las “Transition Towns”. En ocasiones anteriores en que me ha asaltado esta tentación me he resistido a hacerlo porque no sabía como conciliar mi postura ante estos Pueblos en Transición (francamente visceral) con un mínimo de racionalidad. Pero creo que, después de la clase de esta mañana estoy en condiciones de ver el tema con mayor frialdad, incluso con simpatía. Así que me voy a poner a ello. Cada vez tengo más claro que vamos a tener que considerar los años setenta del pasado siglo XX como el momento en el que se confirmaron blanco sobre negro algunas ideas de décadas anteriores y se pusieron en marcha iniciativas que, con el paso de los años, se están revelando como el auténtico semillero de las ideas actuales. Además se intuía que algo estaba a punto de cambiar. Algo importante que, todavía hoy, no estamos en condiciones de valorar con suficiente claridad. De estos años es el informe Meadows, las primeras crisis del petróleo, se termina una de las guerras más atípicas producidas en la historia de la humanidad (la guerra del Vietnam), se empieza a deshacer el bloque comunista y los fundamentalistas musulmanes toman el control de Irán.

Imagen de “Permaculture: A Designers’ Manual”
Fragmento de la portada, ilustración de Andrew Jeeves


martes, 29 de marzo de 2011

Tesis doctorales

El artículo de hoy va a ser un poco distinto a los últimos. Veréis que ha desaparecido la sección de materiales que he utilizado en la redacción del texto e, incluso, otros artículos del blog relacionados. Es que los materiales no están todavía al alcance de todos y tampoco hay artículos del blog relacionados. Ello es debido a que la columna de hoy es más personal. Después de escribir sobre temas tan duros como “La ciudad orgánica” o “La naturaleza en la ciudad” me apetecía hacer algo más cercano y hablar de algunas personas con nombres y apellidos con las que he compartido muchas horas. En lo que va de año tres de mis doctorandos han alcanzado el título de doctor. Siempre he dicho que la lectura de una tesis doctoral es la mayor fiesta académica que se puede dar en nuestro sistema de enseñanza. Eso quiere decir que llevo un año bastante festivo. Quería contaros algo de las tres. Pero no con la misma extensión porque unas son más adecuadas que otras para lo que se supone que es este blog. Además, tarde o temprano las tres se publicarán en Cuadernos de Investigación Urbanística y se podrá leer un resumen muy amplio de las mismas. E incluso, si los autores quieren, podrán ponerlas de forma gratuita en la red a disposición de todos. Para aquellos que estéis luchando con la vuestra querría animarlos un poco para que sepáis que, por lo menos, no estáis solos y que vuestro caso no es una anomalía sino que es un caso compartido. Aunque parezca increíble una tesis llega a leerse en algún momento. Veamos, cuando uno empieza parece que aquello es un trabajo normal. Con ayuda del director se hace un proyecto que incluye unos tiempos, unos objetivos a conseguir y una metodología. Luego la comisión correspondiente lo aprueba. Hasta aquí todo lógico y asumible. Uno empieza con mucha ilusión pero, a la vez, tiene que trabajar, ocuparse de la familia, ganar dinero (a veces es independiente del trabajar) e, incluso si queda tiempo, divertirse.

Los jóvenes de hoy no se imaginan el infierno de escribir una tesis
con una máquina de carro. Fragmento de mi propia tesis.